San Timoteo y San Tito fueron obispos y mártires. Ayudaron al ministerio de San Pablo y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente
San Timoteo y San Tito. Mártires. Discípulos de San Pablo Apóstol.
San Timoteo y San Tito, memoria, mártires de la Iglesia naciente, quienes fueron discípulos del apóstol San Pablo. San Timoteo de Éfeso fue bautizado y posteriormente ordenado sacerdote por San Pablo, convirtiéndose luego en su compañero misionero y en su hijo espiritual más querido. San Pablo mostró su confianza en este discípulo al consagrarlo obispo de la gran ciudad de Éfeso. San Tito de Creta, por su parte, un converso del paganismo, era un compañero de trabajo de San Pablo en muchas misiones apostólicas. San Pablo más tarde lo convirtió en obispo de Creta. San Tito se regocijó al descubrir lo que era bueno en otros y atrajo los corazones de los hombres por su amplia y afectuosa simpatía. San Timoteo y San tito nos muestra el verdadero valor misionero.
Fiesta: 26 de enero.
Martirologio Romano: Memoria de los santos Timoteo y Tito, obispos y discípulos del apóstol san Pablo, que le ayudaron en su ministerio y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente. Les fueron dirigidas cartas por su maestro que contienen sabias advertencias para los pastores, en vista de la formación de los fieles
Biografía de San Tito y San Timoteo.
La vida de los Santos Timoteo y Tito, la podemos encontrar en las Sagradas Escrituras, en la que los vemos como discípulos misioneros que acompañan a San Pablo Apóstol.
Vida de San Timoteo.
San Timoteo fue un discípulo muy amado de san Pablo. Era de Listra. Los Hechos de los Apóstoles dicen: Había en Listra un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente y de padre griego. Los creyentes de la ciudad y de los alrededores daban de él muy buenos testimonios. Pablo quiso que se fuera con él.
San Pablo le impuso las manos y le confió el misterio de la predicación, y en adelante lo consideró siempre como un hijo suyo y un discípulo muy amado. En la carta a los Corintios, el apóstol lo llama "Timoteo: mi hijo amado" (1 Corintios 4,7) y de la misma manera lo llama en las dos cartas que le escribió a él.
Timoteo acompañó a San Pablo en su segundo y tercer viajes misioneros. El apóstol al escribirle más tarde le recordará lo buena que fue su familia: "Quiero refrescar el recuerdo de la gran fe que había en tu familia: en tu abuela Loida y en tu madre Eunice. Que esa fe se conserve en ti, ya que desde tu más tierna infancia te hicieron leer y meditar las Sagradas Escrituras" (1 Timoteo 1,5;4,14)
La familia de San Timoteo progresó mucho en santidad cuando San Pablo y San Bernabé estuvieron hospedados en su casa en Listra. Y allí aquella ciudad les sucedió a los dos apóstoles, un hecho muy singular.
Las gentes, al ver cómo Pablo curó instantáneamente a un tullido, bendiciéndolo en nombre de Jesucristo, se imaginaron que estos predicadores eran dos dioses disfrazados de hombres.
Que Bernabé, por alto y elegante, era Júpiter, y que Pablo, por lo bien que hablaba, era Mercurio, el mensajero de los dioses y patrono de los oradores. Y corrieron a llamar a los sacerdotes del Templo de Júpiter, los cuales llegaron trayendo un toro para ofrecérselo en sacrificio a los dos dioses.
San Pablo se dio cuenta del engaño en que estaban, y rasgándose la camisa les gritó: "Hombres, nosotros no somos dioses, somos pobres criaturas como todos ustedes."
Y entonces la situación cambió por completo. Los judíos incitaron al populacho contra los predicadores y los apedrearon, dejándolos medio muertos. Fueron llevados a casa de Timoteo y allí les hicieron las curaciones más necesarias y en la madrugada salieron de la ciudad.
Seguramente que a San Timoteo le debió impresionar muy profundamente el modo tan extraordinariamente heroico y alegre que tenía el apóstol San Pablo para ofrecer sus padecimientos por amor a Dios y por la salvación de las almas, y esto lo movió más y más a dedicarse a seguirlo en sus trabajos de apostolado.
Después de viajar con él en sus correrías de predicación por varios países, San Timoteo acompañó a San Pablo en la prisión que tuvo que sufrir en Roma, pues en las cartas que desde Roma escribió el gran apóstol anuncia que lo está acompañando Timoteo, su fiel discípulo.
Muy famosas son las dos cartas de San Pablo a Timoteo. En ellas le recomienda: "Que nadie te desprecie por tu juventud. Muéstrate en todo un modelo para los creyentes, por la palabra, la conducta, la caridad, la pureza y la fe"(1 Timoteo 4,12)
Y hasta desciende a detalles prácticos: "Timoteo: no tomes solo agua. Mézclale de vez en cuando un poco de vino, por tus continuos males de estómago" (1 Timoteo 5,23)
San Timoteo, obispo de Éfeso.
El historiador Eusebio dice que San Pablo nombró a San Timoteo como obispo de Éfeso, y San Juan Crisóstomo afirma que fue nombrado presidente de los obispos de esa región.
Se cuenta también que en tiempos del emperador Domiciano, hacia el año 97, treinta años después del martirio de San Pablo, San Timoteo fue martirizado, apaleado y apedreado por haber tratado de impedir una fiesta muy corrompida en aquella ciudad: la adoración de la diosa Diana.
San Juan Crisóstomo y San Jerónimo narran que junto a los restos o reliquias de San Timoteo, los cristianos obtenían muy grandes favores de Dios (y ojalá los obtengamos también hoy nosotros al recordarlo con cariño).
Lo que más simpatía le atrae a San Timoteo es haber sido discípulo siempre fiel y muy preferido del gran San Pablo. (Que bueno que él nos prendiera un poquito de su aprecio por las palabras de tan gran apóstol).
San Tito, obispo.
La historia de San Tito, es tan solo un poco diferente a la de San Timoteo de Éfeso, San Tito fue discípulo y secretario de San Pablo. Acompañó al apóstol en muchos de sus viajes.
En las dos cartas a los Corintios, San Pablo declara que él confía plenamente en su discípulo Tito, y a él lo envía a tratar de que los cristianos cumplan lo que les ha dicho en sus cartas. Y después dice que ha quedado muy satisfecho por las noticias que Tito le ha traído.
San Pablo nombró a Tito obispo de la isla de Creta y le escribió una bella carta, señalándole las cualidades que deben tener los sacerdotes. Según lo que nos cuenta la tradición, San Tito murió muy anciano y venerado. Tito significa: defensor. Que él sea nuestro defensor contra los errores que atacan a nuestra religión.
San Timoteo y San Tito fueron fieles discípulos y colaboradores de San Pablo. Ambos aceptaron la Palabra de Dios en su corazón y lo dejaron todo para unirse a San Pablo en sus viajes misioneros. A estos dos discípulos, San Pablo escribió sus epístolas pastorales que hoy podemos leer en las Sagradas Escrituras.
Oración a San Tito y a San Timoteo.
Dios Padre nuestro, Tú concediste a tus santos obispos, San Timoteo y a San Tito el coraje y la sabiduría de los apóstoles. Que, por medio de su intercesión y de sus oraciones, nos ayuden a vivir vidas santas y nos lleven al cielo, nuestro verdadero hogar. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
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