San Eduardo, Rey y Confesor, fue el más popular de los reyes ingleses: Fue un santo muy Piadoso y amable, es el Santo patrono de los matrimonios difíciles
San Eduardo, Rey: Patrono de los Matrimonios Difíciles.
San Eduardo, Rey, también llamado Eduardo, el confesor, fue el más popular de todos los reyes ingleses de la antigüedad. Tres cualidades le merecieron su fama de santo: era muy piadoso, sumamente amable y muy amante de la paz. San Eduardo es el santo patrono de los reyes y gobernantes, los matrimonios difíciles y los cónyuges separados. Estuvo entre los últimos reyes anglosajones de Inglaterra. Es considerado normalmente el último rey de la Casa de Wessex. Gobernó desde el año 1042 hasta 1066.
Fiesta: 13 de octubre.
Martirologio Romano: En Londres, en Inglaterra, san Eduardo, llamado el Confesor, que, siendo rey de los ingleses, fue querido por su enorme caridad y desprendimiento. Trabajó constantemente por mantener la paz en sus estados y la comunión con la Iglesia Católica.
Biografía de San Eduardo, Rey.
San Eduardo nació alrededor del año 1003, hijo del rey anglosajón Etelredo "el Indeciso". Fue el hijo del tercer matrimonio de Etelredo con la princesa Emma de Normandía
Cuando en 1015 el rey danés Canuto invadió Inglaterra, su madre Emma partió enseguida con Eduardo y con su hermano Alfred hacia Normandía, en donde desarrollaron una familiaridad con los normandos y sus líderes. Pero después de la muerte de su marido, Emma volvió a Inglaterra y, en su segundo matrimonio, se convirtió en consorte de Canuto, durante el gobierno danés en Inglaterra.
Tras la muerte de Canuto y la muerte de sus hijos, el derecho anglosajón y la nobleza eclesiástica invitaron a San Eduardo, el hijo de Emma, para que regresara a Inglaterra en el 1041; y así, poco tiempo después, en 1042, él se convirtió en rey a una edad aproximada de 40 años de edad.
San Eduardo: modelo piadoso de Rey
Para evitar que se siguiera avivando el resentimiento de la nobleza anglosajona, en el año 1045, San Eduardo Rey se une en matrimonio con Edith, la hija del Conde Godwino, quien estaba resentido por la elección de Eduardo como Rey y su actitud era amenazadora para su reinado.
La tradición nos dice que San Eduardo y su esposa eran personas tan ascéticas y entregadas a Dios, que decidieron vivir juntos como hermano y hermana, para así alcanzar la santidad. San Eduardo conservó perpetua su castidad.
San Eduardo Rey tuvo unos modos de actuar que lo hicieron sumamente popular entre sus súbditos y lo convirtieron como en un modelo para sus futuros reyes.
Lo primero que hizo el Rey San Eduardo al asumir su cargo fue suprimir el impuesto de guerra, que arruinaba mucho a la gente. Luego, durante su largo reinado, procuró vivir en la más completa armonía con las cámaras legislativas (que él dividió en dos: cámara de los lores y cámara de los comunes).
San Eduardo Rey se preocupó siempre por tener cuidado de qué gran cantidad de los impuestos que se recogían, se repartieran entre las gentes más necesitadas.
Virtudes de San Eduardo Rey.
Un autor que vivió en ese tiempo nos dejó los siguientes datos acerca de San Eduardo Rey:
- Era un verdadero hombre de Dios.
- Vivía como un ángel en medio de tantas ocupaciones materiales y se notaba que Dios lo ayudaba en todo.
- Eran tan bondadoso que jamás humilló con sus palabras ni al último de sus servidores.
- Se mostraba especialmente generoso con los pobres, y con los emigrantes, y ayudaba mucho a los monjes.
- Aún el tiempo en que estaba en vacaciones y dedicado a la cacería, ni un solo día dejaba de asistir a la santa misa.
- Era alto, majestuoso, de rostro sonrosado y cabellos blancos.
- Su sola presencia inspiraba cariño y aprecio.
El destierro y una promesa.
Cuando el Rey San Eduardo estaba desterrado en Normandía, prometió a Dios que si lograba volver a Inglaterra iría en peregrinación a Roma a llevar una donación al sumo pontífice. Cuando ya fue rey, contó a sus colaboradores el juramento que había hecho, pero estos le dijeron:
"El reino está en paz porque todos le obedecen con gusto, pero si se va a hacer un viaje tan largo, estallará la guerra civil y se arruinará el país".
