San Eulogio de Córdoba fue un sacerdote mártir decapitado por haber proclamado abiertamente su fe en Jesucristo y convertir en cristianos a muchos musulmanes
San Eulogio, Sacerdote mártir: Patrono de los carpinteros.
San Eulogio de Córdoba fue un sacerdote predicador que nació en Córdoba y se le considera el gran Doctor de la Iglesia mozárabe. Muy difícil era la situación de la comunidad cristiana española, sometida al Islam, pero siempre encontró consuelo y aliento en los escritos y en el ejemplo de San Eulogio. Su figura la conocemos bien por sus escritos y por la biografía que escribió su amigo Álvaro Paulo.
Fiesta: 11 de marzo.
Martirologio romano: En Córdoba, región de Andalucía, España, San Eulogio, sacerdote y mártir, decapitado por el filo de la espada por haber proclamado abiertamente su fe en Cristo.
Biografía de San Eulogio de Córdoba.
San Eulogio recibió educación cristiana en su familia, y luego fue confiado al piadoso y sabio abad Esperaindeo, que gobernaba el monasterio dé Santa Clara, cerca de Córdoba. Su abad un día le dijo unas palabras que lo marcarían para siempre: "Si quieres que tu oración vuele hacia Dios, ponle dos alas: el ayuno y la limosna".
A los 25 años, San Eulogio de Córdoba es ya un destacado sacerdote de la iglesia de San Zoilo. En el monasterio de Santa Clara tuvo un condiscípulo, Álvaro Paulo. Con él estrechó una amistad que duraría hasta la muerte.
"Todas sus obras estaban llenas de luz. De su bondad, de su humildad y de su caridad podía dar testimonio el amor que todos le tenían. Su afán de cada día era acercarse más y más al cielo, y gemía sin cesar por el peso de la carga de su cuerpo". (escribió Álvaro sobre San Eulogio de Córdoba)
San Eulogio, escritor y orante de Córdoba.
Era un empeño muy difícil que tenía San Eulogio de Córdoba, pero lograron disuadirlo. Poco después emprende otro viaje. Quiere conocer el paradero de dos de sus hermanos dedicados al comercio por tierras del Rin. No puede conseguirlo, pues las guerras que había a ambos lados de los Pirineos le cortan el paso.
Estando en Zaragoza, San Eulogio de Córdoba recibe noticias tranquilizadoras de sus hermanos. Entonces se dedica a otra tarea muy importante y providencial: recoger en Leyre, Siresa y otros monasterios de Navarra y Aragón preciosos manuscritos de la antigüedad, que se llevó como botín a Córdoba, y sirven para conservar y restaurar la cultura cristiana. Entre los documentos recogidos los había de Horacio, Virgilio y San Agustín de Hipona.
Una vez en Córdoba y convertido ya en jefe del grupo de sacerdotes de San Zoilo, por su santidad y su sabiduría, se dedica a rezar y a escribir, a instruir y alentar a los cristianos, acosados y perseguidos por el Islam, si no abandonaban el cristianismo. Su actividad era tan intensa como su entusiasmo e intrepidez.
San Eulogio escribió y predicó contra el Corán.
Entre las obras principales de San Eulogio de Córdoba, están: el Memorial de los Mártires, para ejemplo dé los más débiles, el Documento Martirial, para sostener el ánimo de dos vírgenes cristianas, Flora y María, encerradas en un calabozo, y el Apologético, para defender la fe cristiana.
Tal había llegado a ser la fama de Eulogio, que en el año 858, al morir el arzobispo de Toledo, el clero y los fieles de la sede primada lo eligieron para sucederle, aunque no pudo llegar a su sede.
San Eulogio de Córdoba fue encarcelado por primera vez por su práctica profesar abiertamente su fe, fue liberado poco tiempo después, cuando se dieron cuenta de que él había consolado y predicado a sus compañeros de prisión con una efectiva "Exhortación a los mártires".
Muerte.
San Eulogio de Córdoba molestaba a los visires y al cadí por su incansable actividad y su proselitismo, y por ello lo vuelven a encarcelar. Lo acusaban ahora de haber convertido e instruido a la joven Lucrecia, cristiana acusada de apostasía, por ser hija de musulmán.
Un juez amigo le pide a San Eulogio que disimule en el juicio para librarle de la muerte. Eulogio le contesta con palabras ardientes propias de un soldado de Cristo, e insta a sus jueces a que adoren a Jesucristo, único Dios verdadero.
Estas palabras exacerban más al tribunal. El 11 de marzo del año 859, cuenta su biógrafo, fue decapitado. Lucrecia le seguía pocos días después. Los sagrados restos de San Eulogio de Córdoba fueron sepultados en la iglesia de San Zoilo. En el año 883 fueron trasladados de Córdoba a Oviedo. Su urna se conserva todavía en la Cámara Santa de esta ciudad. San Eulogio de Córdoba, ruega por nosotros.
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