Santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia, fue una mística que se esforzó en conocer a Dios a fondo: Protectora contra tentaciones y enfermedades
Santa Catalina de Siena: Doctora de la Iglesia y Mística.
Santa Catalina de Siena, Catalina Benincasa o Santa Catherine, es una Santa muy venerada en la Iglesia Católica. Ella llegó a ser Doctora de la Iglesia por sus innumerables escritos. Se hizo miembro de la Orden de los Dominicos, en donde, como escritora y predicadora, se destacó por su gran influencia en la literatura italiana y en la Iglesia católica. Fue todo un prodigio de criatura y una mística religiosa. Fue la penúltima de 25 hermanos. Hija del matrimonio formado por el dulce y bonachón Giacomo Benincasa y de Lapa de Puccio dei Piangenti. A Santa Catalina se le invoca contra el fuego, la peste, dolores de cabeza, prevención de incendios, abortos, tentaciones sexuales, tentaciones, enfermedades. Es también protectora de los bomberos, enfermeras, personas ridiculizadas por su fe, de Europa, Italia, Siena. Es considerada una de las grandes místicas del siglo XIV.
Fiesta: 29 de abril.
Martirologio romano: Fiesta de Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia, que tomó el hábito de las Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo. Se esforzó en conocer a Dios en sí misma y a sí misma en Dios, para asemejarse más a Cristo crucificado; también luchó ardua y vigorosamente por restablecer la paz, para que el Romano Pontífice regresara a la Ciudad santa y restaurar así la unidad de la Iglesia. Dejó extraordinarios escritos llenos de una increíble doctrina espiritual.
Biografía de Santa Catalina de Siena.
Santa Catalina nació en Siena el 1347, el año anterior a la tristemente célebre Peste Negra que asoló a toda Europa. Ella vendría a sembrar grandes males que poco después se levantarían también en el seno de la Iglesia.
A pesar de su corta vida y de no haber ocupado cargos de responsabilidad, parece casi increíble cómo una joven mujer de pueblo pudo realizar empresas tan grandes como le tenía reservadas el Señor.
Aquella niña alegre, juguetona y muy traviesa, como correspondía a su edad, quedó prontamente truncada cuando siendo muy niña todavía, caminaba con su hermana y recibió una maravillosa visión del cielo: "Veía a Jesús sentado en un rico trono y le acompañaban los Apóstoles San Pedro, San Pablo y San Juan..."
Santa Catalina de Siena se entregó más a la oración, hacía todo mucho mejor que antes y de modo casi impropio de una jovencita de su edad. Parecía estar ensimismada y fuera de sí.
Su madre, para quitarle de la cabeza estas "manías", la pone al servicio de la criada de la casa. Catalina acepta gustosa esta nueva misión y se entrega de lleno a servir a los demás. Lo hace con gran cariño.
Un Papá comprensivo la deja decidir.
Madre Lapa quiere que se aficione a la vida de sociedad y que piense en contraer matrimonio con un joven bueno y apuesto que ella le propone. Santa Catalina de Siena no piensa así. Ella se ha desposado ya secretamente con su Señor Jesucristo...
Por fin, el bueno y pacífico de su padre toma cartas en el asunto y dice: "Que nadie moleste a mi hija Catalina. Que ella sea quien tome la decisión de su futuro. Si ella quiere servir a Jesucristo que nadie se lo impida".
Santa Catalina de Siena ve abiertos los cielos y se hace terciaria dominica o Montelata como entonces se decía.
Ya libre de las ataduras del mundo, Santa Catalina de Siena se entrega de lleno a la vida de oración y penitencia. Se la ve volar más que caminar por las vías del espíritu.
Pero la tentación no cesa. El enemigo no duerme. A Santa Catalina de Siena le vienen a veces tentaciones de toda clase. Ella se ve atacada por los cuatro costados y contra todas las virtudes. Se le aparece Jesús y Santa Catalina le dice: "¿Dónde estabas, Esposo de mi corazón, cuando era tan duramente tentada?", a lo que Jesús le responde: "Estaba dentro de tu corazón ayudándote a vencer".
Ella no sabe cómo serle más útil al Señor y a su Iglesia, a la que ama con toda su alma y por la cual se ha ofrecido como víctima. Un día se le aparece el Señor y le dice: "No puedes serme útil en nada, pero sí que me puedes servir ayudando al prójimo"
Y así lo hace con toda su alma. Le ayuda, le socorre, le sirve, le instruye y le da cuanto tiene para encaminarlo hacia Dios...
Santa Catalina de Siena y el Papa.
Santa Catalina de Siena trabajará con toda su alma para hacer que vuelva el Papa de Aviñón a Roma. Escribirá cartas llenas de fuego a los príncipes y cardenales, rogándoles que ayuden y defiendan a la Iglesia y que se corrijan de sus abusos.
Al Papa lo llamaba "el dulce Cristo en la tierra". Tenía un altísimo concepto del sacerdocio y trabajó con toda su alma para que fueran santos los ungidos del Señor.
Por ellos y por toda la Iglesia, en aquellos días lacerada por el tristemente célebre Cisma de Occidente, Santa Catalina de Siena ofreció generosamente su vida.
La humilde, pero sabia Santa Catalina intervino en muchos asuntos públicos y privados, por eso bien se merece ser la Patrona de Italia junto con San Francisco de Asís. A los 33 años moría el 29 de abril de 1380.
Muerte de Santa Catalina de Siena.
Santa Catalina de Siena, quien murió a consecuencia de un ataque de apoplejía, a la temprana edad de treinta y tres años, el 29 de abril de 1380, fue la gran mística del siglo XIV.
El Papa Pío II la canonizó en 1461. Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María sopra Minerva en Roma, donde se la venera como patrona de la ciudad; es, además, patrona de Italia y protectora del pontificado.
Santa Catalina de Siena gozó de grandes revelaciones del cielo y nos dejó obras inmortales de profunda sabiduría, como el Diálogo.
Así entonces, Santa Catalina de Siena merecerá todo el reconocimiento de la Iglesia y el Papa Pablo VI la declarará como la segunda mujer Doctora de la Iglesia, poco después de haber declarado Doctora a Santa Teresa de Jesús.
Oración a Santa Catalina de Siena.
Oh Santa Catalina de Siena, Dios, nuestro Padre, encendió la llama del amor santo en tu corazón mientras meditabas sobre la Pasión de Jesucristo, su Hijo. Movida por su gracia, dedicaste tu vida a los pobres y enfermos, así como a la paz y la unidad de la Iglesia. A través de tu intercesión, que nosotros también podamos conocer el amor de Jesús, llevar su compasión a todos, y trabajar por la unidad de su Iglesia. Pedimos esto en el Nombre de Jesús, Nombre que está sobre todo nombre. Señor Dios, Tú hiciste que Santa Catalina de Siena brillara con el amor divino en la contemplación de la Pasión del Señor y en el servicio de Tu Iglesia, con su ayuda, concede que tu pueblo, asociado en el misterio de Cristo, pueda siempre sentirse gozoso en la revelación de su gloria. Amén.
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