Santa Luisa de Marillac fue una religiosa discípula de San Vicente Paúl: Fundó la Compañía de las Hermanas de la Caridad para ayudar a los necesitados
Santa Luisa de Marillac, Patrona de la Asistencia Social.
Santa Luisa de Marillac pasó una infancia muy acomodada, pues su familia era de la nobleza. Después de 1604, su padre murió, y durante ese período, madura la idea acerca de ser religiosa. Pero sus familiares ya la habían prometido en matrimonio. Luego de contraer nupcias, siguió activa en el mundo religioso. Tuvo muchas y largas conversaciones frecuentes con San Francisco de Sales, y el Santo ayudaría a Luisa a superar su sufrimiento de no poder entregarse por entero al Señor. Luego, en 1624, gracias al encuentro con San Vicente de Paul, se convierte en cofundadora del Instituto de las Hijas de la Caridad. Poco después, en diciembre de 1625, su marido muere y entra en un seminario. Llegó a estar al servicio de los pobres, con la colaboración de las Hermanas de la Caridad.
Fiesta: 15 de marzo.
Martirologio Romano: En París, en Francia, santa Luisa de Marillac, viuda, que con el ejemplo Fundó la Compañía de las Hermanas de la Caridad para ayuda de los necesitados, completando así la obra delineada por san Vicente de Paúl (1660).
Biografía de Santa Luisa de Marillac.
El 12 de agosto de 1591, nace en París, Luisa de Marillac. Su padre, Luis de Marillac, pertenece a la nobleza. Luisa no conocerá a su madre. Los primeros años de la vida de Luisa son tristes. No conoce la vida de familia. Se ignora quién es su madre. Le falta el ambiente familiar... Esta experiencia marcará su vida.
Santa Luisa de Marillac recibe educación en la abadía de Poissy. Estudia filosofía, latín, música y pintura. En su juventud desea consagrar su vida totalmente al Señor en el convento de las Capuchinas de París.
Debido a su delicada salud se oponen a su vocación. Su tío Miguel, tutor de Luisa al morir su padre, le busca un novio. Siendo muy joven, Santa Luisa de Marillac se casa con Antonio Le Gras, secretario de la reina María de Médicis. Nace el pequeño Miguel Antonio.
Vocación de Santa Luisa de Marillac.
Pasa por momentos de conflicto y tensión, de dudas, de crisis personal ante el giro que lleva su vida. Tras esta etapa, dura, pero fortalecedora a la vez, Santa Luisa de Marillac saldrá profundamente transformada el día de Pentecostés del año 1623. Dios le hizo ver cuál era su proyecto sobre ella.
A la muerte de su esposo, en 1.625, Santa Luisa de Marillac conoce a San Vicente de Paúl y sus Caridades para el servicio de los más pobres. Se une a ellas y, con el tiempo, San Vicente la hace responsable de organizar los servicios que atienden las damas de las Caridades, que se habían multiplicado en las aldeas cercanas a París.
Durante su retiro de 1632, Santa Luisa de Marillac declaró: "De buena gana debo permitir que Jesús tome posesión de mi alma y reine en ella como Rey. Así conservaré la alegría que experimento al comprender que cada uno de nosotros puede desear y, de hecho, tiene el poder de convertirse en su bienamado... Debo tener gran confianza en Dios y creer que su gracia será suficiente para permitirme cumplir su santa voluntad, por difícil que parezca, siempre que el Espíritu Santo me llame de verdad. Lo sabré, escuchando los consejos que él me permita recibir".
Obra de Santa luisa de Marillac.
Santa Luisa se entusiasma en esta obra. En ella ha ido creciendo la sensibilidad hacia los pobres. Los ve, descubre su miseria, su hambre, su abandono... y a la vez que les sirve, alienta a otras personas a que les visiten, les atiendan...
A través de sus andanzas por las aldeas y las calles de la ciudad, había llegado a una conclusión: Las Caridades necesitan chicas que realizarán los servicios más humildes, aquellos que las damas no estaban dispuestos a hacer, chicas que quisieran dar su vida y todo su tiempo por los pobres.
El 29 de noviembre del año 1633, llegan a la casa de Santa Luisa de Marillac, unas 6 jóvenes para formarse y llegar a ser sirvientas de los pobres, son las primeras en unirse a luisa y así nace la Compañía de las Hermanas de la Caridad.
Es necesario buscar casas más grandes. Muchas jóvenes desean entregar su vida a Dios para servir a los pobres. Santa Luisa de Marillac y las hermanas se convierten muy pronto en "maestras" de los niños pobres que corretean por el barrio de Sant Denis. Luego los hospitales de: Angers, Nantes, Hotel Dieu Luisa de Marillac prepara a las hermanas para el servicio de los enfermos.
La miseria no tiene fronteras ni de espacio ni de tiempo. París es un hervidero de pobres. De todas partes reclaman a las Hijas de la Caridad.
Ellas, sostenidas y alentadas por San Vicente de Paul y Santa Luisa de Marillac, multiplican su respuesta: se ocupan de los enfermos en sus domicilios, de los niños abandonados (llamados niños expósitos), de los presos en trabajos forzados, ancianos, enfermos mentales.
Muerte de Santa Luisa de Marillac.
Después de tanta entrega por amor a Dios, Santa Luisa de Marillac muere el 15 de marzo de 1660. En el testamento les dice a las Hijas de la Caridad: amor cordial entre ellas, devoción a María y el servicio a los pobres.
Santa Luisa de Marillac fue beatificada por el Papa Benedicto XV en el año 1920 y canonizada el día 11 de marzo de 1934 por el Papa Pío XI. Sus restos mortales se conservan en la capilla de la casa madre de las Hijas de la Caridad en París. El 10 de febrero de 1960, el Papa San Juan XXIII la proclama santa patrona de los Trabajadores Sociales Cristianos. Como esposa, madre, maestra, enfermera, trabajadora social y fundadora religiosa, Santa Luisa de Marillac sigue siendo un modelo para todas las mujeres de hoy.
Oración a Santa Luisa.
Dios amoroso y compasivo, celebramos con gran alegría la fe y las obras de tu querida sierva Santa Luisa de Marillac. Infunde en nosotros el fuego de su amor, la tenacidad de su creencia y la ternura de su cuidado por los más abandonados. Atráenos a la luz de tu presencia y ayúdanos a confiar en la fuerza de tu Espíritu, que nos lleva a estar cada vez más cerca de ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Santa Luisa de Marillac, ruega por nosotros. Amén.
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