Santa Laura Montoya de Santa Catalina de Siena: Religiosa y fundadora

Santa Laura de Jesús Montoya Upegui, conocida también como Santa Laura de Santa Catalina de Siena, fue una religiosa católica colombiana profesa y fundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Virgen María y Santa Catalina de Siena (1914). Santa Laura Montoya se destacó por su trabajo con los pueblos indígenas y es considerada como uno de los modelos de mujeres más fuertes a seguir para las niñas en América del Sur. Fue canonizada por el Papa Francisco el 12 de mayo de 2013.

Fiesta: 21 de octubre.

Martirologio romano: En el pueblo de Belencito, cerca de Medellín, en Colombia, Santa Laura de Santa Catalina de Siena Montoya y Upegui, (Santa Laura Montoya) virgen, que se dedicó con gran provecho en proclamar el Evangelio entre los pueblos indígenas que desconocían la fe en Cristo y fundó la Congregación las Hermanas Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena.

Santa Laura Montoya es la patrona de los que sufren algún tipo de discriminación.

Biografía de Santa Laura Montoya.

María Laura Montoya Upegui nació en Jericó, en Colombia, en 1874, justo antes del inicio de la guerra civil de Colombia, en el que murió su padre. Esto dejó a su familia sin nadie que les proveyera el sustento diario.

Por este motivo, Santa Laura Montoya fue enviada a vivir con su abuela, donde ella se encontraba muy sola y se sintió abandonada por su familia. Pasó mucho tiempo en oración y leyendo las Sagradas Escrituras, tal como un niño, para superar esta soledad.

Conforme a la niña crecía, su madre necesitaba mucha más ayuda financiera, puesto que quería que su hija se formase como un maestro de escuela para ganar dinero y tener algo de sustento.

Así entonces, Santa Laura Montoya fue enviada a enseñar a los pueblos indígenas de Colombia y con el tiempo comenzó a trabajar como misionera, enseñándoles la fe católica también. En aquel entonces, muchos colombianos veían a estos pueblos como algo inferiores a los humanos, pero Laura sabía que esto no era el caso.

Santa Laura Montoya y su vocación.

Para cuando llegó a sus 20 años de edad, Laura tenía muchas ganas de convertirse en monja carmelita de clausura, pero su experiencia como misionera la dejó con un enorme deseo de difundir el Evangelio a los demás, especialmente a los que eran discriminados, como los grupos indígenas con los que había trabajado.

En 1914, Santa Laura Montoya fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena.

Santa Laura Montoya salió de la ciudad de Medellín, donde había vivido y viajado y se fue a la selva montada en el lomo de una mula, para vivir entre los nativos, que eran los más pobres y discriminados en la sociedad en aquellos tiempos.

Aunque el obispo apoyó su trabajo, muchos otros cristianos sintieron que sus esfuerzos eran en vano. Laura hizo caso omiso a las críticas.

Sus escritos espirituales estaban dirigidas a sus monjas, ayudándoles a comprender mejor su llamado a servir a Dios en medio de los pueblos originarios de América del Sur.

Muerte de Santa Laura Montoya.

Santa Laura Montoya, como era conocida por sus hermanas, pasó los últimos nueve años de su vida en una silla de ruedas en un gran dolor. Murió el 21 de octubre 1949, en Medellín. Hoy en día, las hermanas de su orden, trabajan en 21 países de América, África y Europa.

Santa Laura de Santa Catalina de Siena le fue dado el título de Sierva de Dios bajo el Papa Pablo VI el 5 de abril de 1976, con la introducción formal de la causa.

La postulación de su causa fue dada en 1988, lo que permitió que los teólogos dieran su asentimiento a la causa el 12 de diciembre de 1989 y que la C.C.S. la aprobara también el 23 de octubre de 1990. Santa Laura Montoya recibió el título de Venerable el 22 de enero de 1991, después de que el Papa San Juan Pablo II confirmara que Laura Montoya llevaba una vida ejemplar de virtudes heroicas.

El milagro necesario para la beatificación tuvo lugar en la diócesis de su origen y recibió la validación el 25 de enero de 2002 en Roma, mientras que una junta médica aprobó posteriormente este milagro el 17 de octubre de 2002. San Juan Pablo II aprobó esta curación como un milagro creíble atribuido a la intercesión de Santa Laura Montoya el 7 de julio de 2003 y posteriormente la beatificó el 25 de abril de 2004 en la plaza de San Pedro. El milagro de la beatificación consistió en la curación en 1994 de una mujer (de 86 años) de un cáncer de útero.

El segundo milagro necesario para la santificación de Santa Laura Montoya, recibió la validación el 7 de noviembre de 2008. La junta médica le dio su consentimiento el 14 de junio de 2012, mientras que los teólogos también lo aprobaron el 12 de octubre de 2012. El Papa Benedicto XVI lo aprobó el 20 de diciembre de 2012 y programó su canonización en un consistorio el 11 de febrero de 2013, pero que no se pudo dar debido a la renuncia del pontífice y dejado para el siguiente mandato.

En su ceremonia de canonización, el Papa Francisco alabó a Santa Laura Montoya por "infundir esperanza" a los indígenas de su nación y por enseñar de forma que se respetara su cultura. Fue la primera santa de Colombia y la patrona de los huérfanos y de las personas que sufren discriminación racial.

En la ceremonia de su canonización, el Papa Francisco alabó Santa Laura Montoya por "infundir esperanza" en el pueblo indígena de la nación y por la eficaz pedagogía que respetaba su cultura.

Santa Laura Montoya, es la primera santa de Colombia y es la santa patrona de los huérfanos y las personas que sufren de la discriminación racial. "Destrúyeme, Señor, y sobre mis ruinas levanta un monumento a tu gloria". (Santa Laura de Santa Catalina de Siena)

Oración a Santa Laura Montoya.

Dios Misericordioso, que prodigaste tu amor y tus dones a Santa Laura Montoya, haciéndola fiel discípula de tu Hijo y misionero de los más pobres; concédenos, por su intercesión, que, movidos por la fuerza de tu Espíritu, anunciemos a todos el Evangelio, alcancemos el don de la paz y, si es tu voluntad, encontremos ayuda en nuestra necesidad. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.