Santa Clara de Asís fue una religiosa fundadora de las Clarisas, su vida estuvo rica en obras de caridad, fue una santa discípula de San Francisco de Asís
Santa Clara de Asís, Discípula de San Francisco: Fundadora.
Santa Clara de Asís fue una de las primeras seguidoras y discípula muy querida de San Francisco de Asís. Fundó la Orden de las Pobres Señoras, una orden religiosa monástica para las mujeres en la tradición franciscana, y escribió su regla de Vida, el primer conjunto de directrices monásticas que se sepa que hayan sido escritos por una mujer. Después de su muerte, la orden que ella fundó fue renombrada en su honor como la orden de Santa Clara, comúnmente referido hoy como las Clarisas.
Fiesta: 11 de agosto.
Martirologio romano: Memoria de Santa Clara de Asís, virgen, que, primero rodaje de las Damas Pobres de la Orden de los Frailes Menores, siguió a San Francisco, lo que le condujo a llevar una vida muy dura en Asís, en Umbría, pero que estuvo rica en obras de caridad y misericordia; fue gran amante de la pobreza, y de la que nunca se apartaría, ni siquiera en la extrema pobreza y la enfermedad.
Biografía de Santa Clara de Asís.
Santa Clara nació en Asís, Italia, en 1193. Su conversión hacia la vida de plena santidad se efectuó al oír un sermón de San Francisco de Asís.
Cuando ella tenía 18 años, San Francisco predicó en Asís los sermones de Cuaresma y allí insistió en que para tener plena libertad para seguir a Jesucristo hay que librarse de las riquezas y bienes materiales.
En secreto, Santa Clara de Asís se fue a buscar al santo para pedirle que la instruyera en el modo de lograr conseguir la perfección cristiana. Él le dijo que había que desprenderse de todo, la animó a dejar la vida de riquezas y comodidades que llevaba y dedicarse a una vida pobre, de oración y penitencia.
San Francisco de Asís hizo que Santa Clara se fuera a vivir junto a la Iglesia de San Damián en Asís, en una pobre y humilde casita. Y he aquí que su hermana Inés y su propia madre decidieron irse también de monjas con ella. Y muchas muchachas más se dejaron atraer por esa vida de oración y recogimiento, y así pronto el convento estaba lleno de mujeres dedicadas a la santidad.
Santa Clara: superiora llena de caridad.
San Francisco nombró a Santa Clara de Asís como superiora de la comunidad, y aunque ella toda la vida trató de renunciar al puesto de superiora y dedicarse a ser una sencilla monjita de segundo orden.
Sin embargo, por cuarenta años será la priora del convento y las monjitas no aceptarán a ninguna otra en su reemplazo mientras ella viva, y es que su modo de ejercer la autoridad era muy agradable y lleno de caridad.
Santa Clara de Asís servía la mesa, lavaba los platos, atendía a las enfermas, y con todas era como una verdadera mamita llena de compresión y misericordia.
A los pocos años ya había conventos de Clarisas en Italia, Francia, Alemania y Checoslovaquia. Y estas monjitas hacían unas penitencias muy especiales, inspiradas en el ejemplo de su santa fundadora, que era la primera en dedicarse a la penitencia. No usaban medias, ni calzado, se abstenían perpetuamente de carne, y solo hablaban si las obligaba a ello alguna necesidad grave o la caridad.
Santa Clara de Asís les recomendaba el silencio como remedio para evitar innumerables pecados de lengua y conservarse en unión con Dios, y alejarse de dañosas distracciones del mundo, pues si no hay silencio, la mundanalidad se introduce inevitablemente en el convento.
Siguiendo las enseñanzas y ejemplos de su maestro San Francisco, quiso Santa Clara de Asís que sus conventos no tuvieran riquezas ni rentas de ninguna clase. Y aunque muchas veces le ofrecieran regalos de bienes para asegurar el futuro de sus religiosas, no los quiso aceptar. Al Sumo Pontífice que le ofrecía unas rentas para su convento le escribió: "Santo Padre: le suplico que no me absuelva ni me libre de la obligación que tengo de ser pobre como lo fue Jesucristo".
