Santo Tomás Moro fue un padre de familia que se mantuvo fiel a los mandatos de la Iglesia: sufrió el martirio por defender que el matrimonio es indisoluble
Santo Tomás Moro: Defensor de la indisolubilidad del matrimonio.
Santo Tomás Moro fue un abogado inglés, filósofo social, autor, estadista y renombrado humanista renacentista. También fue consejero del rey Enrique VIII. Fue un ferviente opositor a la Reforma Protestante, en particular la teología de Martín Lutero y William Tyndale. Al oponerse a la separación del Rey de la Iglesia Católica, negándose a reconocer a Enrique como Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra y de la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón, Santo Tomás Moro fue condenado por traición y decapitado. De su ejecución, se dice que dijo: "Yo muero buen siervo del rey, pero primero de Dios". Se le conoce como el defensor del matrimonio para siempre.
Fiesta: 22 de junio.
Martirologio romano: El martirio de santo Tomás Moro, es conmemorado junto con San Juan Fisher, el día veintidós de junio, el cual dice así: San Juan Fisher, obispo, y santo Tomás Moro, mártires, que, por haberse opuesto al rey Enrique VIII en la controversia sobre su matrimonio y sobre la primacía del Romano Pontífice, fueron encarcelados en la Torre de Londres, en Inglaterra. Juan Fisher, obispo de Rochester, varón conocido por su erudición y por la dignidad de su vida, por mandato del rey, fue decapitado este día frente a la cárcel, y Tomás Moro, padre de familia de vida integérrima y presidente del consejo real, por mantenerse fiel a la Iglesia católica murió el día 6 de julio, uniéndose así al martirio del obispo.
Biografía de Santo Tomás Moro.
Santo Tomás Moro es uno de los dos grandes mártires de la Iglesia de Inglaterra, cuando un rey impuro quiso acabar con la Religión Católica y ellos se opusieron. El otro es San Juan Fisher.
Tomás significa: "el gemelo". Y en verdad que fue un verdadero gemelo en santidad y en cualidades con su compañero de martirio, San Juan Fisher.
Así, Santo Tomás Moro nació en Cheapside, Inglaterra, en 1478. A los 13 años se fue a trabajar de mensajero en la casa del arzobispo de Canterbury, y este, al darse cuenta de la gran inteligencia del joven, lo envió a estudiar al colegio de la Universidad de Oxford.
Su padre, que era juez, le enviaba únicamente el dinero indispensable para sus gastos más necesarios, y esto le fue muy útil, pues como él mismo afirmaba después: "Por no tener dinero para salir a divertirme, tenía que quedarme en casa y en la biblioteca estudiando".
A los 22 años, Santo Tomás Moro ya es doctor en abogacía, y profesor brillante. Es un apasionado lector que todos los ratos libres los dedica a la lectura de buenos libros. Uno de sus compañeros de ese tiempo dio de él este testimonio: "Es un intelectual muy brillante, y a sus grandes cualidades intelectuales añade una muy agradable simpatía".
Pasión y vocación.
Santo Tomás Moro tuvo muchas dudas acerca de cuál era la vocación para la cual Dios lo tenía destinado. Al principio se fue a vivir con los cartujos (esos monjes que nunca hablan, ni comen carne, y rezan mucho de día y de noche) pero después de 4 años se dio cuenta de que no había nacido para esa heroica vocación.
También intentó irse de franciscano, pero resultó que tampoco era ese su camino. Entonces se dispuso a optar por la vocación del matrimonio.
Santo Tomás Moro se casó, tuvo cuatro hijos y fue un buen esposo y un papá muy cariñoso. Su vocación estaba un poco más allá: su vocación era actuar en el gobierno y escribir libros.
Para con sus hijos, para con los pobres y para cuantos deseaban tratar con él, Santo Tomás Moro fue siempre un excelente y simpático amigo. Acostumbraba a ir personalmente a visitar los barrios de los pobres para conocer sus necesidades y poder ayudarles mejor.
Con frecuencia invitaba a su mesa a gentes muy pobres, y casi nunca invitaba a almorzar a los ricos. A su casa llegaban muchas visitas de intelectuales que iban a charlar con él acerca de temas muy importantes para esos momentos y a comentar los últimos libros que se iban publicando. Su esposa se admiraba al verlo siempre de buen humor, pasara lo que pasara. Era difícil encontrar otro de conversación más amena.
Santo Tomás Moro escribió bastantes libros. Muchos de ellos contra los protestantes, pero el más famoso es el que se llama Utopía. Esta es una palabra que significa: "Lo que no existe" (U=no. Topos: lugar. Lo que no tiene lugar).
En ese libro describe una nación que en realidad no existe, pero que debería existir. En su escrito ataca fuertemente las injusticias que cometen los ricos y los altos del gobierno con los pobres y los desprotegidos, y va describiendo cómo debería ser una nación ideal. Esta obra lo hizo muy conocido en toda Europa.
Santo Tomás Moro: El gran consejero.
El joven abogado Santo Tomás Moro fue aceptado como profesor de uno de los más prestigiosos colegios de Londres. Luego fue elegido como secretario del alcalde de la capital.