San Eduardo Rey, decidió entonces enviar a unos embajadores a consultar al Papa San León Nono, el cual le mandó decir que le permitía cambiar su promesa por otra: dar para los pobres lo que iba a gastar en el viaje, y construir un buen convento para religiosos.
Así lo hizo puntualmente: repartió entre la gente pobre todo lo que había ahorrado para hacer el viaje, y vendiendo varias de sus propiedades, construyó un convento para 70 monjes, la famosa Abadía de Westminster (nombre que significa: monasterio del occidente: West = oeste u occidente. Minster = monasterio). En la catedral que hay en ese sitio es donde sepultan a los reyes de Inglaterra.
La leyenda del anillo y San Eduardo.
Según cuenta la tradición, algunas historias fueron reveladas sobre la vida del Rey San Eduardo, el Confesor. La historia del anillo fue una de las más famosas porque incluía la aparición de San Juan Evangelista.
La historia cuenta que San Eduardo iba en su caballo a una ceremonia en una capilla dedicada a San Juan Evangelista en Essex, cuando un mendigo se le atravesó en el camino y le pidió limosna. Eduardo no tenía dinero consigo en ese momento, así que se quitó el anillo de oro y se lo entregó al pobre hombre.
Unos años más tarde, dos peregrinos ingleses viajaban por Tierra Santa y se quedaron varados. Fueron ayudados por un anciano que se les reveló como San Juan Evangelista y ellos quedaron impresionados. El anciano llevaba el anillo que San Eduardo le había dado al mendigo hace algunos años y les pidió a los peregrinos que se lo devolvieran al rey diciéndole que "en seis meses se encontraría con San Juan en el cielo".
Muerte y veneración de San Eduardo.
La solemne inauguración del famoso coro del Monasterio de Westminster, tuvo lugar el 28 de diciembre de 1065. Pero el rey ya se encontraba gravemente enfermo para esa fecha y no pudo asistir a la ceremonia.
San Eduardo Rey murió en el año 1066 y fue enterrado en la Iglesia de la abadía recientemente restaurada. No tenía hijos y la lucha por quién debería suceder dio inicio a la invasión normanda de octubre de 1066 y la Batalla de Hastings. Pronto hubo muchas peregrinaciones a su tumba.
En el reconocimiento de 1102 encontraron su cuerpo incorrupto y el 17 de febrero de 1161 el Papa Alejandro III lo incluyó en la lista de los santos. La fiesta de San Eduardo es el 13 de octubre, celebrada tanto por la Iglesia de Inglaterra como por la Iglesia Católica de Inglaterra y Gales.
Los restos del San Eduardo fueron trasladados a la Abadía de Westminster en solemne ceremonia oficiada por el arzobispo Santo Thomas Becket en 1963. La Iglesia lo recuerda con alegría cada 13 de octubre. En los siglos siguientes, muchos enfermos vinieron a arrodillarse en el santuario y pedir sanación a través de la intercesión de Eduardo. Ricardo II también rezó allí pidiendo fuerza ante la Revuelta de los Campesinos en 1381.
San Eduardo el Confesor fue un hombre de una profunda oración, más bien se hacía sentir como un humilde fraile coronado de Rey. Fue aclamado durante toda su vida como un rey gentil, leal y devoto. Es el único santo inglés importante cuyo cuerpo aún está en su santuario.
San Eduardo Rey: patrono de matrimonios difíciles y cónyuges separados.
La Iglesia Católica se refiere a San Eduardo Rey el Confesor como el santo patrono de los reyes, los matrimonios difíciles, y los cónyuges separados.
Después del reinado de Enrique II, Eduardo fue considerado como el santo patrón de Inglaterra hasta que en 1348, San Jorge, cuyo culto como santo para los soldados llegó a Inglaterra durante las Cruzadas, le sustituyó en este papel. San Eduardo Rey, sin embargo, sigue siendo el santo patrono de la familia real Inglesa.
Oración a San Eduardo.
Señor, usted elevó a San Eduardo, rey y confesor, a sobresalir en el buen gobierno y el servicio fiel por todas las personas de su nación. Que estos ideales sobrevivan y florezcan entre nosotros a través de sus oraciones. Todo esto lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén
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