Santa Ester, mujer llena de fe, siendo judía, nació en el exilio: Se convirtió en Reina e intercedió por el pueblo judío para así evitar su aniquilación
Santa Ester, Mujer llena de fe: Reina de Persia y defensora.
Santa Ester fue una mujer valiente y llena de mucha fe, que siendo judía, nació en el exilio bajo el nombre de Hadasá, con el tiempo llegó a ser la esposa del Rey Asuero y se convirtió en la reina de Persia, que durante su vida fue el imperio más grande en el mundo. Ester intercedió en nombre del pueblo judío para así evitar su aniquilación. Su historia se cuenta en las Sagradas Escrituras en el libro de Ester.
Fiesta: 1 de julio.
Santa Ester (Reina Ester de Persia - 492 AC. 460 AC) es la protagonista del libro bíblico de Ester, la reina Ester, esposa de Asuero. Ester es un Libro de la Biblia que nos ha llegado en dos versiones diferentes, una hebrea y otra griega, y que se acepta tanto en el canon judío como en los cánones cristianos católicos y ortodoxos. En el canon católico, la versión hebrea es aceptada con algunas adiciones en griego. Por el contrario, el Libro de Ester no está incluido en el canon bíblico protestante.
Biografía de Santa Ester.
Santa Ester nació alrededor del 492 AC como Hadasá. Era la hija de Abijáil, de la tribu de Benjamín. Se cree que ella adoptó el nombre persa Ester cuando entró en el harén de Asuero ella aún era una niña.
De acuerdo con la tradición, cuando los padres de Santa Ester murieron, fue adoptada por el hermano de su padre, Mardoqueo, quien más tarde se convirtió en un cortesano del rey persa Asuero. Mardoqueo la crio como su hija, y se convirtieron en residentes de la ciudadela de Susa, que era antiguamente la capital de Elam.
Tanto Santa Ester como los descendientes de Mardoqueo se encontraban entre las tribus judías de Judá y de Benjamín, que habían sido conquistados por los babilonios gobernados por el rey Nabucodonosor.
Después de que el imperio babilónico se vio conquistada por los persas bajo Ciro el Grande, a las tribus exiliadas se les permitieron regresar a Jerusalén. Pero los descendientes de Ester estaban entre los que decidieron quedarse en su tierra de exilio.
Santa Ester: Reina de Persia.
En 478 AC, Santa Ester se convirtió en la reina de Persia. Anteriormente, pertenecía al harén del rey persa Asuero, pero cuando la ex reina, Vasti, cayó en desgracia con su marido, el rey Asuero, eligió a Ester para ser su esposa y reina. En ese momento, Ester solo tenía catorce años de edad, pero poseía una notable belleza y encanto.
El Tío adoptivo de Santa Ester, Mardoqueo, permaneció constantemente cerca del palacio, él sería capaz de aconsejarle en todos los asuntos, y como su primer consejo le dijo que ocultara el hecho de que ella era judía. Mardoqueo, sirvió como un guardián en la corte del rey, y esta posición le permitió permanecer en continua comunicación con Ester.
Una vez, mientras que en la puerta del palacio, Mardoqueo escuchó un complot proveniente de dos eunucos quienes estaban planificando asesinar al rey Asuero. Mardoqueo reveló esta información a Ester, y ella entonces le dijo al rey acerca de la trampa.
Después de una investigación, los eunucos fueron ejecutados, y la lealtad de Mardoqueo y la ayuda al rey se registró en las crónicas del reino.
Santa Ester intercede por su pueblo.
En el año 473 AC, Santa Ester logró salvar al pueblo judío de una masacre, un logro en el que arriesgó su propia vida, pero que la hizo famosa. Poco después de haberse convertido en Reina, Amán, el primer ministro de Persia y un favorito del rey, obtuvo un decreto real que autorizaba la masacre de todos los judíos que viven dentro de las fronteras del Imperio Persa. Además, el decreto pedía además la confiscación de todos sus bienes.
Este decreto se obtuvo a través de un engaño astuto que, en su esencia, era esencialmente un acto de venganza por parte de Amán contra Mardoqueo. Amán consideraba a Mardoqueo como un forastero que no le mostraba el debido respeto.
