Fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán

La Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán es una fiesta tiene una especial importancia en la Iglesia y en la historia del cristianismo, pues esta Basílica fue la primera Iglesia bajo la advocación de El Salvador, levantada en Roma por el emperador Constantino y sigue siendo, en la actualidad, la Catedral del Romano Pontífice.

Fiesta: 9 de noviembre.

En la Iglesia Católica se le da el nombre de Basílica a ciertos templos más famosos que los demás. Solamente se puede llamar Basílica a aquellos templos a los cuales el sumo pontífice les concede ese honor especial. En cada país hay algunos.

La Basílica de San Juan de Letrán en Roma es considerada la iglesia madre de todas las iglesias católicas del mundo occidental; inscritas en la fachada de la iglesia para que todos vean están las palabras en latín: "omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput", que significan "La madre y cabeza de todas las iglesias de la ciudad y del mundo".

Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán.

La fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán se celebra en toda la Iglesia como muestra de unidad con el Papa. Esta Basílica de San Juan, era un palacio que pertenecía a una familia que llevaba ese nombre, Letrán.

El emperador Constantino, que fue el primer gobernante romano que concedió a los cristianos el permiso para construir templos, le regaló al sumo pontífice el Palacio Basílica de Letrán, que el Papa San Silvestre convirtió en templo y consagró el 9 de noviembre del año 324.

La Basílica de San Juan de Letrán es la Catedral del Papa y la más antigua de todas las basílicas de la Iglesia Católica. En su frontis tiene esta leyenda: "Madre y Cabeza de toda las iglesias de la ciudad y del mundo". Esta iglesia en particular es muy importante para nuestra fe católica, ya que es designada como la "iglesia madre", y tan prominente que se gana un día de fiesta en el calendario litúrgico de la Iglesia.

La construcción de la Basílica de Letrán no solo dio a los cristianos de Roma un lugar exclusivo para el culto, sino que arquitectónicamente igualó o superó a cualquiera de los monumentos previamente elevados a los dioses paganos. Este fue un período trascendental no solo en Roma, sino también en la historia del mundo y la historia del cristianismo. El primer historiador Eusebio de Cesarea (263-340) escribió:

"Después de esto se vio el espectáculo que todos nosotros habíamos deseado y por el que habíamos rezado; se celebraron fiestas de dedicación en las ciudades y consagraciones de las Casas de oraciones recién construidas, se reunieron los obispos, se reunieron los extranjeros de fuera, se exhibió el amor mutuo entre las personas y los pueblos, los miembros del cuerpo de Cristo se unieron en completa armonía" ("Historia de la Iglesia", Libro X, Capítulo III).

Interior de la Basílica de Letrán.

El pórtico de dos pisos de la fachada principal de la Basílica de San Juan de Letrán fue construido durante el siglo XVIII, y es donde el Papa bendice a la congregación el Jueves Santo. En la parte superior de la fachada los visitantes verán imponentes estatuas de los Apóstoles y de Jesús, que también datan del siglo XVIII. Las puertas centrales de bronce se utilizaban anteriormente en la Casa del Senado romano (la Curia Julia) dentro del Foro Romano.

El interior de la Basílica es magnífico, con estatuas colosales, mosaicos y frescos desde el techo hasta el suelo, con impresionantes columnas.

La Escalera Santa (Scala Santa) se encuentra cerca de la Basílica de Letrán. Son famosas porque se cree que Jesucristo las pisó durante su Pasión. Fueron trasladadas de Jerusalén a Roma en el año 326 por Santa Elena.

Otros nombres de la Basílica de Letrán.

A la Basílica de San Juan de Letrán, también se le llama Basílica del Divino Salvador, porque cuando fue nuevamente consagrada, en el año 787, una imagen del Divino Salvador, al ser golpeada por un judío, derramó sangre. En recuerdo de ese hecho se le puso ese nuevo nombre.

