La Virgen María dijo a San Pablo de la Cruz que fundara una comunidad que amara la Pasión del Señor: Pablo de la Cruz es el fundador de los pasionistas
San Pablo de la Cruz, Místico: Fundador de los Pasionistas.
San Pablo de la Cruz, originalmente llamado Paolo Francesco Danei, fue un místico italiano y fundador de los Pasionistas, o la Congregación de la Pasión, cuyos miembros combinaron la devoción a la pasión de Cristo con la predicación a los pobres, y las rigurosas penitencias. San Pablo de la Cruz fue un enamorado de la Pasión del Señor y fue quien inició la devoción del levantamiento de Cruces en las Iglesias.
Fiesta: 19 de octubre.
Martirologio romano: San Pablo de la Cruz, sacerdote, quien desde su juventud brilló por el espíritu de penitencia y de un gran celo ardiente, fue movido por el amor singular hacia Cristo crucificado, contemplándolo en el rostro de los pobres y enfermos, Fundó la Congregación de los Clérigos Regulares de la Cruz y Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Biografía de San Pablo de la Cruz.
San Pablo de la Cruz es el fundador de los Padres Pasionistas, nació en Génova (Italia) en 1684. Cuando era niño, cada vez que le llegaba algún sufrimiento especial, la mamá le mostraba un crucifijo y le recordaba que Jesús ofreció sus sufrimientos por nosotros, y que también nosotros debemos ofrecer por Él lo que sufrimos. Así lo fue entusiasmando por la Pasión de Cristo.
Su padre le leía de vez en cuando el libro de vidas de Santos, y esto lo animaba mucho a ser mejor. Aquel buen hombre avisaba también continuamente a su hijo acerca de lo peligroso y dañino que es juntarse con malas compañías. Así lo libró de muchos males y peligros.
San Pablo de la Cruz: el penitente.
A los 15 años oyó un emocionante sermón acerca de esta frase de Jesús: "Si no se convierten y no hacen penitencia, todos perecerán". En esa fecha, San Pablo de la Cruz hizo una confesión general de toda su vida y desde aquel día empezó a dormir en el duro suelo, a ayunar, a dedicar varias horas de la noche, a rezar y a leer libros piadosos.
Luego organizó con algunos de sus compañeros una asociación de jóvenes para ayudar a los demás con sus palabras y buenos ejemplos a ser mejores. Varios de esos muchachos se hicieron religiosos después.
San Pablo de la Cruz se alistó en el ejército del sumo pontífice para defender la religión, pero después de un año se dio cuenta de que no tenía vocación para militar.
Luego rechazó unos negocios muy prometedores que le ofrecían y un matrimonio muy brillante que se le presentaba. Se quedó por varios años en la casa de sus padres, dedicado a la oración, a la meditación y a practicar la caridad hacia los pobres.
Visión mística de San Pablo de la Cruz.
En 1720, San Pablo de la Cruz vio que en sueños le mostraban una sotana negra con un corazón y una cruz blanca y el nombre de Jesús. Era como un aviso del hábito o distintivo que debería dar a sus religiosos.
Después, en una visión, oyó a la Santísima Virgen que le aconsejaba fundar una comunidad que se dedicara a amar y hacer amar la Santísima Pasión de Jesucristo.
San Pablo de la Cruz presentó estos mensajes por escrito al Sr. obispo y a su director espiritual. Ambos, conociendo la vida heroica de virtud y oración que el joven había llevado desde niño, reconocieron que se trataba realmente de una vocación señalada por Dios. Y el Sr. obispo le dio a Pablo la sotana negra con el corazón blanco y la cruz sobre el pecho.
San Pablo de la Cruz se retiró durante 40 días a redactar los Reglamentos de la nueva comunidad, en una húmeda habitación junto a una sacristía, donde vivió todo ese tiempo a pan y agua y durmiendo por la noche en un lecho de paja.
Esos Reglamentos son los que han seguido siempre sus religiosos. Luego se dedicó a ayudar a los sacerdotes, a dar clases de catecismo, y a predicar misiones populares con gran éxito.
Poca aceptación de su nueva orden.
Los primeros candidatos que se presentaron pidiendo ser admitidos en la nueva Congregación, encontraron demasiado duro el Reglamento y se retiraron. Mientras tanto, San Pablo de la Cruz y un compañero suyo viajaban por los pueblos predicando misiones y obteniendo muchas conversiones.
