San Germán de París, Abad y obispo, es conocido como el Padre de los pobres: sobrevivió al aborto que su madre quiso provocarle a través de un veneno
San Germán de París, Abad y obispo: Sobreviviente de un aborto.
San Germán de París fue un obispo de París quien, aun siendo un bebé en gestación, sobrevivió al intento de su madre de abortarlo por medio de un veneno abortivo. Se hizo sacerdote y tuvo un gran amor hacia los pobres. Fue reconocido por su fuerte deseo de darles limosnas y ayudarlos en todo lo posible. San Germán de París fue canonizado en el año 754 y es venerado en los tiempos modernos como el "Padre de los pobres".
Fiesta: 28 de mayo.
Martirologio romano: En París, en la Galia, san Germán, obispo, que habiendo sido antes abad de San Sinforiano de Autun, fue llamado a la sede de París y, conservando el estilo de vida monástico, ejerció una fructuosa cura de almas (576)
Biografía de San Germán de París.
San Germán nació en la Borgoña, en Autun, del matrimonio que formaban Eleuterio y Eusebia en el último tercio del siglo V.
No tuvo buena suerte en los primeros años de su vida carente del cariño de los suyos y hasta estuvo con el peligro de morir, primero por el intento de aborto por parte de su madre, y luego por las manipulaciones de su tía, la madre del primo Estratidio con quien estudiaba en Avalon, que intentó envenenarle por celos.
Con los obispos, San Germán de París, tuvo algo de suerte. Agripin, el de Autun, lo ordena sacerdote, solucionándole las dificultades y venciendo la resistencia de Germán para recibir tan alto ministerio en la Iglesia.
Luego, Nectario, su sucesor, lo nombra abad del monasterio de san Sinforiano, en los arrabales de la ciudad.
San Germán: abad generoso y entregado.
San Germán de París fue un modelo de abad, con el ejemplo en la vida de oración, la observancia de la disciplina, el espíritu penitente y la caridad.
Comienza a manifestarse en San Germán el don de milagros, según el relato de Fortunato. Se había propuesto el santo abad que ningún pobre que se acercara al convento a pedir se fuera sin comida.
Sucesos prodigiosos de San Germán.
Un día, San Germán reparte el pan reservado para los monjes porque ya no había más comida que darles.
Los monjes se pusieron furiosos con San Germán porque pensaban que iba a regalar todo el convento; pero después, llegaron al convento, dos cargas de pan y, al día siguiente, dos carros llenos de comida para las necesidades del monasterio.
El obispo, celoso por las cosas buenas que se hablaban de San Germán de París, lo manda poner en la cárcel sin motivo; pero luego, las puertas de la prisión se le abrieron a San Germán al estilo de lo que pasó al principio de la cristiandad con el apóstol San Pablo.
San Germán no se marchó de la prisión antes de que el mismo obispo fuese a darle la libertad; con este episodio sobrenatural, el obispo cambió sus celos por una gran admiración.
El rey Hildeberto usa su autoridad en el año 554 para que San Germán fuese nombrado obispo de París, a raíz de la muerte de Eusebio y, además, lo nombra limosnero mayor.
San Germán de París, provisto de grandes dones, sanó al rey cuando estaba enfermo en el castillo de Celles, cerca de Melun, donde se juntan el Yona y el Sena, con la sola imposición de las manos.
Muerte.
El buen obispo parisino, San Germán de París, murió octogenario, el 28 de mayo del 576. Se enterró en la tumba que se había mandado preparar en san Sinforiano.
El abad Lanfrido traslada más tarde los restos de San Germán de París a san Vicente. A la fecha, sus restos siguen descansando allí, y se veneran en una urna de plata que el abad Guillermo mandó hacer con sus orfebres en el año 140.
A lo largo de su episcopado, San Germán de París fue un hombre lleno de una fuerza inagotable. Fue bastante persistente en sus esfuerzos por detener las luchas civiles, frenar el libertinaje de los nobles y frenar la vileza de los reyes francos.
San Germán fue un padre fiel a su rebaño, siempre prestando especial atención a las necesidades de los pobres. Como pastor de la Iglesia de París y sus alrededores, presidió varios concilios locales y fue responsable de la construcción de iglesias y la creación de monasterios. A lo largo de todos sus años como un simple devoto, monje, abad, obispo y consejero de reyes, San Germán siempre manifestó las mismas cualidades de piedad y devoción, humildad y veracidad. Haríamos bien en ordenar nuestra vida según sus consejos.
Oración a San Germán de París.
Dios, Luz y Pastor de las almas, estableciste a San Germán como obispo en tu Iglesia para alimentar tu rebaño con Tu palabra y formarlo con su ejemplo. Ayúdanos, por su intercesión, a mantener la Fe que enseñó con su palabra y a seguir el camino que mostró con su ejemplo. Amén. San Germán de París, ruega por nosotros.
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