A quienes le decían que había que pensar en el futuro, Santa Clara de Asís les respondía con aquellas palabras de Jesús: "Mi padre celestial, que alimenta a las avecillas del campo, nos sabrá alimentar también a nosotros".
Milagros de Santa Clara de Asís.
Dos días antes de que Clara muriera, el Papa Inocencio IV finalmente aprobó su petición de cambiar la regla que regían su convento de la orden del espíritu benedictino, a una de la recién establecida regla franciscana. La orden se hizo conocida por su vida de pobreza y su comprometida vida de oración, oración que Clara usó para alcanzar victorias mundanas que se acreditan con la salvación de Asís en dos ocasiones.
La primera consistió en que Clara levantara la Hostia en una ventana, causando así que las tropas invasoras de Federico II retrocedieran. En la segunda ocasión, el pueblo de Asís fue nuevamente atacado. Clara y sus monjas rezaron por la seguridad de su ciudad, y una tormenta barrió y dispersó a los atacantes.
[Santa Clara de Asís sostiene la Sagrada Hostia levantada en sus manos, como signo de su amor por Dios y por su milagro]
Era tanto su amor por Dios, que un día, Santa Clara de Asís llegaría a decir: "Vengo, Señor, a tu santuario para ver la vida y el alimento de mi alma. Como espero en ti, oh Señor, inspírame con esa confianza que me lleva a tu santa montaña. Permíteme, Divino Jesús, acercarme a Ti, para que toda mi alma rinda homenaje a la grandeza de Tu majestad; para que mi corazón, con sus más tiernos afectos, reconozca Tu infinito amor; para que mi memoria se detenga en los admirables misterios que aquí se renuevan cada día, y para que el sacrificio de todo mi ser acompañe al tuyo."
Santa Clara cuidó de San Francisco de Asís hacia el final de su vida y estuvo con él cuando murió en el año 1226. Después, a pesar de su mala salud, Santa Clara continuó promoviendo el crecimiento de su orden hasta su muerte en 1253.
Martirio de la enfermedad.
Hoy las religiosas Clarisas son 18,000 en 1,248 conventos en el mundo. 27 años estuvo enferma nuestra santa, pero su enfermedad la soportaba con paciencia heroica.
En su lecho de muerte, Santa Clara de Asís bordaba y hacía costuras, y oraba sin cesar. El Sumo Pontífice la visitó dos veces y exclamó: "Ojalá yo tuviera tan poquita necesidad de ser perdonado, como la que tiene esta santa monjita".
Cardenales y obispos visitaban muy a menudo a Santa Clara de Asís para pedirle sus sabios consejos.
San Francisco de Asís ya había muerto, y tres de los discípulos preferidos del santo, Fray Junípero, Fray Ángel y Fray León, le leyeron a Santa Clara de Asís la Pasión de Jesús mientras ella agonizaba. La santa repetía: "Desde que me dedique a pensar y meditar en la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, ya los dolores y sufrimientos no me desaniman, sino que me consuelan".
El 10 de agosto del año 1253, a los 60 años de edad y 41 años de ser religiosa, Santa Clara de Asís se fue al cielo a recibir su premio. Un día como hoy fue sepultada. En agosto de 1255, el Papa Alejandro IV canonizó a Santa Clara de Asís, y hoy en día la Orden de Santa Clara cuenta con más de 20.000 hermanas en todo el mundo, con más de 70 países representados. Santa Clara de Asís, no dejes nunca de rogar a Dios por nosotros.
Oración a Santa Clara de Asís.
Fiel Santa Clara de Asís, hija amada de la Iglesia, amiga y confidente de los Papas, intercede por la Santa Iglesia Católica. Mira gentilmente desde cielo a nuestro Santo Padre, el Papa Francisco. Ilumina nuestro espíritu para desterrar de nuestras almas todo lo que obstruye el progreso de la Iglesia en la tierra. Concédenos a todos que podamos compartir tu gran amor a la Iglesia de Dios y esparcir su Reino en la tierra mediante una vida llena de santidad. Tú, que obraste milagros en presencia de los Papas aquí la tierra, alcánzanos las gracias que necesitamos, ahora que te has colocado en la presencia del Dios Altísimo en el cielo. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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