San Martín de Tours fue un soldado que renunció al ejército para servir a Dios: San Martín es patrono de los soldados y de la Guardia Suiza del Vaticano
San Martín de Tours: Patrono de la Guardia Suiza del Vaticano.
San Martín de Tours fue obispo de Tours, cuyo santuario en Francia se convirtió en un famoso punto de parada para los peregrinos que realizan el camino a Santiago de Compostela en España. San Martín es uno de los santos cristianos que es muy reconocido por los fieles, a veces venerado como un santo militar. Es considerado un puente espiritual en toda Europa. Es el Santo patrono de los soldados, tejedores y fabricantes textiles. Patrono de Francia, de Hungría y de las ciudades de Utrecht en Holanda, Buenos Aires, Argentina y la Colonia Tovar en Venezuela.
Fiesta: 11 de noviembre
Martirologio romano: Memoria de San Martín, obispo, en el día de su sepultura. Nacido en Panonia de padres gentiles, siendo soldado en las Galias y aun catecúmeno, cubrió con su manto a Cristo en la persona de un pobre, y luego, recibido el bautismo, dejó las armas e hizo vida monástica en un cenobio fundado por él mismo en Ligugé, bajo la dirección de san Hilario de Poitiers. Después, ordenado sacerdote y elegido obispo de Tours, teniendo ante sus ojos el ejemplo del buen pastor, fundó en distintos pueblos otros monasterios y parroquias, adoctrinó y reconcilió al clero y evangelizó a los campesinos, hasta que fue al encuentro del Señor en Candes (397).
Biografía de San Martín de Tours.
San Martín de Tours, nació en Hungría hace casi 1700 años, allá por el año 316. Recibió su educación en Pavía, Italia, y aunque se sentía inclinado por la Religión, su padre, que era tribuno militar, lo hizo entrar en la guardia imperial romana a la edad de 15 años, en la que sirvió a caballo, primero en Italia y luego en Galia (hoy Francia); de allí le vino el apodo de "Caballero".
El llamado y la visión mística.
Cuando contaba con 21 años, un frío día de invierno entra la tropa romana a la ciudad de Amiens, Francia, y San Martín de Tours encuentra cerca de la puerta de la ciudad a un mendigo tiritando de frío, a quien da la mitad de su capa, pues la otra mitad pertenece al ejército romano.
En la noche siguiente, Cristo se le aparece a San Martín de Tours vestido con la media capa para agradecerle su gesto, diciéndole: "Hoy me cubriste con tu manto".
San Martín de Tours decidió entonces dejar el ejército romano y servir a Dios, lo cual no pudo hacer de inmediato, al negarle su licencia de retiro el emperador, el César Juliano.
Cuando las legiones romanas se alistaban para entrar en combate contra los invasores bárbaros, Juliano pasaba delante de las legiones alineadas en perfecto orden, dando un incentivo económico a cada soldado. Aproximándose a Juliano, San Martín de Tours le dijo: "Hasta ahora, César, he luchado por ti; permite que ahora luche por Dios. El que tenga intención de continuar siendo soldado que acepte tu donativo; yo soy soldado de Cristo, no me es lícito seguir en el ejército".
Juliano no permitiría entre sus tropas ni la deserción ni la disensión. Lo podría mandar a ejecutar, pero Martín era apreciado por los soldados y hacerlo, bajaría la moral y ocasionaría descontento en la tropa en la víspera de la batalla, por lo que prefirió desacreditar a Martín diciéndole con voz potente: "Los bárbaros nos atacarán mañana y hemos de responder con contundencia, la seguridad del Imperio peligra. Tu actitud, querido Martín, parece que está más motivada por el miedo que por tus convicciones religiosas. Dices ser cristiano, es decir, cobarde. Tienes miedo de enfrentarte al enemigo".
Lleno del Espíritu de Dios, San Martín de Tours respondió: "Mañana, al amanecer, cuando sitúes tus legiones en orden de combate, déjame en primera línea, sin armas, sin escudo y sin casco, y me internaré tranquilo en las filas enemigas. Así te probaré mi valor y mi fidelidad y te demostraré que el miedo que tengo no es a morir, sino a derramar la sangre de otros hombres".
Así se acordó. Increíblemente, por la mañana, los bárbaros pidieron la paz y se rindieron. Las crónicas oficiales anotaron que los bárbaros no se atrevieron a enfrentarse a la pericia militar de Juliano. Pero algunos legionarios afirmaron que lo que realmente les espantó fue el haber sabido, gracias a sus espías, que los romanos estaban tan seguros de la victoria que había soldados que acudirían al combate sin armas. Juliano no tuvo más remedio que permitirle a San Martín de Tours dejar la vida militar.
Vida religiosa de San Martín de Tours.
