Santa Clotilde fue una reina que, encerrada en un castillo, se dedicó a la oración y a repartir entre los pobres todas las ayudas que lograba conseguir
Santa Clotilde, Reina y viuda: Abogada de las esposas que oran.
Santa Clotilde, también conocido como Santa Clotilda, era la hija de Chilperico II de Borgoña. Fue una reina que tuvo el inmenso honor de conseguir la conversión al catolicismo, del fundador de la nación francesa, el rey Clodoveo, su esposo, mediante la oración insistente y sus actos de amor. Junto con su esposo, fundaron una iglesia en París, a la que dieron el nombre de San Pedro y San Pablo, que más tarde pasó a llamarse Santa Genoveva. Clodoveo y Santa Clotilde siguen enterrados allí. Santa Clotilde es considerada la abogada de las esposas que oran por sus esposos.
Fiesta: 22 de diciembre.
Martirologio romano: En París, Santa Clotilde, Reina. Quien por sus insistentes súplicas, el Rey Clodoveo, su esposo, abrazó la fe católica.
Biografía de Santa Clotilde.
La vida de Santa Clotilde la escribió San Gregorio de Tours, hacia el año 550. Santa Clotilde fue la hija del rey de Borgoña, Chilberico, que fue asesinado por un usurpador, quien encerró a Clotilde en un castillo.
Allí ella se dedicó a largas horas de oración y a repartir entre los pobres todas las ayudas que lograba conseguir. La gente la estimaba por su bondad y generosidad.
Clodoveo, el rey de los francos, supo que Santa Clotilde estaba prisionera en el castillo, y envió a uno de sus secretarios para que disfrazado de mendigo hiciera fila con los que iban a pedir limosnas, y le propusiera a Clotilde que aceptara el matrimonio secreto entre ella y Clodoveo.
Aunque este rey no era católico, Santa Clotilde aceptó, con el fin de poderlo convertir al catolicismo, y recibió la argolla de matrimonio que le enviaba Clodoveo, y ella por su parte le envió su propia argolla.
Entonces el rey Clodoveo anunció al usurpador que él había contraído matrimonio con Clotilde y que debía dejarla llevar a Francia. El otro tuvo que aceptar.
Las fiestas de la celebración solemne del matrimonio entre Clodoveo y Clotilde fueron muy brillantes. Un año después nació su primer hijo y Santa Clotilde obtuvo de su esposo que le permitiera bautizarlo en la religión católica.
Santa Clotilde y la oración perseverante.
Pero poco después el niñito se murió y el rey creyó que ello se debía a que él no lo había dejado en su religión pagana, y se resistía a convertirse. Santa Clotilde, sin embargo, seguía ganando la buena voluntad de su esposo con su amabilidad y su exquisita bondad, y rezando sin cesar por su conversión.
Los alemanes atacaron a Clodoveo y este, en la terrible batalla de Tolbiac, exclamó: "Dios de mi esposa Clotilde, si me concedes la victoria, te ofrezco que me convertiré a tu religión". Y de manera inesperada su ejército derrotó a los enemigos.
Entonces Clodoveo se hizo instruir por el obispo San Remigio y en la Navidad del año 496 se hizo bautizar solemnemente con todos los jefes de su gobierno. Fue un día grande y glorioso para la Iglesia Católica y de enorme alegría para Santa Clotilde que veía realizados sus sueños de tantos años. Desde entonces la nación francesa ha profesado la religión católica.
En el año 511 murió Clodoveo y durante 36 años estaría la viuda Santa Clotilde luchando por tratar de que sus hijos se comporten de la mejor manera posible. Sin embargo, la ambición del poder los llevó a hacerse la guerra unos contra otros y dos de ellos y varios nietos de la santa murieron a espada en aquellas guerras civiles por la sucesión.
San Gregorio de Tours dice que la reina Santa Clotilde era admirada por todos a causa de su gran generosidad en repartir limosnas, y por la pureza de su vida y sus largas y fervorosas oraciones, y que la gente decía que más parecía una religiosa que una reina.
Santa Clotilde y su Camino religioso.
Y después de la muerte de su esposo, Santa Clotilde sí que en verdad ya vivió como una verdadera religiosa, pues desilusionada por tantas guerras entre los sucesores de su esposo, se retiró a Tours y allí pasó el resto de su vida dedicada a la oración y a las buenas obras, especialmente a socorrer a pobres y a consolar enfermos y afligidos.
Sus dos hijos Clotario y Chidelberto se declararon la guerra, y ya estaban los dos ejércitos listos para la batalla, cuando Clotilde se dedicó a rezar fervorosamente por la paz entre ellos. Y pasó toda una noche en oración pidiendo por la reconciliación de los dos hermanos.
Y sucedió que estalló entonces una tormenta tan espantosa que los dos ejércitos tuvieron que alejarse antes de recibir la orden de ataque. Los dos combatientes hicieron las paces y fueron a donde su santa madre, Santa Clotilde, a prometerle que se tratarían como buenos hermanos y no como enemigos.
A los 30 días de este suceso, murió plácidamente la santa reina Clotilde y sus dos hijos Clotario y Chidelberto llevaron su féretro hasta la tumba del rey Clodoveo. Así terminaba su estadía en la tierra la que consiguió de Dios que el jefe y fundador de una gran nación se pasara a la religión católica, con todos sus colaboradores.
Las reliquias de Santa Clotilde y su esposo Clodoveo descansan en la capilla relicario de la Basílica, donde está representada en una vidriera. En el arte medieval, Clotilde en oración era un motivo popular. Santa Clotilde se convirtió de esta manera en la santa patrono de las novias y de los padres, especialmente de los padres de niños difíciles. Además, también es patrono de las esposas que oran por sus esposos.
"Santa Clotilde, tú fuiste la esposa y madre que trajo a su esposo y a su familia a la fe, y rezaste por su conversión incesantemente día y noche, te pedimos que, a través de tu intervención, nos acerques más al amor de Dios. Amén".
En Argentina, Santa Clotilde es la SANTA patrona de la localidad de Beruti, en la provincia de Buenos Aires. Es comúnmente conocida como la patrona de los huérfanos.
Oración a Santa Clotilde.
Señor Dios, Tú, que eres rico en misericordia y en bondad, y derramas abundantes gracia a todos tus hijos, siempre dispuestos a dar testimonios de tu amor y de tu bondad, te pedimos, mediante la intercesión de tu amada sierva y Reina Santa Clotilde, puedas concedernos el don de la oración, ser insistentes y perseverantes en la fe, para que podamos corresponder a tu inmenso amor y darte frutos agradables a tus ojos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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