Nuestra Señora del Carmen del Escapulario: Patrona de los Carmelitas

La Virgen del Carmen, conocida también como Nuestra Señora del Carmen, o Nuestra Señora del Monte Carmelo, nuestra Señora del Escapulario, es el título dado a la Santísima Virgen María en su papel de patrona de la Orden Carmelita. Los primeros carmelitas fueron ermitaños cristianos que vivían en el Monte Carmelo, en Tierra Santa, a finales del siglo XII y principios del siglo XIII. Construyeron en medio de sus ermitas una capilla que dedicaron a la Santísima Virgen, a quien concibieron en términos caballerescos como la "Señora del lugar". Nuestra Señora del Monte Carmelo

Fiesta: 16 de julio

Martirologio romano: Conmemoración solemne de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, a la cual la Familia carmelitana consagra este día por los innumerables beneficios recibidos de la misma Santísima Virgen, en señal de servidumbre.

"Las Sagradas Escrituras celebran la belleza del Carmelo, donde el profeta Elías defendió la pureza de la fe de Israel en el Dios vivo. En el siglo XII algunos eremitas se retiraron a aquel monte, construyendo más tarde una Orden dedicada a la vida contemplativa, bajo el patrocinio de la Virgen María". Con estas palabras presenta la liturgia de este día, el libro oficial de la Iglesia.

Fiesta de la Virgen del Carmen.

De acuerdo con las crónicas más antiguas de los Carmelitas, la Orden tiene sus orígenes con los discípulos de los profetas Elías y Eliseo. Ellos vivían en cuevas en el Monte Carmelo en Israel y honraban a la Reina del Cielo como la Virgen, quien daría a luz a El Salvador. Este lugar fue el primer sitio dedicado a la Virgen María y donde una capilla fue erigida en su honor antes de la asunción a los cielos.

En el siglo XII, muchos peregrinos procedentes de Europa que habían seguido a las cruzadas llegaron a unirse a los solitarios religiosos de este lugar. Se estableció entonces una regla y la Orden comenzó a extenderse por toda Europa.

Desde que estos antiguos ermitaños se establecieron en el Monte Carmelo, los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Virgen María. Ellos interpretaron la visión de la nube de Elías (1 Reyes 18,44) como un símbolo de la Inmaculada Virgen María. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa en honor a la Inmaculada Concepción.

San Simón Stock entró en la Orden del Carmen, en Kent, Inglaterra, cuando tenía 40 años de edad. Fue enviado al Monte Carmelo en Tierra Santa, donde llevó una vida de oración y penitencia, hasta que él y la mayor parte de sus hermanos religiosos se vieron en la obligación de abandonarlo todo debido a las persecuciones y la victoria de los enemigos de la fe.

El grupo se embarcó para Inglaterra. En un Capítulo General que se celebró en Aylesford, Inglaterra, en 1245 dC, San Simón fue elegido por unanimidad como Prior General de la Orden del Carmen.

San Simón Stock tuvo gran devoción a Nuestra Madre. Esto puede ayudar a explicar por qué la Orden del Carmen comenzó a prosperar bajo su dirección.

Aparición de la Virgen del Carmen

En respuesta a una petición realizada por San Simón Stock a Nuestra Madre, buscando el auxilio para su Orden oprimida, el 16 de julio, 1251 D.C., La Santísima Virgen María se le apareció sosteniendo un escapulario marón en su mano. María le dijo: "Recibe, mi hijo amado, este hábito de tu orden: esto será para ustedes y para todos los Carmelitas un privilegio. Todo aquel que muera vestido con esto nunca sufrirá el fuego eterno".

Este fue realmente un gran regalo y una gran promesa de la Madre de Dios. Después de esta aparición, Fray Stock pasó a establecer comunidades carmelitas cerca de las ciudades universitarias en Inglaterra, Francia e Italia. A partir de entonces, comenzó a propagarse esta devoción por todas partes, especialmente por los países latinos, hasta convertirse en una devoción de fama mundial

En la actualidad, el escapulario marrón de la Virgen del Carmen es uno de los símbolos religiosos más ampliamente utilizados por los devotos de la Santísima Virgen de dedicación personal a su misión, que se encuentra en sus palabras registradas en la Biblia: "Hagan todo lo que Él les diga". (Juan 2,5)

Hoy la Orden del Carmen en todas sus múltiples ramas masculinas, femeninas y los millares y hasta millones de seglares que visten el escapulario del Carmen, el más popular de todos los escapularios que venera la Iglesia, se halla extendida por todas partes y dan a conocer a la Virgen María bajo esta popular advocación del Carmelo.

