Padre Pío recibió los estigmas de Cristo y los llevó por 50 años: San Pío de Pietrelcina se dedicó a dirección espiritual y la confesión, Biografía y vida
San Pío de Pietrelcina: Sacerdote Místico y Estigmatizado.
La vida del Santo Padre Pío de Pietrelcina, conocido como el Padre Pío, fue un humilde fraile, sacerdote, estigmatizado y místico, venerado como un santo de la Iglesia Católica, muy famoso por practicar la piedad, la caridad y la corrección enérgica en el sacramento de la confesión, en el cual poseía el don de leer los corazones y conocer los pecados de las personas antes de que se los mencionaran. El Padre Pío perteneció a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos. La vida del Padre Pío siempre estuvo rodeado de muchas situaciones místicas que se escapan de nuestra comprensión.
Fiesta: 23 de septiembre.
Martirologio romano: Santo Padre Pío de Pietrelcina (Francisco) Forgione, sacerdote de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, quien en el convento de San Giovanni Rotondo, en Pugli, trabajó incansablemente en la dirección espiritual de los fieles y en la reconciliación de los penitentes, y mostró un especial cuidado y predilección por los más pobres y necesitados, y que en el día de su peregrinación terrena, partió completamente configurado a Cristo crucificado.
Biografía del Padre Pío.
Esta es la vida del Padre Pío, quien recibió muchos dones para la salvación del pueblo de Dios. El Santo Padre Pío, nació como Francisco Forgione, en Pietrelcina, Benevento, el 25 de mayo de 1887, hijo de Grazio y Giuseppa, unos campesinos muy pobres, pero también muy devotos, quienes todas las noches, reunidos en la familia, recitaban el santo rosario.
Lo sobrenatural le viene a muy temprana edad a este futuro santo. Siendo aún un niño, la vida del Padre Pío cambiaría por completo. Francisco Forgione (Padre Pío) recibió frecuentes visitas de Jesús y María, veía a los demonios y a los Santos ángeles, pero debido a que él pensaba que todo el mundo tenía estas facultades, no le dijo nada de esto a alguien.
Su entrega al sacerdocio.
El 22 de enero de 1903, a la edad de dieciséis años, San Pío de Pietrelcina entró en el convento de los Franciscanos Capuchinos tomando el nombre de Fray Pío de Pietrelcina.
El Santo Padre Pío de Pietrelcina se hizo sacerdote siete años después, el 10 de agosto de 1910. Él quería salir como misionero a tierras lejanas, pero su salud no se lo permitía, siempre se encontraba demasiado débil para eso.
Padre Pío y la enfermedad.
Los primeros años de sacerdocio se hicieron más difícil aún por su mal estado de salud, por lo que sus superiores varias veces lo enviaron de regreso a Pietrelcina, en donde el clima parecía sentarle mejor. San Pío tenía los pulmones en muy malas condiciones, y los médicos no le daban mucho tiempo de vida.
La vida del Padre Pío se convirtió en una gran oblación a Dios. La enfermedad a la que estuvo expuesto el Padre Pío de Pietrelcina era causada por la terrible opresión del demonio, que de acuerdo con el fraile, no lo dejaba descansar, torturándolo en cuerpo y espíritu.
En 1916 los superiores se movieron al Padre Pío a San Giovanni Rotondo, en el Gargano, un lugar que él nunca dejó. Aquí, en el convento de Santa María de la Gracia, una aventura extraordinaria comenzaba para este "pequeño fraile reza" (como se llamaba él mismo) como un hacedor de milagros y apóstol de la fe.
Un incontable número de hombres y mujeres, desde el Gargano y otras partes de Italia, llenaban su confesionario, donde pasaba alrededor de unas 16 horas al día impartiendo el perdón de Dios y conduciendo las almas a Dios, sacando la fuerza de la oración y el rezo del Rosario de hasta cinco veces al día, aunado a grandes sufrimientos espirituales y físicos.
Los estigmas del Padre Pío.
La vida del Padre Pío fue un enigma para muchos. El 20 de septiembre de 1918, el Santo Padre Pío recibió los estigmas de la Pasión de Cristo. Sus heridas permanecerían siempre abiertas, con un gran dolor y sangrado que soportó, por la gracia de Dios, durante más de cincuenta años.