Se llama también Basílica de San Juan (de Letrán) porque tienen dos capillas dedicadas, la una a San Juan Bautista y la otra a San Juan Evangelista, y era atendida por los sacerdotes de la parroquia de San Juan.

Durante mil años, desde el año 324 hasta el 1400 (época en que los Papas se fueron a vivir a Avignon, en Francia), la casa contigua a la Basílica y que se llamó "Palacio de Letrán", fue la residencia de los Pontífices, y allí se celebraron cinco Concilios (o reuniones de los obispos de todo el mundo).

En este palacio se celebró en 1929 el tratado de paz entre el Vaticano y el gobierno de Italia (Tratado de Letrán). Cuando los Papas volvieron de Avignon, se trasladaron a vivir al Vaticano. Ahora en el Palacio de Letrán vive el Vicario de Roma, o sea el Cardenal al cual el sumo pontífice encarga de gobernar la Iglesia de esa ciudad.

La Basílica de San Juan de Letrán ha sido sumamente venerada durante muchos siglos. Y aunque ha sido destruida por varios incendios, ha sido reconstruida de nuevo, y la construcción actual es muy hermosa. San Agustín recomienda:

Cuando recordemos la Consagración de un templo, pensemos en aquello que dijo el Apóstol San Pablo: "Cada uno de nosotros somos un templo del Espíritu Santo." Ojalá conservemos nuestra alma bella y limpia, como le agrada a Dios que sean sus templos santos. Así vivirá contento el Espíritu Santo en nuestra alma.

Fiesta de la Basílica de Letrán.

El día de fiesta en honor a la dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán fue introducido en el siglo XII e inicialmente fue celebrada únicamente en Roma. En 1726, el Papa Benedicto XIII ordenó una conmemoración mundial de la basílica como signo de la unidad católica universal.

La fiesta se celebra el 9 de noviembre y se conoce hoy como "La Fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán". La intención detrás de la fiesta anual es animar a los católicos a mantener fuertes lazos con nuestro pasado y con la Iglesia Católica universal. El edificio de San Juan de Letrán fue una marca de libertad religiosa.

San Juan Pablo II y la Basílica de Letrán.

Al respecto de la celebración de la Dedicación de la Basílica de San Juan Letrán, nuestro querido San Juan Pablo II, pronunció unas palabras hermosas sobre esta fiesta. Al respecto, él dijo:

Entrando hoy en la basílica de San Juan de Letrán se me presenta ante los ojos el momento en que María traspasa el umbral de la casa de Zacarías para saludar a Isabel, madre de Juan. Escribe el Evangelista que ante este saludo "el niño... exultó en su seno" (Lc 1, 41); y ya desde los tiempos más remotos, muchos Padres y escritores añaden que en aquel instante. Juan recibió la gracia de El Salvador. Y por ello, él mismo lo anunció el primero. Él, el primero con todo el pueblo de Israel, le esperó a orillas del Jordán. Y ha sido él quien lo ha mostrado al pueblo con las palabras: "He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29). Cordero de Dios significa Redentor, significa ¡Salvador del mundo!... Es muy acertado que esta basílica dedicada a San Juan Bautista, además de a San Juan Evangelista, esté consagrada al Santísimo Salvador. Es como si también hoy oyéramos resonar esta voz a orillas del Jordán, al igual que a lo largo de los siglos. La voz del Precursor, la voz del Profeta, la voz del Amigo, del Esposo. (San Juan Pablo II, homilía en la Fiesta por la Basílica de San Juan de Letrán, 1978)

Este día de fiesta de la Basílica de Letrán nos recuerda nuestra herencia católica, el papel significativo que la dedicación de la Basílica de Letrán jugó en esa herencia y el coraje de aquellos primeros seguidores de Cristo y la importancia de unirnos a la Santa Sede. Así como el Papa es nuestro pastor universal, la Basílica de San Juan de Letrán es nuestra madre iglesia universal. Oremos también por nuestro querido Papa.