Cuando Amán fue nombrado primer ministro, el rey había emitido una orden general que todos debían inclinarse ante él. Sin embargo, Mardoqueo constantemente se negaba a postrarse delante de Amán.
Después que Amán se enteró de que Mardoqueo era judío, diseñó un plan para que todos los Judíos en el reino persa fuesen asesinados. Amán obtuvo astutamente el consentimiento involuntario del rey para una matanza general.
Los Judíos se encontraban en un gran apuro, y Mardoqueo regresó con Santa Ester en busca de ayuda. Ester entonces planeaba apelar al rey en nombre de los Judíos, pero esto requeriría revelarle a su esposo que ella también era judía. Al hacerlo, ella ponía su propia vida en un gran riesgo.
Ester solicitó al rey que asistiera a un banquete en su habitación para así darle su apelación, y que además, le acompañara Amán. Pero antes de hacer su petición, esperó durante tres días y pasó el tiempo en ayuno y oración. El rey finalmente aceptó su invitación y todo marchaba muy bien, por lo que Santa Ester preguntó a sus invitados si deseaban unirse a ella de nuevo la noche siguiente.
En la segunda noche del banquete, el rey dijo a Santa Ester que iba a concederle lo que sea ella pidiese, así que Ester reveló entonces todo al rey: su petición para el pueblo judío, su propia herencia judía, y el engaño de Amán en la obtención del decreto.
El rey se enfureció tanto que se alejó de ella. Cuando regresó, se encontró con Amán a los pies de Ester. Amán estaba suplicando a la reina por su misericordia, pero el rey malinterpretó las acciones como un intento de seducción. El rey ordenó que Amán fuese ejecutado junto con sus diez hijos, en la misma horca que él estaba preparando para los Judíos. Después de que Amán fue ejecutado, el rey escogió a Mardoqueo para ocupar el puesto vacío.
Sin embargo, revertir el decreto de la masacre de los Judíos era algo complicado. Ester recordó al rey que el decreto de la masacre estaba todavía en vigor. Pero Asuero le informó de qué edicto real no puede ser revocado así de fácil.
Para evitar esto, entonces, Santa Ester convenció al rey que le diera todas las armas militares que necesitaran a los Judíos para poder defenderse de la masacre. Mardoqueo estaba autorizado a escribir una contra-edicto que permitiría a los Judíos portar armas y defenderse. El rey firmó nuevo decreto de Mardoqueo.
En el día de masacre, a los Judíos se les permitió luchar por sus vidas, y resultaron ser dignos guerreros. Muchos de los varones judíos ya habían servido en el ejército persa y se habían beneficiado de su entrenamiento militar. El combate duró dos días y tuvo lugar en Susa. Al final de los dos días, los guerreros judíos se defendieron con éxito, evitándose así una catástrofe gracias a la intercesión de Santa Ester.
Para conmemorar su liberación, los Judíos establecieron el festival de dos días de Purim, que aún se observa en la actualidad. El festival comienza el mismo día que marcó Amán marcó para efectuar la masacre al pueblo judío. Después de la ejecución de Amán, Ester y Mardoqueo se adjudicaron todos los bienes de Amán.
Santa Ester: mujer de profunda fe.
Santa Ester, como se describe en la Biblia, era una mujer piadosa que demostró gran fe, determinación. Supo combinar la misericordia y la valentía con mucha precaución y razonamiento.
Para su padre adoptivo, Mardoqueo, ella era una hija obediente, que fue obediente a sus deseos y atenta a sus consejos.
Santa Ester reinó como la reina de Persia por un periodo de unos 13 años. Ella tuvo un hijo con el rey Asuero llamado Darío II, que más tarde reconstruiría el templo santo en Jerusalén.
Oración a Santa Ester.
Padre, gracias por todas tus bondades, por esa misericordia que derramas a cada pueblo fiel que honra tu Santa Nombre. Te suplicamos que, por intercesión de tu sierva Santa Ester, podamos solucionar todos los problemas que enfrentemos en nuestra vida con una verdadera valentía y espíritu de fe, sabiendo que, a tu lado, nada es demasiado difícil. Gracias, Señor, porque, así como preparaste a tu sierva Santa Ester, también nosotros confiamos en que tienes un plan para cada uno de nosotros. Un plan que nada ni nadie podrá frustrar si lo entregamos en tus manos. En ti confiamos para siempre.
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