A San Leonardo de Noblac se le acreditan numerosos milagros relacionados con la liberación de los prisioneros y sobre mujeres embarazadas a punto de dar a luz
San Leonardo: Patrono de las Embarazadas a punto de Dar a Luz.
San Leonardo de Limoges, o Leonardo de Noblac, fue un Ermitaño-Abad, convertido al cristianismo por San Remigio. Perteneciente a la nobleza, lo dejó todo por su fe y vivió como ermitaño en donde consiguió un gran número de seguidores. San Leonardo es el santo patrono de las embarazadas a punto de dar a luz y también de los prisioneros.
Fiesta: 6 de noviembre.
Martirologio romano: En la ciudad cerca de Limoges, Noblac, en Francia, pueblo que lleva su nombre, San Leonardo consiguió la liberación de varios presos para luego convertirse en un ermitaño.
Biografía de San Leonardo de Limoges.
San Leonardo de Noblac o Leonardo de Limoges (fallecido en 559), fue un noble francés perteneciente a la corte de Clovis, del primer rey de Francia. Se convirtió al cristianismo junto con el rey por San Remigio, obispo de Reims.
En un encuentro con su Rey, San Leonardo le pidió a este que le concediera un poder para realizar la liberación de todos los presos que encontrara en su viaje junto al arzobispo de Reims.
Luego de que San Leonardo consiguió la liberación de muchos presos, entró en un monasterio en Micy cerca de Orléans, bajo la dirección de Saint Mesmin y San Lie. Luego, se convirtió en un ermitaño y llegó a vivir en el bosque de Limoges, donde atrajo a un número de seguidores.
San Leonardo: patrono de las embarazadas.
San Leonardo de Noblac se destacó por su gran santidad, incluso más allá de su nobleza. Cuando él se dirigía a Limoges, en Lemosín, en el bosque de Pavum, San Leonardo, aparentemente encontró y rescató a la Reina, quien estaba embarazada y estaba entrando en las labores de parto.
Las oraciones de San Leonardo ayudaron a la reina a superar el dolor y dio a luz a su hijo sin ningún tipo de complicaciones mayores. Ella lo recompensó con tierras reales en Noblac, cerca de Limoges, donde fundó la Abadía de Noblac, alrededor de la cual un pueblo creció, y que fue llamado, en su honor, como "Saint-Léonard-de-Noblat".
Los prisioneros y San Leonardo.
Según nos narra la tradición, los prisioneros cristianos que con fe invocaban a San Leonardo desde sus celdas veían cómo se rompían sus cadenas ante sus ojos. Muchos se acercaron a él después, trayendo sus pesadas cadenas y hierros para ofrecerlos en homenaje. Un número considerable permaneció con él, y a menudo les dio parte de su vasto bosque para limpiar y preparar los trabajos del campo, para que tuvieran los medios para vivir una vida honesta.
Culto y veneración a San Leonardo.
En el siglo XI su culto se extendió rápidamente. Un líder carismático llamado Bohemundo, quien pertenecía a la Primera Cruzada, visitó la Abadía de Noblac, donde hizo una ofrenda en agradecimiento por haber sido liberado de su prisión.
El ejemplo de Bohemundo inspiró a otras personas y llegaron muchas ofrendas a esta Abadía, permitiendo a la iglesia románica, haber construido su visible campanario histórico
El Culto a San Leonardo se propagó a través de toda Europa occidental: en Inglaterra, con sus conexiones culturales con la región, no menos de 177 iglesias se dedican a él. Varias iglesias alemanas están dedicadas al santo, incluyendo la de San Leonhard, Frankfurt. En Italia se dedican al santo casi 225 lugares, distribuidos equitativamente en el norte, así como en el sur, donde el santuario fue introducido por los normandos.
San Leonardo es venerado en Holanda, España, Italia, Suiza, Alemania, especialmente en Baviera, y también en Bohemia, Polonia y otros países. Son miles los peregrinos que acuden constantemente al Santuario de Saint-Leonard de Noblac.
Este humilde siervo de Dios, San Leonardo de Noblac, se convirtió en uno de los santos más venerados de la Edad Media. Se le acredita, bajo su intercesión, numerosos milagros relacionados con la liberación de los presos, las mujeres en embarazadas a punto de dar a luz y contra las enfermedades del ganado.
Oración a San Leonardo de Noblac.
Oh Dios Todopoderoso, que nos has llamado a la fe, en tu amor y en la esperanza, y nos has rodeado de una gran nube de testigos; concédenos que, animados por los buenos ejemplos de tus santos, y especialmente de tu siervo San Leonardo, perseveremos en la carrera que se nos presenta, hasta que al final. Que por tu misericordia, alcancemos con ellos tu eterno gozo a través de ÉL, que es el autor y el que termina nuestra fe, tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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