Santa Lucía de Siracusa, mártir, es invocada por muchos siglos para pedir a Dios por la sanación de las enfermedades de la vista o problemas de visión
Santa Lucía, Protectora contra las enfermedades de la vista.
Santa Lucía de Siracusa fue una joven virgen y mártir cristiana que murió durante la cruel persecución a los cristianos iniciada por el emperador Diocleciano. Santa Lucía es una de las ocho mujeres que, junto con la Santísima Virgen María, son conmemoradas por su nombre en el Canon de la Misa. Santa Lucía es la protectora contra enfermedades de la vista o personas que tienen problemas de visión. Se le representa en el arte sujetando una bandeja con dos ojos, porque antiguas tradiciones narraban que a ella le habían sacado los ojos por proclamar su fe en Jesucristo.
Fiesta: 13 de diciembre.
Martirologio romano: Memoria de santa Lucía, virgen y mártir, la cual, mientras vivió, conservó encendida la lámpara esperando al Esposo, y llevada al martirio en Siracusa, en Sicilia, mereció entrar con él a las bodas y poseer la luz indefectible (303/304).
Biografía de Santa Lucía.
Santa Lucía nació y murió en Siracusa (ciudad de Italia), en la cual se ha encontrado una lápida del año 380 que dice: "N. N. Murió el día de la fiesta de Santa Lucía, para la cual no hay elogios que sean suficientes".
En Roma ya en el siglo VI era muy honrada y el Papa San Gregorio le puso el nombre de esta santa a dos conventos femeninos que él fundó (en el año 590).
El camino de vida de Santa Lucía.
Cuenta a tradición que cuando Santa Lucía era apenas niña le hizo a Dios el voto o juramento de permanecer siempre virgen y pura para honrarle y glorificarle de la mejor manera, pero cuando ella llegó a la juventud, su madre (quien era viuda) quiso casarla con un joven pagano perteneciente la nobleza.
Por aquellos días la mamá enfermó gravemente y Santa Lucía le dijo: "Vamos en peregrinación a la tumba de la mártir, Santa Águeda. Y si la santa le obtiene la curación, me concederás el permiso para no casarme".
La madre aceptó la propuesta. Fueron a la tumba de la santa y la curación se produjo instantáneamente. Desde ese día Santa Lucía obtuvo el permiso de no casarse, y el dinero que tenía ahorrado para el matrimonio lo gastó en ayudar a los pobres.
Martirio de Santa Lucía.
El joven, que se iba a casar con Santa Lucía, dispuso como venganza acusarla ante el gobernador de que ella era cristiana, lo cual estaba totalmente prohibido en esos tiempos de persecución. Y Lucía fue llamada a juicio.
El juez se dedicó a hacerle indagatorias y trataba de convencerla para que dejara de ser cristiana. Santa Lucía le respondió: "Es inútil que insista. Jamás podrá apartarme del amor de mi Señor Jesucristo".
El juez le preguntó: "¿Y si la sometemos a torturas, será capaz de resistir?". Pero Santa Lucía le respondió: "Sí, porque los que creemos en Cristo y tratamos de llevar una vida pura, tenemos al Espíritu Santo que vive en nosotros y nos da fuerza, inteligencia y valor".
El juez la amenazó con hacerla llevar a una casa de prostitución para ser irrespetada, al o que Santa lucía le respondió: "Aunque el cuerpo sea irrespetado, el alma no se mancha si no acepta ni consiente el mal".
Santo Tomás de Aquino, el gran sabio, admiraba mucho esta respuesta de Santa Lucía. Trataron de llevarla a una casa de maldad, pero ella se quedó inmóvil en el sitio donde estaba y entre varios hombres no fueron capaces de moverla de allí, la atormentaron, y de un golpe por la espalda le cortaron la cabeza.
Mientras los malévolos hombre atormentaban a Santa Lucía, ella animaba a los presentes a permanecer fieles a la religión de Jesucristo hasta la muerte. Por siglos, Santa Lucía ha sido muy invocada para curarse de enfermedades en los ojos. Santa Lucía, ruega por todos nosotros y por todos aquellos que sufren problemas de la vista. Amén.
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