San Pío de Pietrelcina fue visitado por un gran número de médicos, sufrió incomprensiones y calumnias, fue sometido a inspecciones difamatorias canónicas, que el fraile de estigmatizado, como "hijo de la obediencia" que era, aceptaba con gran paciencia y humildad.
Desde entonces, la vida del Padre Pío comenzó a llevar muchos golpes y sufrimientos. El Padre Pío fue suspendido de sus deberes "a divinis", y solo después de varios años fue absuelto y restituido en su ministerio sacerdotal.
Casa Alivio del sufrimiento y Grupos de oración Padre Pío.
En la década de 1940, con el poder del arma de la oración, el San Pío de Pietrelcina luchó contra la terrible realidad de la Segunda Guerra Mundial, lo que dio inicio a los Grupos de oración, entre los más populares en la iglesia de hoy, con más de doscientos mil devotos distribuidos por todo el continente.
Junto con la "Casa Alivio del Sufrimiento", estos dos frutos de Dios y pequeño fraile, pasan a ser sus herencias espirituales, el signo de una vida dedicada a la oración y marcada por una ferviente devoción a la Virgen, por quien el fraile se sentía fielmente protegido en su lucha diaria contra el demonio, y quien dos veces milagrosamente lo sanó, en 1911 y 1959.
En este último caso, los médicos habían renunciado a seguirlo tratando, esperando su pronta partida, cuando después de la llegada de la estatua de la Virgen de Fátima, peregrina en San Giovanni Rotondo, el 06 de agosto 1959, el Santo Padre Pío de Pietrelcina fue repentinamente sanado, ante el asombro y la alegría de todos sus devotos
El Padre Pío y la Virgen María.
"¿Hay un atajo al Cielo?", le preguntaron al Santo Padre Pío una vez y respondió: "Sí, nuestra Señora... Ella es el mar a través del cual se llega a las orillas del esplendor eterno". Él siempre instó a sus hijos espirituales a rezar el Rosario y de imitar a la Virgen en sus virtudes cotidianas, como la humildad, la paciencia, el silencio, la pureza y la caridad.
La vida del Padre Pío llegaría a ser una perfecta veneración a María. Él mismo siempre tenía un santo rosario en la mano, recitado sin cesar en su totalidad, especialmente por la noche. "Esta oración es nuestra fe, el apoyo de nuestra esperanza, la explosión de nuestra caridad."
La pequeña celda donde habitaba el Padre Pío, era la número 5, tenía un cartel colgado en la puerta con una famosa frase de San Bernardo: "María es toda la razón de mi esperanza".
En mayo de 1956, Santo Padre Pío de Pietrelcina le dedicó a María la "Casa Alivio del Sufrimiento", uno de los centros de salud más calificados de hoy en día en toda Italia y reconocido internacionalmente, con unas 70.000 admisiones anuales, equipos modernos, y vinculado con los institutos líderes de investigación en el mundo.
Al respecto de la Santísima Virgen María, el Santo Padre Pío de Pietrelcina diría en una oportunidad:
"¿No te basta saber que es Madre de Dios? ¿Qué todos los ángeles y santos no llegan a alabarla dignamente? Dios es el Padre del Verbo, María es la Madre del Verbo, hecho carne. Nada nos concede el Señor si no pasa por las manos de la Reina del Cielo. Si Dios es la fuente de agua viva, María es el acueducto que la lleva a nosotros. Ámala en la tierra y la contemplarás en el cielo."
Los dones del Padre Pío.
A lo largo de la vida del Padre Pío, fueron incontables las personas que afirmaban que este pequeño fraile estaba asistido por la misma mano de Dios. Miles de testimonios han sido recogidos a lo largo de los años de experiencias extraordinarias de personas quienes se encontraron o rezaron con el Santo Padre Pío.
- Los estigmas (que tuvo por 50 años): Estos estigmas fueron analizados y estudiados y trataron de dar explicación de diversas maneras, pero los médicos jamás pudieron encontrar una explicación científica de esto.
- Las hipertermias "imposibles": Un hecho completamente inexplicable, sobre todo porque estas fiebres extraordinarias no solo no lo mataban, sino que no dejaron ninguna consecuencia clínica. En varias ocasiones sus temperaturas corporales alcanzaron los 43?°C, 45?°C, 48?°C, una vez incluso llegó a tener 52° centígrados
- La bilocación: Aunque él nunca salió de San Giovanni Rotondo, sus apariciones en varios continentes es confirmada por numerosos testigos oculares, incluso hasta por grupos de personas.