El Papa Benedicto XIV aprobó los Reglamento, pero suavizándolos un poco, y entonces empezaron a llegar novicios.
El primer Retiro (nombre que los pasionistas daban tradicionalmente a sus monasterios) se inauguró en el año 1737 en Monte Argentario (Provincia de Grosseto); la comunidad tenía ahora nueve miembros. San Pablo de la Cruz llamó a sus monasterios "retiros" para subrayar la vida de soledad y contemplación que creía necesaria para alguien que deseaba predicar el mensaje de la Cruz.
Además de la celebración comunitaria del oficio divino, los miembros de su comunidad debían dedicar al menos tres horas a la oración contemplativa cada día. La austeridad de vida practicada por los primeros pasionistas no alentaba a un gran número de personas, pero San Pablo de la Cruz prefería un crecimiento lento, a veces doloroso, a algo más espectacular. Sin pensarlo, al poco tiempo ya tendría tres casas de religiosos pasionistas.
San Pablo de la Cruz: apasionado por la predicación.
En todas las ciudades y pueblos a donde llegaba predicaba acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo.
A veces se presentaba con una corona de espinas en la cabeza. San Pablo de la Cruz siempre llevaba en la mano una cruz, y con los brazos extendidos, el santo hablaba de los sufrimientos de Nuestro Señor, en forma que conmovía aún a los más duros e indiferentes.
A veces, cuando el público no demostraba conversión, San Pablo de la Cruz se azotaba violentamente delante de todos, por los pecados del pueblo, de modo que hacía llorar hasta a los soldados y a los bandoleros. Un oficial que asistió a algunos de sus sermones decía: "Yo he estado en muchas batallas, sin sentir el mínimo miedo al oír el estallido de los cañones. Pero cuando este padre predica me hace temblar de pies a cabeza".
Es que Dios le había dado a San Pablo de la Cruz la eficacia de la palabra y el Espíritu Santo le concedía la gracia de conmover los corazones. En una oportunidad diría lo siguiente:
"... Me gustaría que de vez en cuando fueras a pescar. ¿Cómo? De esta manera. Los santos sufrimientos de Jesús son un mar de penas, pero también es un mar de amor. Pídele al Señor que te enseñe a pescar en este mar. Sumérgete en él, y, no importa cuán profundo vayas, nunca llegarás al fondo. Permítete ser penetrado por el amor y el dolor. De esta manera harás tuyos los sufrimientos del dulce Jesús. Pesca las perlas de las virtudes de Jesús. Esta santa pesca se hace sin palabras; la fe y el amor enseñan el camino. El pescador más humilde es el mejor". (San Pablo de la Cruz, 8 de abril de 1758)
En los sermones era duro e intransigente para no dejar que los pecadores vivieran en paz con sus vicios y pecados, pero luego en la confesión era compresivo y amable, invitándolos a hacer buenos propósitos, animándolos a cambiar de vida, y aconsejándoles medios prácticos para perseverar siendo buenos cristianos, y portándose bien.
San Pablo de la Cruz y sus dones extraordinarios.
- A muchas personas les anunció cosas que les iban a suceder en el futuro.
- Curó a innumerables enfermos.
- Estando a grandes distancias, de pronto se aparecía a alguno para darle algún aviso de importancia, y desaparecía inmediatamente.
San Pablo de la Cruz rechazaba toda muestra de veneración que quisieran darle, pero las gentes se apretujaban junto a él y hasta le quitaban pedacitos de su sotana para llevarlos como reliquias y recuerdos.
Con su hermano Juan Bautista trabajaron siempre juntos predicando misiones, enseñando catecismo y atendiendo pobres. Como ambos eran sacerdotes, se confesaban el uno con el otro y se corregían en todo lo necesario.
Solamente una vez tuvieron un pequeño disgusto y fue cuando un día Juan Bautista se atrevió a decirle a San Pablo de la Cruz que lo consideraba un hombre verdaderamente virtuoso. El santo se disgustó y le prohibió hablarle por tres días. Al tercer día Juan Bautista le pidió perdón de rodillas y siguieron siendo buenos amigos como antes.
En 1771 San Pablo de la Cruz fundó la comunidad de Hermanas Pasionistas que se dedican también a amar y hacer amar la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Muerte de San Pablo de la Cruz.
