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Categoría: Celebración del día

Santa Jacinta Mariscotti fue una mujer que dejó atrás su vida mundana: Santa Jacinta se convirtió y promovió grupos para consolar a enfermos y necesitados

Santa Jacinta Mariscotti: Abogada de los enfermos y ancianos.

Santa Jacinta Mariscotti, o Jacinta de Mariscotti, es una santa italiana muy venerada en la Iglesia Católica, quien, después de haber vivido una vida mundana, se convirtió a la fe católica, transformándose en una santa dotada de grandes dones místicos como el de obrar milagros y el don de profecía. Es la fundadora de dos cofradías, una encargada de consolar a los enfermos y darles el buen morir a los ancianos y la otra para hacer obras de caridad. Santa Jacinta Mariscotti fomentó la devoción a la Eucaristía, por la mortificación y la devoción mariana.

 

Fiesta: 30 de enero

 

Martirologio Romano: En la ciudad de Viterbo, en el Lacio (hoy Italia), Danta Jacinta Mariscotti, virgen, perteneciente a la Tercera Orden Regular de San Francisco, la cual, después de perder quince años entregada a placeres mundanos, abrazó con ardor la conversión y promovió confraternidades para consolar a los ancianos, fomentando el culto a la Eucaristía

Biografía de Santa Jacinta Mariscotti.

Santa Jacinta nació en Vignanello, cerca de Viterbo, en 1595. A pesar de que su hermana mayor había abrazado la vida religiosa en el convento de San Bernardino de Viterbo, Jacinta no manifestó la menor inclinación a la vida de clausura, le gustaba, en cambio, asistir a todas las fiestas donde ella pudiese mostrar su gracia y elegancia.

Preocupado por este espíritu mundano de su hija, su padre decidió encerrar a Santa Jacinta Mariscotti en el convento con su hermana. Ella se mudó de casa, pero no cambió sus gustos. Cuando el padre la fue a visitar, ella le dijo: "Aquí me tienes, vestida como una monja, como tú querías; pero incluso aquí, yo quiero vivir de acuerdo a mi condición social".

Santa Jacinta Mariscotti, entonces, le exigió a su padre, a cambio de quedarse, una habitación amoblada con todos los refinamientos de la comodidad y todo el lujo posible, una dieta especial y algunas formas de divertirse poco coherente con la vida religiosa. Así vivió ella en el monasterio durante 10 años, como un joven rica y noble.

Su conversión.

Un día sobrevino la desgracia, Santa Jacinta Mariscotti cayó muy enferma y de inmediato le enviaron un confesor a su habitación. Pero cuando el monje se dio cuenta de los lujos en los que vivía, se negó a cumplir sus compromisos con esa monja mundana, diciendo:

  • "En el Paraíso no entran monjas soberbias y vanidosas".
  • "Entonces, ¿yo ingresé a un convento para ser condenada?", respondió la chica.
  • No, pero usted tiene que cambiar su forma de ser y reparar todo el mal ejemplo que ha dado a sus hermanas", le dijo el Monje.


Impresionada por estas palabras, Santa Jacinta lloró amargamente y decidió tomar en serio la recomendación del confesor.

Santa Jacinta Mariscotti se las arregló para reparar el mal ejemplo que había dado a todas las hermanas, y se convirtió en no solo una ejemplar religiosa, sino una santa franciscana.

Así sucedió que, Santa Jacinta, intercambió el orgullo por la paciencia y la ambición por la humildad. Se convirtió en una religiosa muy devota y su fe creció fervientemente.

Se destacó, sobre todo, en la caridad, se llenó de delicadeza y ternura por las hermanas y para con todas las personas que habitaban la población de Viterbo, a quien Jacinta socorrió en cada necesidad.

Fue Santa Jacinta Mariscotti quien introdujo la devoción de las 40 horas durante los tres días que duraba el carnaval, para así atraer la gracia de Dios a un pueblo que se había distraído por estas diversiones mundanas.

Santa Jacinta Mariscotti y sus dones.

Santa Jacinta Mariscotti Se hace fiel devota de San Miguel Arcángel, y dedica horas a la contemplación de la Pasión de Jesucristo. Tal es su ardiente deseo espiritual en la Misa que se llena de lágrimas cada vez que participa de ella.

Alrededor de ella comenzaron a surgir señales y prodigios maravillosos. También fue agraciada con el carisma de la profecía.

Así, Santa Jacinta Mariscotti dejó un pequeño diario con algunas breves reflexiones que traducen su espiritualidad, alimentada en la devoción eucarística, la sed ardiente por la mortificación, y la devoción mariana

Con el fin de llevar almas a la perfección, y en agradecimiento a Dios por haberse compadecido de su vida de pecado, Santa Jacinta Mariscotti funda dos cofradías:

  1. La Compagnia dei Sacconi para la atención material de los enfermos y ayudarlos a bien morir.

  2. La Congregación de los Oblatos de María para avivar la piedad, hacer obras de caridad y fomentar el apostolado de los seglares.

Muerte de Santa Jacinta Mariscotti.

A su muerte, ocurrida el 30 de enero de 1640, contaba con 45 años de edad, sonaron todas las campanas de la ciudad, y todos los corazones de los habitantes de este pueblo, se conmovieron por el nacimiento al cielo de esta nueva flor de la santidad. Santa Jacinta Mariscotti, ruega por nosotros, por todos los enfermos y por todos los que, entregados a lujos y comodidades, se han olvidado de Dios.

Oración a Santa Jacinta.

Querida sierva de Dios, Santa Jacinta Mariscotti, ejemplo de humildad y entrega a la voluntad divina, acudimos a ti con devoción y confianza. Intercede por nosotros ante el trono de Dios, para que podamos seguir tu ejemplo de amor y servicio. Tú, que en tu vida experimentaste la gracia de la contemplación y el servicio generoso a los necesitados, ruega por nosotros. Concédenos la gracia de una profunda conexión con Dios y la disposición de servir a nuestros hermanos con amor y caridad. Que tu vida santa sea un faro que nos guíe en nuestro camino espiritual. Santa Jacinta Mariscotti, ruega por nosotros y por todas nuestras necesidades. Amén.

Santos de la semana

Redacción y edición: Qriswell Quero, PildorasdeFe.net
Biografía de Santos - Celebraciones y Fiestas de la Iglesia

pildorasdefe qriswell quero firma autorQriswell Quero, Venezolano, esposo y padre de familia, servidor, ingeniero y misionero de la fe. Comprometido con el anuncio del Evangelio. Creyente sólido de que siempre existen nuevos comienzos. Quien a Dios tiene nada lo detiene.

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