Virgen de los Dolores nos enseña a ser fuertes ante los sufrimientos de la vida, teniéndolos a Ella y a su Hijo como modelos de santidad: Virgen Dolorosa
Nuestra Señora de los Dolores: Fiesta de la Virgen Dolorosa.
La Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, también conocida como la Virgen de los dolores, la dolorosa, Santísima Virgen de la Piedad, nuestra Señora de las angustias, o de la amargura, es una celebración mariana de gran renombre en la Iglesia Católica. La misma nos llama a revivir el momento decisivo de la historia de la salvación y para venerar también a la Madre asociada con la Pasión de su Hijo, quien permaneció con él al lado de la Cruz. En el monte Calvario, la maternidad de María adquiere dimensiones universales, pues ella en estregada como Madre a toda la humanidad en la figura de San Juan Evangelista.
Fiesta: 15 de septiembre.
Martirologio romano: Memoria de la Bienaventurada Virgen María de los Dolores, que, a los pies de la cruz de Jesús, su Hijo, estuvo íntima y fielmente asociada a su Pasión salvadora y se presentó como la nueva Eva, ya que, así como la desobediencia de la primera mujer llevó a la muerte, la admirable obediencia de María condujo a la vida.
Nuestra Señora de los dolores.
La fiesta de Nuestra Señora de los Dolores podría preguntarnos cómo una doncella llena de la gracia de Dios y que fue bendecida por el Señor mismo, se convierte en una dama de dolores. A medida que reflexionamos profundamente sobre la vida de nuestra bendita madre, descubrimos que ella está más íntimamente unida al Señor Jesús que cualquier otra persona humana en la historia.
La devoción a los Siete Dolores de la Virgen María se desarrolló por diversas revelaciones privadas. Nuestra Señora de los Dolores, o Nuestra Señora de los Siete Dolores, es un nombre usado para la Virgen María, un título usado debido a acontecimientos muy dolorosos de la vida de nuestra Señora.
La Virgen María le comunicó a Santa Brígida: "Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, más hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos. Por eso tú, hija mía, no te olvides de Mí, que soy olvidada y menospreciada por muchos. Mira mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis angustias y mis lágrimas y duélete de que sean tan pocos los amigos de Dios".
Los 7 dolores de María.
Las prácticas dirigidas a los Siete Dolores de María son devociones muy populares para los católicos, y muchas oraciones y rituales están dedicados a María en esta forma. Los siete dolores de la Santísima Virgen que han suscitado mayor devoción son los siguientes
- La profecía de Simeón,
- La huida a Egipto,
- Los tres días que Jesús estuvo perdido,
- El encuentro con Jesús llevando la Cruz,
- Su Muerte en el Calvario,
- El Descendimiento,
- La colocación en el sepulcro.
La Virgen de los dolores es una expresión del amor de María a Jesús que debe llamarnos a la reflexión. El dolor de María en el Calvario fue más agudo que ningún otro en el mundo. Pues no ha habido madre que haya tenido un corazón más tierno como el de la Madre de Dios. Cómo no ha habido amor igual al suyo. Ella lo sufrió todo por nosotros para que disfrutemos de la gracia de la Redención. Sufrió voluntariamente para demostrarnos su amor, pues el amor se prueba con el sacrificio.
La Iglesia Católica nos exhorta a entregarnos sin reservas al amor de María y llevar con paciencia nuestra cruz acompañados de la Madre y Virgen de la Dolorosa.
La Virgen María de los dolores quiere de verdad ayudarnos a llevar nuestras cruces diarias. Ella quiere hacerlo porque fue en el calvario que el Hijo moribundo nos confió el cuidado de su Madre. Fue su última voluntad que amemos a su Madre como la amó Él.
La Biblia y los dolores de la Virgen María.
En algunos pasajes de la Escritura podemos encontrar algunas referencias sobre los dolores de la Santísima Virgen María de los dolores. El más conocido es el de San Lucas.
"Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos". Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él. Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él". (Lucas 2,34-45)
Promesas de la Virgen de los Dolores
Nuestra Señora de los dolores prometió que concedería siete gracias a aquellas almas que la honren y acompañen diariamente, rezando siete Ave Marías mientras meditan en sus lágrimas y dolores:
- "Yo concederé la paz a sus familias."
- "Serán iluminadas en cuanto a los divinos Misterios."
- "Yo las consolaré en sus penas y las acompañaré en sus trabajos."
- "Les daré cuanto me pidan, con tal de que no se oponga a la adorable voluntad de mi divino Hijo o a la salvación de sus almas."
- "Los defenderé en sus batallas espirituales contra el enemigo infernal y las protegeré cada instante de sus
- "Les asistiré visiblemente en el momento de su muerte y verán el rostro de su Madre.
- "He conseguido de mi Divino Hijo que todos aquellos que propaguen la devoción a mis lágrimas y dolores, sean llevadas directamente de esta vida terrena a la felicidad eterna, ya que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo será su consuelo y gozo eterno."
4 gracias de nuestra Señora de los dolores.
Según San Alfonso María de Ligorio, nuestro Señor reveló a Santa Isabel de Hungría que Él concedería cuatro gracias especiales a los fieles que sean muy devotos de Nuestra Señora de los dolores.
- Aquellos que antes de su muerte invoquen a la Santísima Madre en nombre de sus dolores, obtendrán una contrición perfecta de todos sus pecados.
- Jesús protegerá en sus tribulaciones a todos los que recuerden esta devoción y los protegerá muy especialmente a la hora de su muerte.
- Imprimirá en sus mentes el recuerdo de Su Pasión y tendrán su recompensa en el cielo. 4. Encomendará a estas almas devotas en manos de María, a fin de que les obtenga todas las gracias que quiera derramar en ellas.
Meditar los siete Dolores de Nuestra Madre Santísima es una manera de compartir los sufrimientos más hondos de la vida de María en la tierra. Al pie de la Cruz, donde una espada de dolor atravesó el corazón de María, Jesús nos entregó a Su Madre como Madre nuestra poco antes de morir.
En respuesta a esta demostración suprema de Su amor por nosotros, digamos cada día de nuestras vidas: "Sí, Ella es mi Madre. Jesús, yo la recibo y Te pido que me prestes Tu Corazón para amar a María como Tú la amas". Que la Santísima Virgen María, nuestra Señora de los dolores, nos ayude a soportar todas nuestras cargas y aflicciones de la vida, con un corazón fuerte unido al de Jesús.
Oración a Nuestra Señora de los dolores.
En esta oración dedicada la Virgen de los dolores, traemos a nuestra memoria todo ese dolor vivido y soportado por Cristo en la Cruz a través de los ojos de María. Nuestra amada Virgen sufrió mucho mientras nuestro Señor Jesucristo era crucificado. Con esta oración pedimos la gracia de unirnos a ese dolor. Que podamos apreciar a lo que es verdaderamente importante para nuestra alma.
Oh Virgen Santísima, nuestra Señora de los dolores, Madre de nuestro Señor Jesucristo: por el dolor abrumador que experimentaste cuando presenciaste el martirio, la crucifixión y la muerte de tu divino Hijo, mírame con ojos de compasión y despierta en mi corazón una tierna conmiseración por esos sufrimientos, así como una sincera detestación por mis pecados. Para que, despojada de todo afecto indebido por las alegrías pasajeras de esta tierra, pueda suspirar por la Jerusalén eterna. Y, que de ahora en adelante, todos mis pensamientos y todas mis acciones estén orientadas en este propósito santo. Todo esto lo pedimos por la gloria y amor a nuestro Señor Jesucristo, y por la santa e inmaculada Madre de Dios. Amén.
Recursos sobre la Virgen de los dolores.
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