Inmediatamente después, San Martín de Tours se bautiza y se une a los discípulos de San Hilario en la ciudad de Poitiers. Al cabo de unos años se retiró a una pequeña isla cerca de Génova, llevando una vida de silencio, oración, estudio de las Sagradas Escrituras, meditación y austeridad, como ermitaño.
Pero San Hilario le pidió que regresara a Poitiers y allí San Martín de Tours fundó el primer monasterio que hubo en Francia, en la localidad de Ligugé. Los habitantes de los alrededores consiguieron, por sus oraciones y bendiciones, muchas curaciones y prodigios. Cuando después le preguntaban qué profesiones había ejercido, respondía: "Fui soldado por obligación y por deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma".
San Martín de Tours, el obispo.
Un día, San Martín fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo obispo.
Apenas estuvo en la catedral, toda la multitud lo aclamó como obispo, pero San Martín de Tours, por humildad, se escapó y se ocultó en un escondrijo, pero fue delatado por el ruido de un ganso que no paraba de dar graznidos. Allí lo encontraron y por más que él se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar.
Por esta razón, en algunas estampas representan a un ganso al lado de San Martín de Tours. Así, en el año 370 es consagrado obispo de Tours (Francia).
Uno de sus primeros actos fue fundar otro monasterio, el de Marmoutiers, que rápidamente contó con 80 monjes. Durante su ministerio en Tours, San Martín luchó contra el paganismo, la adoración a falsos ídolos y contribuyó especialmente en la divulgación de la fe cristiana, aunque esto no siempre le fue fácil.
San Martín de Tours recorrió todo el territorio de su diócesis, dejando en cada pueblo un sacerdote. Él fue fundador de las parroquias rurales en Francia. Dice San Sulpicio, su biógrafo y discípulo, que la gente se admiraba al ver a Martín siempre de buen genio, alegre y amable. Que en su trato empleaba la más exquisita bondad con todos.
En los 27 años que fue obispo, San Martín de Tours se ganó el cariño de todo su pueblo, y su caridad era inagotable con los necesitados. Los únicos que no lo querían eran ciertos tipos que querían seguir viviendo con sus vicios, pero el santo no los dejaba de exhortar cada día para que volvieran sus corazones a Dios.
De uno de ellos, que inventaba toda clase de cuentos contra San Martín de Tours, porque este le criticaba sus malas costumbres, dijo el santo cuando le aconsejaron que lo debía hacer castigar: "Si Cristo soportó a Judas, ¿por qué yo no he de soportar a este que me traiciona?".
Con varios empleados oficiales, San Martín tuvo fuertes discusiones, porque torturaban a los prisioneros para que declararan sus delitos. Nuestro santo se oponía totalmente a esto, y aunque por ello se ganó la enemistad de altos funcionarios, él no permitía la tortura.
Muerte de San Martín de Tours.
El humilde siervo y obispo San Martín de Tours supo por revelación cuándo le iba a llegar la hora de la muerte, y comunicó la noticia a sus numerosos discípulos. Estos se reunieron junto a su lecho de enfermo y le suplicaban llorando: "¿Te alejas, padre de nosotros, y nos dejas huérfanos, solos y desamparados?". En respuesta, San Martín de Tours mira hacia el cielo y ora lo siguiente: "Señor, si en algo puedo ser útil todavía, no rehúso ni rechazo cualquier trabajo y ocupación que me quieras mandar".
Pero Dios decidió que ya había trabajado y sufrido bastante y se lo llevó a que recibiera en el cielo el premio por sus grandes labores en la tierra. Falleció en Candes, Francia, en el año 397, a la edad de 81.
El medio manto de San Martín de Tours (el que cortó con la espada para dar al pobre) fue guardado en una urna y se le construyó un pequeño santuario para guardar esa reliquia.
Como en latín para decir "medio manto" se dice "capilla", la gente decía: "Vamos a orar donde está la capilla". Y de ahí viene el nombre de Capilla, que se da a los pequeños salones que se hacen para orar.
Oración a San Martín de Tours
Glorioso soldado Romano, que fuiste de Dios conferido a cumplir el don de la caridad. Por las pruebas más grandes a que fuiste sometido por el Señor, yo te pido de todo corazón que combatas la miseria de mi casa, que la caridad de tu Alma me siga por dondequiera que vaya, y me consigas la bendición del Señor en todos mis negocios. ¡Oh! San Martín de Tours, Caballero, del Señor fiel Misionero, líbrame de todo mal. Para que nunca me falte Salud, Trabajo y Sustento. Oh Dios, que conoces que por nuestras fuerzas no podemos subsistir; concédenos benigno que, por la intercesión de tu confesor y pontífice san Martín, seamos fortalecidos contra todos los males que nos cercan. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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