San Antonio de Padua fue un sacerdote franciscano y Doctor de la Iglesia: es invocado para encontrar objetos perdidos y para encontrar un esposo o esposa
San Antonio de Padua: El Santo de todo el mundo.
San Antonio de Padua, también conocido como San Antonio de Lisboa, fue un sacerdote católico portugués y fraile de la Orden Franciscana (sacerdote franciscano). Perteneció a una familia adinerada en Lisboa, Portugal. Fue conocido por sus contemporáneos por su poderosa predicación, conocimiento experto de las Sagradas Escrituras, y su amor y devoción a los pobres y los que sufrían por alguna enfermedad. Fue uno de los santos más rápidamente canonizados en la historia de la iglesia. Fue proclamado Doctor de la Iglesia el 16 de enero de 1946. San Antonio de Padua es el santo patrono para encontrar objetos perdidos y de las mujeres estériles. Se le invoca para encontrar esposo o esposa
Fiesta: 13 de junio.
Martirologio romano: Memoria de san Antonio, presbítero y doctor de la Iglesia, el cual, nacido en Portugal, primero fue canónigo regular y después entró en la Orden recién fundada de los Hermanos Menores, para propagar la fe entre los pueblos de África, pero se dedicó a predicar por Italia y Francia, atrayendo a muchos a la verdadera doctrina. Escribió sermones notables por su doctrina y estilo, y por mandato de san Francisco enseñó teología a los hermanos, hasta que en Padua descansó en el Señor (1231)
Biografía de San Antonio de Padua.
San Antonio de Padua, también conocido como: San Antonio de Lisboa, nació el 15 de agosto del año 1195, cerca de Lisboa. Proveniente de una familia rica y se le dio el nombre de Fernando.
Así entonces, Fernando fue enviado a la escuela de la catedral de Lisboa, pero en el año 1210, a la edad de 15 años, entró en el monasterio agustino de San Vicente en Lisboa, contra los deseos de su familia.
Fernando se dio cuenta de que, como el monasterio en donde se encontraba quedaba muy cerca de su ciudad natal, a menudo era distraído por las visitas de familiares y amigos. Después de dos años, Fernando pidió ser transferido. Fue enviado a la Santa Cruz en Coimbra, un gran centro de aprendizaje y la capital de Portugal en ese momento.
San Antonio de Padua dedicó los siguientes ocho años de su vida al estudio y la oración, sumergiéndose en la Sagrada Escritura y en la veneración de la Santísima Virgen María.
En el año 1221, cuando llega a sus oídos las noticias sobre los franciscanos mártires en Marruecos, San Antonio de Padua decide unirse a la Orden franciscana en 1221. Tenía en ese entonces 26 años, fue allí donde recibe el nombre de Antonio.
A petición propia, San Antonio de Padua fue enviado como misionero a Marruecos con la misión de predicar entre los moros, pero tuvo que regresar a Europa a causa de la mala salud. Después de esto, San Antonio fue trasladado a Italia y pasó 9 meses como capellán de los ermitaños.
San Antonio de Padua, el gran predicador.
San Antonio de Padua era una persona tan humilde y tan modesta que quería pasar sus días ejerciendo los deberes más humildes en la cocina y en el convento. Pero el Señor tenía planes más grandes para este Santo varón.
En una ceremonia de ordenación, el sacerdote que estaba a punto de dar el sermón se enfermó de repente y San Antonio de Padua fue llamado a dar el sermón en su lugar. Aunque él se negó con humildad al principio, finalmente tuvo que hacerlo debido a su voto de obediencia a su superior.
Para asombro de todos, su sermón y sus reflexiones sobre el Evangelio hicieron una profunda impresión en las personas presentes, tanto la calidad de su voz, como la de su aprendizaje y su elocuencia
Fue entonces que el hermano Graciano, el ministro provincial, envió a San Antonio de Padua a predicar el Evangelio en toda Lombardía, una región del norte de Italia. Sus habilidades fueron ampliamente reconocidas y, además de la predicación, fue profesor en las universidades de Montpellier y Toulouse en el sur de Francia
San Antonio de Padua, entonces, se convertiría, así, en el más grande predicador de la Edad Media y uno de los mejores oradores de todos los tiempos. Los dos últimos años de su vida los pasó en Padua, realizando muchas predicaciones, confesiones y trabajando para ayudar a los pobres.
Muerte y canonización.
En el año 1231 San Antonio de Padua se enfermó de hidropesía y se retiró a una arboleda del Camposanpiero con otros dos frailes para así intentar recuperarse. Vivió en una celda que el mismo construyó bajo las ramas de un árbol de nogal, pero su tratamiento fue infructuoso.
