Santa Bibiana es patrona de los que sufren epilepsia: La Iglesia conserva debajo del altar mayor las reliquias de Santa Bibiana, su madre y su hermana
Santa Bibiana: Patrona de los que sufren de crisis nerviosas.
Santa Bibiana, fue la hija de una familia perteneciente a la nobleza romana que padecieron el martirio en tiempos de Juliano el Apóstata. Le confiscaron todos sus bienes y la aprisionaron junto a su hermana Flavia, ya que ninguna de las dos quiso renunciar a su fe cristiana y a su castidad. En medio de torturas y castigos entregaron sus vidas. Santa Bibiana es la santa patrona contra la epilepsia, la locura, los dolores de cabeza y males nerviosos en general.
Fiesta: 2 de diciembre.
Martirologio romano: En Roma, santa Bibiana, mártir, a quien el papa san Simplicio dedicó una basílica en el Esquilino (s. inc.). Hija de San Flaviano Y de Santa Dafrosa, mártir, y hermana de Santa Demetria, también mártir. La Iglesia, conserva debajo del altar mayor las reliquias de Santa Bibiana, su madre Dafrosa y su hermana Demetria.
Biografía de Santa Bibiana.
El artista Bernini representa a Santa Bibiana con los instrumentos del martirio de aquella época que le dieron la Vida: la columna donde fue flagelada, los azotes, la corona del martirio y la sonrisa en su cara.
Pero todo ello, con ser verdadero, es cosa común y aplicable a la mayor parte de los mártires cristianos en la Roma pagana, por lo que es decir, mucho y, al mismo tiempo, nada acerca de un personaje concreto.
Según el relato de la pasión, Juliano el Apóstata (361-363) llegó a hacer durante su reinado hasta siete mil mártires. Envuelto a la religión pagana, empezó a perseguir con saña a todos los cristianos. Entre otros a Flaviano, prefecto de la ciudad, que con su mujer
Dafrosa y sus hijas Demetria y Santa Bibiana enterraban por la noche los cuerpos de los mártires. Por esta causa y por haber revelado el enterramiento clandestino en su propia casa de dos mártires, San Juan y San Pablo.
Juliano confiscó a Flaviano todos sus bienes y le desterró, muriendo fuera de Roma. Dafrosa muere también después de varios incidentes, siendo enterrada por el presbítero Juan en su propia casa que se encontraba cerca de la de San Juan y San Pablo. Sus dos hijas fueron llevadas a la presencia de Juliano. Demetria muere de miedo, y es enterrada junto a su madre por Santa Bibiana, a la cual el emperador confía a una mujer perversa, llamada Rufina, para que la corrompa.
Con halagos o con malos tratos pretende hacerla apostatar y que contraiga matrimonio; pero viendo lo inútil de sus esfuerzos, da cuenta de ello a Juliano, quien condena a Santa Bibiana al suplicio de los azotes, hasta que exhala el último suspiro.
El cuerpo de Santa Bibiana quedó abandonado en el forum Tauri o mercado del Toro, sin que permitiera Dios que sufriera agravio en los dos días que pasaron, hasta que el presbítero Juan consiguió enterrarla de noche junto a su madre y hermana. Una mujer llamada Olimpina edifica una iglesia para honrar la memoria de las tres mártires. Olimpina, que da nombre a la basílica, vive allí hasta los tiempos del papa Siricio (384-399).
Reflexión sobre Santa Bibiana.
Así como Santa Bibiana, que buscó toda su felicidad y alegría en Dios, del mismo modo, todos los cristianos debemos de tener este ideal y no las cosas del mundo. Buscar a Dios sobre todas las cosas debe ser nuestro propósito diario, desde que comienza el día hasta que anochece. Santa Bibiana supo esto desde el primer momento y su meta fue la de alcanzar el perfecto derramamiento de la gracia y el amor de Dios, aun a costa de su propia vida. Ella buscó cumplir perfectamente la voluntad del Padre y esta también debería ser nuestra meta. Para ellos, debemos desprendernos de todos esos apegos que nos impiden amar en libertad a Dios de una forma perfecta.
De esta manera, como Santa Bibiana, estamos llamados a buscar nuestra unión perfecta con Dios. Recurramos a la oración perseverante, a la meditación espiritual y a todos los Sacramentos que tenemos a nuestra disposición. Entreguemos nuestra vida con confianza en las manos de Dios y como Santa Bibiana, vivamos el verdadero desprendimiento del corazón, ofrenda es ricamente recompensada por las más abundantes gracias y comodidades espirituales en el Reino de Dios.
Oración a Santa Bibiana.
Señor Dios, Tú, que eres el que nos dispensas todos los bienes, hiciste reunir en tu delicada sierva Santa Bibiana la belleza de la virginidad envuelta en la corona gloriosa del martirio, dígnate, por su intercesión, purificar nuestros corazones y unirlos al tuyo con lazos de amor fraterno, a fin de que, libres de todo peligro, obtengamos las recompensas que nos tienes preparadas en el Cielo para todos los que te aman. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor Amén.
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