Este actor se paseó por el planeta buscando llenar aquel vacío espiritual, hasta que Barrabás lo puso en su lugar: Cómo la mirada de Jesús transformó a Barrabás
La mirada de Jesús convirtió a quien fue Barrabás en La Pasión de Cristo.
Pedro Sarubbi, el actor que dio vida a Barrabás en la afamada película, La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, era aquel actor que buscó el Sentido de la vida más allá de los escenarios ¡Y Dios tenía una gran sorpresa para él!
Pedro Sarubbi fue un hombre de espíritu inquieto y apasionado, que nunca le tuvo miedo a los grandes desafíos, ni dentro ni fuera de la actuación. Desde joven, su vida fue una búsqueda constante de propósito y significado.
A los 16 años, Pedro Sarubbi huyó de casa para unirse a una compañía circense, dando inicio a un viaje lleno de aventuras y descubrimientos. Como él mismo cuenta, lo hacía con la esperanza de que "en algún lugar podría llenar aquel vacío espiritual" que lo atormentaba desde la adolescencia.
Su búsqueda lo llevó a lugares tan diversos como el Monasterio Shaolin en Henan, China, donde intentó formarse en artes marciales, y al Tíbet, donde vivió en completo silencio durante seis meses para alcanzar la tan anhelada iluminación budista. Sin embargo, ni el entrenamiento físico ni el voto de silencio lograron disipar su angustia. Más tarde, probó con la meditación en la India y, al borde del agotamiento físico y emocional, se aventuró en la selva amazónica, donde no solo aprendió portugués, sino que también profundizó en la conexión con la naturaleza. Pero incluso allí, el vacío existencial seguía intacto.
En paralelo a esta búsqueda espiritual, Pedro continuaba desarrollando su carrera actoral. Desde los 18 años había trabajado en teatro, comerciales y cine independiente italiano, destacándose principalmente en roles cómicos. Pero, a pesar de su éxito, siempre sintió una frustración latente.
"Me veía a mí mismo como un tigre de Bengala encerrado en una jaula de circo, preparado para el espectáculo, pero lejos de su verdadera esencia", confesó en una entrevista.
Aunque Hollywood le dio un pequeño respiro con su papel en La mandolina del Capitán Corelli (2001), aquel "minuto de gloria" que esperaba no llegó. Su vacío persistía, como una sombra que ninguna actuación o aplauso podía disipar.
"El vacío que sentimos muchas veces no lo llena el éxito, los viajes ni las experiencias; solo un encuentro auténtico con nuestro propósito puede hacerlo"
Atrapado por el papel de Barrabás.
Meses después de participar en La Mandolina del Capitán Corelli, Pedro Sarubbi recibió una llamada que cambiaría su vida para siempre.
"Un día sonó el teléfono con la oferta para colaborar en una película de Mel Gibson. Siempre había interpretado papeles oscuros, así que pensé que sería otra película de acción", confesó.
Sin embargo, el proyecto resultó ser mucho más profundo de lo que imaginaba: narraría la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. La noticia lo dejó perplejo.
"Nunca imaginé que yo podría actuar en una película sobre la pasión de Cristo, porque en ese entonces estaba muy lejos de la Iglesia", recordó con honestidad.
Cuando supo del papel, Pedro deseaba interpretar al apóstol Pedro, un personaje más relevante y con mejores condiciones económicas por día trabajado. Su decepción fue evidente cuando Mel Gibson le reveló que lo quería para encarnar a Barrabás, un papel más breve y oscuro.
"Argumenté que yo era una persona famosa y no me podían dar un papel tan pequeño", admitió.
Sin embargo, aceptar este rol sería crucial, no solo para su carrera, sino también para su vida espiritual. Durante una conversación previa al rodaje, Mel Gibson le compartió una visión más profunda del personaje:
"Barrabás no era simplemente un bandido, pertenecía a la casta de los Zelotes. Estuvo preso por años, fue torturado, llevado al límite, y se convirtió en una bestia que no tiene más palabras. Él se expresa con la mirada".
Continuando, Mel Gibson añadió una reflexión que dejó una huella imborrable en Sarubbi:
"Te elegí porque, después de investigar, vi en ti esa dualidad: la mirada salvaje de un animal y, al mismo tiempo, el refugio de un hombre bueno en el fondo de su corazón".
Estas palabras resonaron profundamente en el actor, dándole no solo una nueva perspectiva sobre su papel, sino también sobre sí mismo.
"El verdadero arte actoral no está en las palabras, sino en lo que transmite el alma a través de una mirada".
La mirada de Jesús.
En el set de La Pasión de Cristo, Pedro Sarubbi vivió uno de los momentos más impactantes de su vida. Minutos antes de rodar la escena en la que el pueblo elegía liberar a Barrabás y condenar a Jesús, el actor quedó absorto mientras observaba a su colega Jim Caviezel, quien interpretaba al Mesías. Lo que comenzó como un acto de contemplación se convirtió en una experiencia trascendental.
Cuando la escena avanzó, Sarubbi dejó de actuar. Por unos instantes, Pedro y Barrabás fueron uno solo. Los gritos de la multitud resonaban con intensidad, y al bajar los peldaños como un hombre liberado, su mirada se cruzó con los ojos de Jesús. Lo que sintió en ese momento lo marcó para siempre.
"Fue un gran impacto. Sentí como si hubiera una corriente eléctrica entre nosotros. Veía al propio Jesús", confesó Sarubbi.
Aquel encuentro no solo transformó la escena, sino también su vida.
"La paz que por años había buscado en decenas de viajes finalmente visitó mi alma. Al mirarme, sus ojos no tenían odio ni resentimiento, solo misericordia y amor", recordó Sarubbi.
Este momento de conversión fulminante lo llevó a escribir su libro Da Barabba a Gesù ? Convertito da uno sguardo (De Barrabás a Jesús, convertido por una mirada), donde narra cómo este papel cambió su vida para siempre. En el libro, Sarubbi reflexiona sobre la figura de Barrabás, aquel personaje que inicialmente había rechazado interpretar.
"Barrabás es el hombre que Jesús salvó de ser crucificado. Él representa a toda la humanidad", concluyó.
Desde ese día, Pedro Sarubbi abraza el don de la fe en todos los aspectos de su vida, encontrando en el personaje que una vez resistió interpretar, el símbolo de la redención universal y el inicio de una nueva etapa espiritual.
"La mirada de Jesús no juzga, solo ama, y en ese amor transforma hasta el corazón más endurecido"
La breve, pero intensa experiencia de interpretar a Barrabás en La Pasión de Cristo marcó el fin de una etapa en su vida y el comienzo de otra mucho más trascendental. Fue en ese rodaje donde Pedro Sarubbi comenzó a encontrar respuestas a aquel vacío existencial que lo había acompañado por años.
Con esta historia de búsqueda y autodescubrimiento, Pedro Sarubbi se convierte en un ejemplo de transformación, y de cómo, ni los mayores éxitos en el cine ni las experiencias más exóticas, pueden sustituir la verdadera paz espiritual que Cristo ofrece y el sentido profundo que todos anhelamos encontrar.