Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela: Historia de las Apariciones

Nuestra Señora de Coromoto, también conocida como la Virgen de Coromoto, es una célebre imagen católica de una milagrosa aparición de la Virgen María a una familia de indígenas en Venezuela. En 1942, nuestra Señora de Coromoto fue declarada como la Santa Patrona de Venezuela.

Solo existen 2 apariciones Marianas en la que la Virgen dejó impregnada su imagen de forma sobrenatural en un pedazo de Tela.

1. La Virgen de Guadalupe (México)

2. La Virgen de Coromoto (Venezuela).

¿Sabían ustedes también que en esta imagen, en el ojo de la Virgen de Coromoto, aparece una figura humana del mismo modo que aparece en los ojos de la Guadalupe?

Los Científicos que estudiaron la imagen de Nuestra Señora de Coromoto afirman que es imposible que un ser humano haya realizado líneas tan delgadas, del orden de las Micras, dejando resaltado con eso, el misterio de nuestra fe.

Historia de la Virgen de Coromoto.

Nuestra Señora de Coromoto es la patrona de Venezuela. Es venerada tanto en la ciudad de Guanare, donde apareció hace aproximadamente 350 años, como en todo el país. En esta página le reseñaremos la historia de sus apariciones y le mostraremos los lugares donde apareció y es venerada hoy en día.

Cuando la ciudad de Guanare fue fundada, en 1591, los indígenas que habitaban en la región, los Cospes, huyeron hacia la selva en el Norte de la ciudad. Esto dificultaba la evangelización que la Iglesia Católica había emprendido.

Un día de 1652, el cacique Coromoto y su mujer atravesaban una corriente de agua y vieron una Señora de extraordinaria belleza que les dijo en su idioma: "Vayan a casa de los blancos y pídanle que les eche el agua en la cabeza (el bautismo) para poder ir al cielo".

Casualmente, un español llamado Juan Sánchez, pasó por ahí y el Cacique Coromoto le relató lo sucedido.

Juan Sánchez entonces le pidió que se alistara con la tribu, que él pasaría dentro de ocho días a fin de enseñarles todo lo necesario para echarles el agua. En efecto, cuando regresó, los indígenas marcharon con él a un ángulo formado entre los ríos Guanaguanare y Tucupido, donde les repartieron tierras e iniciaron la catequización, a fin de prepararlos para el bautizo.

Segunda aparición de la Virgen de Coromoto.

Varios de los indios recibieron el bautismo, no así el Cacique quien echaba de menos la selva donde él mandaba y no tenía que obedecer. Esto lo hizo preparar su huida.

Sin embargo, el 8 de septiembre de 1652, la virgen vuelve a aparecer en el bohío, en presencia de Coromoto, su mujer, su cuñada Isabel y un sobrino de esta. (Es, por cierto, la única vez que la Santa Virgen aparece a una familia).

Cuando el cacique Coromoto mira la Virgen María, coge la flecha y le apunta para matarla. Pero Nuestra Señora, como la madre cariñosa que nunca tiene miedo de un hijo, se acerca a él. Como la virgen María se le acercó, Coromoto tira la flecha e intenta empujarla, pero ella desaparece, dejándole en la mano un pequeño pergamino con su imagen divina. Él la esconde en ese mismo lugar, para quemarla después. Pero el niño corrió a avisarle a Juan Sánchez, quien con dos de sus compañeros, Bartolomé Sánchez y Juan Sibrián, fueron al sitio de la aparición y recogieron la preciosa reliquia. Notificaron a las autoridades civiles y eclesiásticas, pero estas no les creyeron, aunque se quedaron con el pequeño pergamino.

Al ver que su tribu le abandonaba, El cacique Coromoto huyó entonces a la selva. Al tener aún un corazón duro, por obra de Dios, la santísima Virgen María permitió que lo mordiera una serpiente venenosa. Entonces, solo así, fuel que el cacique Coromoto volvió su corazón a Dios y regresó para pedir el Bautismo, el cual le fue administrado por un Barinés que pasaba por ahí. Al bautizarse se convirtió en apóstol y pidió a los indios que no se separaran del misionero y que se bautizaran. Como consecuencia de esto, los indios Cospes formaron una comunidad de fieles muy fervorosa. Tan grande era su fervor que las autoridades locales se vieron obligadas a traerles un sacerdote para que los cuidara. Fue el monje capuchino Fray (Hermano) José de Nájera, quien les dio instrucción cristiana y fundó con ellos un pueblo llamado "San José de la Aparición".