- El olor de santidad: Bien establecido en el caso del Padre Pío; el olor era especialmente fuerte que provenía de la sangre de sus heridas, este olor lo acompañó durante toda su vida, se producía más que todo cuando la gente le rogaba y hasta el día de hoy, desde su cuerpo incorrupto, continúan despidiendo este olor.
- Discernimiento Extraordinario: El Padre Pío tenía la capacidad de leer los corazones y las conciencias, tanto así que, a muchas personas en el confesionario, les decía los pecados que omitían o no se acordaban para que pudiesen arrepentirse de verdad.
- Curaciones milagrosas: Muchas personas gozaron de curaciones inexplicables y fueron atribuidos a él a través del poder de la oración, y algunos también son reconocidos por la Iglesia.
- Hablar con los ángeles: El Padre pío, se comunicaba cotidianamente con estas criaturas de Dios, algunos le servían de mensajeros quienes le comunicaban el estado de una persona o algún evento en particular.
Su partida a la Gloria de Dios.
El 22 de septiembre de 1968 fue una gran celebración de los fieles, quienes festejaban el 50 aniversario de sus estigmas.
El Padre Pío había estado muy enfermo durante algunos días, pero quería celebrar la misa, el cual logró hacerla con un permiso especial. Recitó el Padrenuestro en Latín, como de costumbre, y se derrumbó después de decir "líbranos del maligno..." El evento fue filmado, y muestra claramente que sus manos estaban completamente sanadas.
Esa misma noche, a las 2 de la mañana, con la asistencia de médicos y compañeros frailes, y poco momento después de recibir los sagrados oleos, exhaló su último aliento en esta tierra partiendo a la patria celestial. Santo Padre Pío de Pietrelcina, ruega por nosotros.
El Papa San Juan Pablo II recitó esta oración con motivo de la fiesta de la canonización del Santo Padre Pío, el 16 de junio de 2002.
[Padre Pío] enséñanos, te rogamos, la humildad de corazón, para que seamos contados entre los pequeños del Evangelio a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino. Ayúdanos a rezar sin cesar, seguros de que Dios sabe lo que necesitamos, incluso antes de que se lo pidamos. Consíguenos los ojos de la fe que nos ayuden a reconocer en los pobres y los que sufren, el rostro mismo de Jesús. Sosténganos en la hora de las dificultades y las pruebas y, si caemos, experimentemos la alegría del sacramento del perdón. Concédenos tu tierna devoción a María, madre de Jesús y nuestra Madre. Acompáñanos en nuestro peregrinaje terrenal hacia la bendita Patria, donde también nosotros esperamos llegar para contemplar para siempre la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración al Padre Pío en la dificultad.
Querido Dios, generosamente has bendecido a tu pequeño sirviente, el humilde fraile Santo Padre Pío de Pietrelcina, con los dones del Espíritu.
Marcaste su cuerpo con las cinco heridas de Cristo Crucificado, como un poderoso testimonio a la salvadora pasión y muerte de tu hijo. Dotado con el don del discernimiento, San Pío trabajó sin descanso en el confesionario para la salvación de las almas. Con reverencia e intensa devoción en la celebración de la Santa Misa, invitó a innumerables hombres y mujeres a una mayor unión con Jesucristo en el Sacramento de la Sagrada Eucaristía. Te ruego con confianza, oh Señor, que por la intercesión del Santo Padre Pío de Pietrelcina, para que me concedas esta gracia que necesito.
Menciona aquí tu petición.
Reza el Padre Nuestro, Ave María y el Gloria al Padre (tres veces). Amén.
Santo Padre Pío de Pietrelcina, por los méritos del divino Niño Jesús, y por los sufrimientos que te fueron concedidos para la obra salvadora de Nuestro Señor, ayúdame a amar a Dios por sobre todas las cosas y a apoyarme en María como el mejor camino para llegar al Cielo. Todo esto lo pido por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
La vida del Padre Pío de Pietrelcina, sigue siendo un misterio tanto para la Iglesia como la Ciencia misma. Sus estigmas son todo un enigma. Su vida de oración y sacrificio empleado en el sacramento de la penitencia, lo hizo un hombre de Dios dedicado a la purificación y salvación de las almas perdidas. San Pío de Pietrelcina, por tu vida y obra, ruega por nosotros.
Recursos sobre el Padre Pío.
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