San Antonio de Padua murió el 13 de junio 1231 en Arcella, un suburbio de Padua, en el apartamento reservado para el capellán de la hermandad de las Clarisas de Arcella. Allí recibió los últimos sacramentos y murió. Solo tenía 36 años
San Antonio fue canonizado en 1232 por el Papa Gregorio IX y declarado Doctor de la Iglesia por el Papa Pío XII en 1946. San Antonio de Padua tiene el récord de la canonización, el segundo más rápido en la historia: fue declarado santo 352 días después de su muerte. En 1263, se construyó una basílica en su honor.
San Antonio y el milagro de los Peces.
San Antonio de Padua es llamado el "martillo de los herejes". Su gran protección contra los engaños y mentiras en materia de doctrina cristiana era la de pronunciar, de forma sencilla y con inocencia, el Santo Nombre de María.
En una oportunidad, cuando San Antonio de Padua se encontraba predicando el verdadero Evangelio de Jesús a los herejes, estos no quisieron escucharle, por lo que entonces, Antonio se fue a la orilla del mar y comenzó a predicar a gritos a los peces.
Y ocurrió que, mientras Antonio predicaba con gran fervor al mar, los peces comenzaron a saltar una y otra vez en señal de aceptación de la Palabra de Dios.
San Antonio y el milagro de la mula.
Una de las razones por las que San Antonio de Padua luchaba tan duro en su apostolado para convertir a los herejes, fue porque realmente sintió lástima por ellos. En la historia de San Antonio de Padua y la mula, se asoma este sentimiento.
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San Antonio y el milagro de la mula que adoró al Santísimo Sacramento
San Antonio de Padua realizó, en nombre de Dios, muchos milagros, pero por una Mula demostró la presencia real de Jesús en la Eucaristía.
Él notó que ellos se estaban privando del más precioso don de la Eucaristía, y creía que nadie podía sobrevivir sin este alimento espiritual.
Un día, San Antonio de Padua se encontraba predicado sobre este precioso don de Dios y entonces un no creyente le dijo que creería que Cristo estaba realmente presente en la Eucaristía solo si su mula se inclinaba ante ella y no ante su comida
San Antonio de Padua le tomó la palabra y entonces acordaron realizar una prueba en tres días. El no creyente sometió a su mula a una hambruna durante esos tres días. Cuando llegó el tiempo designado, Antonio y el no creyente se pararon en extremos opuestos del camino.
Dejaron salir la Mula de su encierro y San Antonio de Padua levantó la Hostia consagrada con sus manos, mientras que el no creyente dispuso de un saco de comida delante de él para que la mula comiera. La mula, ignorando su propia hambre extrema, fue primero ante San Antonio y al ver la Eucaristía se arrodilló para adorar al Santísimo Sacramento.
San Antonio: invocado para encontrar objetivos perdidos.
La razón para invocar la ayuda de San Antonio en la búsqueda de las cosas perdidas o robadas se remonta a un incidente en su propia vida.
Según la historia, San Antonio de Padua tenía un libro de salmos que era muy importante para él. Además del valor de todos los libros antes de la invención de la imprenta, el salterio tenía las notas y los comentarios que había hecho para su uso en los estudiantes de enseñanza en su Orden Franciscana.
Resultó ser que un novicio que se había cansado de vivir la vida religiosa decidió abandonar la comunidad, y se robó el salterio de San Antonio.
Cuando San Antonio de Padua se dio cuenta de que le faltaba su importante libro, rogó a Dios para que se lo encontrara y se lo devolviera. Y después de la oración, el ladrón se regresó a la Orden para devolver el libro e ingresar de nuevo en el monasterio, y allí lo aceptaron nuevamente.
La siguiente es la oración con la que se invoca a San Antonio para recuperar objetos perdidos:
"Oh, bendito San Antonio, la gracia de Dios te ha hecho un poderoso abogado en todas nuestras necesidades y el santo patrono para la restauración de cosas perdidas o robadas. Hoy me dirijo a ti con amor infantil y profunda confianza. Tú has ayudado a incontables hijos de Dios, a encontrar las cosas que se les han perdido, cosas materiales, y, más importante, las cosas del espíritu: la fe, la esperanza y el amor. Vengo a ti con confianza; ayúdame en mi necesidad actual. Encomiendo bajo tu cuidado todo lo que he perdido, con la esperanza de que Dios me lo devuelva, si es su santa voluntad. Amén".
San Antonio: el Santo de todo el mundo.
Hoy, San Antonio es uno de los santos más famosos de la Iglesia. El Papa León XIII lo llamó "el Santo de todo el mundo" pues su devoción no conoce límites ni fronteras.
San Antonio de Padua es uno de los Santos más venerados y, comentan, uno de los más milagrosos, se le invoca a menudo para ayudar a encontrar objetos perdidos y para encontrar un buen esposo o esposa. Se suele representar sosteniendo al Niño Jesús, o un lirio, o un libro, o los tres, en sus brazos. San Antonio de Padua, buscamos tu intercesión para que nunca se nos pierda el amor de Dios. Amén.
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