En 1529 fue nombrado Canciller o ministro de Relaciones Exteriores. Pero este altísimo cargo no cambió en nada su sencillez. Siguió asistiendo a Misa cada día, iba a confesarse con frecuencia y comulgaba a diario. Tratable y amable con todos. Alguien llegó a afirmar: "Parece que lo hubieran elegido Canciller, solamente para poder favorecer más a los pobres y desamparados". Otro añadía: "El rey no pudo encontrar otro mejor consejero que este".
Pero Santo Tomás Moro, que conocía bien cómo era Enrique VIII, declaraba con su fino humor: "El rey es de tal manera que si le ofrecen una buena casa por mi cabeza, me la mandará cortar de inmediato".
Ya llevaba dos años como Canciller cuando sucedió en Inglaterra un hecho terrible contra la religión católica. El impúdico rey Enrique VIII se divorció de su legítima esposa y se fue a vivir con la concubina Ana Bolena.
Y como el Sumo Pontífice no aceptó este divorcio, el rey se declaró Jefe Supremo de la religión de la nación, y declaró la persecución contra todo el que no aceptara su divorcio o no lo aceptara a él como reemplazo del Papa en Roma. Muchos católicos tendrían que morir por oponerse a todo esto.
Privado de libertad por defender lo verdadero.
Santo Tomás Moro no aceptó ninguno de los muy terribles errores del malvado rey: ni el divorcio ni el que tratara de reemplazar al Sumo Pontífice. Entonces fue destituido de su alto puesto, le confiscaron sus bienes y el rey lo mandó encerrar como prisionero de la espantosa Torre de Londres.
Entonces, Santo Tomás Moro y San Juan Fisher fueron los dos principales de todos los altos funcionarios de la capital que se negaron a aceptar tan grandes infamias del monarca. Y ambos fueron llevados a la torre fatídica. Allí estuvo Tomás encerrado durante 15 meses.
Verdaderamente hermosas son las cartas que desde la cárcel escribió este gran sabio a su hija Margarita, que estaba muy desconsolada por la prisión de su padre. En ellas le dice:
"Con esta cárcel estoy pagando a Dios por los pecados que he cometido en mi vida. Los sufrimientos de esta prisión seguramente me van a disminuir las penas que me esperan en el purgatorio. Recuerda, hija mía, que nada podrá pasar si Dios no permite que me suceda. Y todo lo permite Dios para bien de los que lo aman. Y lo que el buen Dios permite que nos suceda es lo mejor, aunque no lo entendamos, ni nos parezca así".
El día en que Margarita fue a visitar por última vez a su padre, vieron los dos salir hacia el sitio del martirio a cuatro monjes cartujos que no habían querido aceptar los errores de Enrique VIII. Santo Tomás Moro dijo a Margarita:
"Mire cómo van de contentos a ofrecer su vida por Jesucristo. Ojalá también a mí me conceda Dios el valor suficiente para ofrecer mi vida por su santa religión".
Martirio de Santo Tomás Moro.
Santo Tomás Moro fue llamado a un último consejo de guerra. Le pidieron que aceptara lo que el rey le mandaba y él respondió: "Tengo que obedecer a lo que mi conciencia me manda, y pensar en la salvación de mi alma. Eso es mucho más importante que todo lo que el mundo pueda ofrecer. No acepto esos errores del rey".
Se le dictó entonces sentencia de muerte. Él se despidió de su hijo y de su hija y volvió a ser encerrado en la Torre de Londres. En la madrugada del 6 de julio de 1535 le comunicaron que lo llevarían al sitio del martirio, él se colocó su mejor vestido. De buen humor, como siempre, dijo al salir al corredor frío: "Por favor, mi abrigo, porque doy mi vida, pero un resfriado si no me quiero conseguir".
Al llegar al sitio donde lo iban a matar, rezó despacio el Salmo 51: "Misericordia, Señor, por tu bondad".
Luego prometió que rogaría por el rey y sus demás perseguidores, y declaró públicamente que moría por ser fiel a la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Luego enseguida de un hachazo le cortaron la cabeza. Santo Tomás Moro fue declarado santo por el Papa Pío XI en 1935. Es el patrono de los gobernantes y de los políticos. "Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que Él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor". (Santo Tomás Moro)
Oración a Santo Tomás Moro por los abogados.
Querido siervo de Dios, Santo Tomás Moro, consejero de la ley y estadista íntegro, mártir alegre y el más humano de los santos: Ruega para que, por la gloria de Dios y en la búsqueda de su justicia, sea digno de confianza con las confidencias, agudo en el estudio, exacto en el análisis, correcto en la conclusión, capaz en la argumentación, leal con los clientes, honesto con todos, cortés con los adversarios, siempre atento a la conciencia. Siéntate conmigo en mi escritorio y escucha conmigo las historias de mis clientes. Lee conmigo en mi biblioteca y permanece siempre a mi lado para que hoy no pierda mi alma por ganar un punto. Ruega que mi familia encuentre en mí lo que la tuya encontró en ti: amistad y valor, alegría y caridad, diligencia en los deberes, consejo en la adversidad, paciencia en el dolor: su buen servidor, y el primero de Dios. Amén.
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