A poca distancia del Coliseo de Roma, fue donde Pablo de la Cruz pasó los últimos años de su vida. En 1772, sintiéndose muy enfermo, San Pablo de la Cruz mandó pedir al Papa su bendición para morir en paz. Pero el sumo pontífice le respondió que la Iglesia necesitaba que viviera unos años más. Entonces se mejoró y vivió otros tres años.
Fue visitado por dos Papas, Clemente XIV en 1774 y Pío VI en 1775. Murió unos meses después de esta última visita. El 18 de octubre de 1775, cuando tenía ochenta años. Sus restos mortales están consagrados en la Capilla, terminada en 1880, dedicada a él.
En el momento de su muerte, la congregación fundada por San Pablo de la Cruz tenía ciento ochenta padres y hermanos, que vivían en doce Retiros, la mayoría en los Estados Pontificios. También había un monasterio de hermanas contemplativas en Corneto (hoy conocido como Tarquinia), fundado por Pablo unos años antes de su muerte para promover la memoria de la Pasión de Jesús con su vida de oración y penitencia.
San Pablo de la Cruz fue beatificado el 1 de octubre de 1852 y canonizado el 29 de junio de 1867 por el Beato Pío IX. Dos años más tarde, su fiesta se insertó en el calendario romano, para ser celebrada el 28 de abril como un doble. Pero en el año 1969 se convirtió en una conmemoración opcional y fue colocada para celebrar su fiesta el 19 de octubre, día siguiente al de su muerte, el 18 de octubre, que es la fiesta de San Lucas Evangelista.
San Pablo de la Cruz fue un gran ejemplo de vida de pobreza, obediencia, oración y mortificación a lo largo de muchos años. Su amor por la pasión del Señor logró la conversión de muchos que se acercaron a Él buscando guía espiritual. Se han conservado más de dos mil de sus cartas, la mayoría de ellas de dirección espiritual.
Oración a San Pablo de la Cruz.
Pablo, nuestro padre y hermano, al estar contigo ante la Cruz de Cristo, que nuestras mentes, nuestros corazones y nuestras vidas se vean abrumados por el amor que allí se muestra por nosotros. Que al seguir el ejemplo de Jesús Crucificado, nosotros también seamos vaciados de todo, excepto el deseo de hacer la voluntad de Dios y así mantener vivo el recuerdo de la Pasión y Muerte de Jesucristo, nuestra única esperanza. Amén.
Novena a San Pablo de la Cruz por una petición especial.
A continuación debes rezar la siguiente oración durante 9 días consecutivos, pidiendo la intercesión de San Pablo de la de cruz por alguna necesidad especial que tengas.
Oh glorioso San Pablo de la Cruz, fuiste elegido por Dios para profesar a toda la humanidad los amargos sufrimientos de la pasión de su Hijo unigénito, y para difundir la devoción a la Pasión de Jesús por todo el mundo.
Por tu predicación y tu santo ejemplo, Jesús convirtió a miles de pecadores a través de ti, llevándolos al pie de la Cruz para que se arrepintieran de sus pecados, obteniendo así para ellos su infinito perdón y misericordia. Que Jesús sea bendecido por su extraordinaria gracia que tantas veces se hizo presente en tu vida, y por los muchos milagros que hizo a través de ti para la conversión de las almas.
Oh, bendito San Pablo de la Cruz, volviéndome ahora hacia ti, te pido que desde tu lugar con Jesús y María en el cielo, mires misericordiosamente a mi pobre alma, y escuches mis oraciones, y con todo tu amor las presentes humildemente a Jesús por mí.
Menciona tu petición aquí.
Oh San Pablo de la Cruz, alcánzame también un gran amor a Jesús sufriente, para que por la frecuente meditación de su Pasión pueda tomar mi propia cruz y aceptar con santa resignación los sufrimientos que Dios ha permitido en mi vida. Ayúdame a sufrir y a sacrificarme en unión con Jesús por la conversión de mi pobre alma, las almas de mis seres queridos y por toda la humanidad. Ayúdame a amar a Jesús y a María con todo mi corazón e intercede por mí para que, por la gracia de Dios, muera de una muerte santa y llegue por fin a gozar con vosotros de la bendita presencia de Jesús y María en el cielo por toda la eternidad.
Rezar un Padre Nuestro, Ave María y un Gloria.
Oh, San Pablo de la Cruz, por los sufrimientos de Nuestro Señor Jesucristo en su dolorosa pasión, ruega por nosotros. Amén.
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