San Juan José de la Cruz fue un franciscano místico y devoto de la Virgen María, y fue a la vez gran apóstol popular, místico y director de almas santas
San Juan José de la Cruz: Místico y Director Espiritual.
San Juan José de la Cruz fue un Sacerdote místico, profeso de la Orden franciscana, que nació en Isquia y murió en Nápoles. Digno seguidor de San Pedro de Alcántara, de vida austera, contemplativa y carismática, muy devoto de la Virgen María, fue a la vez gran apóstol popular y formador y director de almas santas
Fiesta: 5 de marzo.
Martirologio Romano: En Nápoles, san Juan José de la Cruz (Carlos) Gaetano, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, siguiendo las huellas de san Pedro de Alcántara, restableció la disciplina de la Regla en muchos conventos de la provincia de Nápoles.
Biografía de San Juan José de la Cruz.
San Juan José de la Cruz, nace en 1654 en la isla de Ischia, frente a Nápoles, de una familia cristianísima, cuyos cinco hijos se consagran a Dios en la vida religiosa
Desde muy joven se sintió atraído por la figura de San Francisco de Asís, pero en aquellos tiempos la Orden franciscana no estaba en sus mejores momentos.
En 1670, San Juan José ingresó en los franciscanos alcantarinos, reforma que había iniciado san Pedro de Alcántara. Toda su vida la realizó en una completa Cuaresma de oración y penitencia, con ayunos, y cilicios en cruz, muy rigurosos.
Sobresaliente por su austeridad, San Juan José de la Cruz insistió en una austeridad igual de estricta para los novicios a su cargo. Incluso tuvo la idea de edificar eremitorios fuera del edificio principal del monasterio, de modo que pudiese practicar una autodisciplina aún mayor.
Con el permiso de sus superiores, San Juan José de la Cruz construyó otro convento y elaboró reglas para esa comunidad, que fueron confirmadas por la Santa Sede. Luego se convirtió en Maestro de Novicios.
A pesar de su exacta observancia de las reglas de su orden, puso también un especial cuidado en que los novicios tuvieran tiempos regulares de recreo. Entendió, que lejos de ser un lujo, el recreo es una necesidad del espíritu humano.
En su amor a la pobreza, San Juan José de la Cruz llega a ser llamado "el Padre Cien Remiendos". A su hábito lo considera como la túnica de Cristo, signo de su consagración a él.
Sufrimientos de San Juan José de la Cruz.
Como todo reformador no escapó de las humillaciones, las injurias y las calumnias. Se convirtió en víctima de numerosas calumnias, por lo tanto, fue objeto de toda clase de vejaciones que le hicieron sufrir por y con Cristo.
Para hacer frente a la conjura tramada contra él, puso la fe y se defendió con la penitencia y la caridad. Así, San Juan José de la Cruz vivió una pobreza extrema e hizo penitencias durísimas.
El santo tuvo éxito en sus labores, tratando de inculcar en los corazones de sus súbditos, el doble espíritu de contemplación y penitencia legado por San Pedro de Alcántara a su Reforma.
San Juan José ejemplificó las virtudes más sublimes, especialmente la humildad y la disciplina religiosa. También poseía numerosos dones en el orden sobrenatural, como los de profecía y milagros. Sufrió de una amplia fenomenología mística.
Finalmente, consumido por trabajos para la gloria de Dios, fue llamado a recibir su recompensa. San Juan José de la Cruz murió en Nápoles de un ataque de apoplejía, a la edad de 80 años, el 5 de marzo de 1734, confió siempre en la Providencia de Dios.
San Juan José de la Cruz fue canonizado el día 26 de mayo de 1839 por el Papa Gregorio XVI.
Oración a San Juan José la Cruz.
Queridísimo San Juan José de la Cruz, tú tuviste una vocación temprana y te uniste a la orden franciscana a los 16 años. Te ganaste tal reputación de santidad que fuiste enviado a comenzar una nueva orden de frailes antes de ser ordenado. Compusiste un conjunto de directrices para la vida espiritual de los religiosos que fue aprobado por la Santa Sede. También fuiste elegido como Provincial de su orden, durante el cual no estuvo por encima de cortar leña o lavar platos. En el momento de tu santa muerte, eras conocido por el don de la profecía y habías obrado numerosos milagros.
Oh San Juan José, por favor, ruega por todos los jóvenes mientras disciernen sus propias vocaciones. Ruega por todos los sacerdotes jóvenes que puedan tener responsabilidades pesadas, al principio por la escasez de ministros. Amable santo San Juan José de la Cruz, fuiste ascético en tus prácticas diarias y, aun así, amable en la enseñanza de los novicios. Ruega para que nuestras mortificaciones y sacrificios nos lleven a una acción fructífera y no a un distanciamiento desdeñoso. Por último, te pedimos que ruegues para que todos podamos cumplir los planes de Dios para nuestras vidas y llegar a ser grandes santos. Amén. San Juan José de la Cruz, ruega por nosotros.
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