Debido a los grandes prodigios que Nuestra Señora de Coromoto realizaba para los indios por medio de su Santa Imagen, las autoridades decidieron llevar el pergamino a la Iglesia de Guanare (hoy Catedral Basílica) con una gran ceremonia el 1 de febrero de 1654, en la víspera solemne de la Purificación de María. Allí permaneció mucho tiempo después, colocada en un precioso relicario, para el culto de los fieles. Desde 1985, está incrustado en el pedestal de la imagen de madera que fue coronada por Su Santidad San Juan Pablo II, durante su visita a Venezuela el 27 de enero de ese mismo año. El templo en el que permanece, se conoce ahora como "Santuario Nacional Nuestra Señora de Coromoto".

Imagen de la Virgen de Coromoto.

Se construyó una iglesia en el lugar de la segunda aparición de Nuestra Señora de Coromoto. La imagen de la virgen de Coromoto permanece guardada en este lugar. En 1942, el episcopado venezolano declaró a Nuestra Señora de Coromoto como patrona de Venezuela. En 1959, el Papa Pío XII ratificó oficialmente esta decisión. El día de Nuestra Señora de Coromoto se celebra el 8 de septiembre (aniversario de la segunda aparición) y el 11 de septiembre (día festivo).

Video sobre la Virgen de Coromoto.

Nancy Jiménez fue una de las científicas que participó en el estudio y tratamiento de conservación de la Santa Reliquia de la Virgen de Coromoto. Ella nos da algunos de los impresionantes detalles que ella reportó:

"Cuando la imagen de Nuestra Señora de Coromoto fue limpiado, comenzamos a ver detalles sorprendentes por observación microscópica: En un pergamino tan pequeño (2,5 cm X 2 cm) encontramos, perfectamente borroso en el ojo izquierdo (que mide menos de 1 mm, es decir, alrededor de 2 micrones), las características de un ojo humano. Se diferenciaban claramente el globo ocular, el conducto lagrimal, el iris y un pequeño punto de luz, donde en realidad observamos una figura humana con rasgos indígenas. Parecería ser la del indio Coromoto, acercándose a la Virgen María, como se explica en la tradición que se cuenta".

"En la imagen de Nuestra Señora de Coromoto, la Santísima Virgen María y el Niño Jesús llevan coronas imperiales en sus cabezas, y no plumas como se creía anteriormente. Y lo que se pensaba que era un trono en el que Nuestra Señora se sentaba, sosteniendo al Niño Jesús, es de hecho la puerta de una cabaña, presumiblemente la del Cacique Coromoto".

"También podemos ver muchos símbolos indígenas, que están siendo investigados actualmente. En la Santa Reliquia la Virgen de Coromoto parece sonreír, y la tinta con la que fue hecha la imagen parece que pudo haber sido impresa ayer mismo."

Al igual que con la santa imagen de Nuestra Señora de Guadalupe en México, regalada por la Santísima Virgen María a su hijo indígena San Juan Diego, la imagen de la Virgen de Coromoto fue entregada al Cacique indígena, con el importantísimo propósito de lograr la evangelización y la conversión de su pueblo.

A Dios agradecemos por todo lo que se cernió alrededor de este milagro y a la Santísima Virgen María de Coromoto por haber bendecido este país con su Presencia. Nos ponemos oración para que nuestra fe se vea fortalecida, no solo en Venezuela sino en todas las naciones. Que todos los pueblos alaben Dios.

Oración a la Virgen de Coromoto

¡Oh Virgen de Coromoto! Patrona de Venezuela, en tus manos deposito esta súplica (Menciona aquí tu intención) Bendícela. Preséntala al Corazón de Jesús. Haz valer tu amor de Madre y tu poder de Reina. ¡Oh María! Yo cuento con tu ayuda y tu amistad fiel. Yo confío en tu poder maternal. Me entrego a la voluntad divina de tu amado Hijo. Estoy seguro de que tú eres Madre de misericordia y escuchas atenta a cada una de nuestras súplicas. ¡Madre de Dios y Madre mía! Ruega por mí. Llévame al Corazón de Jesús. Bendícenos Madre Santísima. Cúbrenos con tu Manto sagrado. Oh, nuestra Señora de Coromoto, intercede por nosotros. Amén.