La Virgen del Carmen es patrona de varias Naciones y Gremios, y especialmente se le venera como Madre y Reina de los marineros

Virgen del Carmen: Estrella del mar y los Carmelitas.

Los marineros, antes de la era de los aparatos electrónicos, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí viene la analogía con la Virgen María, que, como estrella de mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.

Debido a la invasión de los Saracenes, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo.

Una antigua tradición nos dice que antes de salir, la Virgen se les apareció a ellos mientras cantaban el Salve Regina y ella se comprometió a ser la estrella del mar para toda esta orden. Ellos también conocían a Nuestra Señora por este hermoso nombre debido a que el Monte Carmelo se alza como una estrella sobre el mar.

El Escapulario de la Virgen del Carmen

Por más de 700 años, el escapulario de la Virgen del Carmen ha sido uno de los regalos más preciosos y uno de los poderosos Sacramentales por medio del cual nuestra Iglesia concede grandes indulgencias.

El Escapulario es más que una simple prenda de vestir, es algo realmente hermoso y maravilloso que nos ha sido dado por nuestra Madre convirtiéndonos en sus hijos especiales. Al igual que la Cruz y la Medalla de San Benito, es Escapulario jamás debe usar con fines supersticiosos.

Vestirse con el Escapulario de la Virgen del Carmen, ya bendecido, inscribe al individuo automáticamente en la Confraternidad del Escapulario y lo admite a participar en todas las obras espirituales realizadas por los religiosos del Monte Carmelo.

En Lourdes, en 1858, la Virgen eligió hacer su última aparición el 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, el día que la Iglesia conmemora sus apariciones a San Simón Stock. Y en Fátima, el 13 de octubre de 1917, María se despidió de Santa Lucía, presentándose como la Virgen del Carmen.

El Privilegio del sábado a las Almas del Purgatorio.

En el año 1322, el Papa Juan XXII emitió un documento conocido como bula papal en la que incluía una promesa de Nuestra Señora del Carmen muy particular. La misma la recibió en una aparición para liberar a las almas dignas del purgatorio el sábado después de su muerte.

La Iglesia ha resumido lo que ahora llamamos el Privilegio del sábado, basado en esta revelación. Aquellos que sigan estas tres condiciones serán liberados del Purgatorio por la intercesión de Nuestra Señora poco después de su muerte, especialmente en un sábado. Es necesario:

• Confesarse con regularidad.
• Llevar el escapulario marrón con devoción, una vez inscrito en la Cofradía de Escapularios de la Santísima Virgen del Monte Carmelo.
• Observar la castidad según su estado de vida.
• Recitar diariamente el pequeño oficio de la Santísima Virgen María. Como se trata de una oración muy larga aunque muy hermosa, con el permiso de un sacerdote puedes sustituirla por: a) cinco decenas del rosario, b) abstinencia de carne los miércoles y sábados o c) alguna otra buena obra.

Ese es un privilegio al que todos debemos aspirar, pues no es sencillo llegar al Cielo sin atravesar por el Purgatorio.

Quedas investido con esta gracia una vez que tu escapulario ha sido bendecido por un sacerdote. (Todos los sacerdotes tienen la autoridad para hacer esto) y cumpliendo con las condiciones anteriores.

Oración a la Virgen del Carmen.

Oh Santísima e Inmaculada Virgen, ornamento y belleza del Monte Carmelo, tú que contemplas con tu agradecimiento especial a todos aquellos que llevan tu bendito Escapulario, mírame con tu dulce amor, y cúbreme con el manto de tu protección maternal. Fortifica mi debilidad con tu poder, ilumina las tinieblas de mi entendimiento con tu sabiduría, aumenta la Fe, la Esperanza y la Caridad en mí. Adorna el alma con las gracias y virtudes que me hacen agradable a ti y a tu divino Hijo. Atiéndeme durante mi vida, consuélame en la hora de mi muerte y preséntame a la Santísima Trinidad como tu servidor dedicado, para alabarte y bendecirte en el cielo para siempre. Amén.

Oh hermosa flor del Monte Carmelo, vid fecundísima, esplendor del cielo, santa y singular, que dio a luz al Hijo de Dios, permaneciendo siempre Virgen pura, ayúdanos en nuestras necesidades. ¡Oh Estrella del Mar, ayúdanos y protégenos! Muéstranos que eres nuestra Madre. Amén.

Recursos sobre la Virgen del Carmen.