Imitando a San Francisco de Asís, Santa Ángela de Foligno se entregó por completo a Dios. Ella tuvo profundas experiencias místicas con la Pasión de Cristo
Santa Ángela de Foligno: Mística de la Pasión de Cristo.
Santa Ángela de Foligno fue una mujer viuda que llegó a ser una religiosa terciaria franciscana italiana que llegó a ser conocida como una mística por sus extensos escritos sobre sus revelaciones místicas. Debido al respeto que se ganó en la Iglesia Católica, ella es conocida como "Señora de los Teólogos". Santa Ángela tuvo profundas experiencias con la Pasión de Cristo.
Fiesta: 4 de enero.
Martirologio romano: Nacida hacia 1248 en una familia pudiente, quedó huérfana de padre y fue educada por su madre de forma superficial. Fue introducida muy pronto en los ambientes mundanos de la ciudad de Foligno, donde conoció a un hombre, con el que se casó a los veinte años y del que tuvo hijos. Su vida era despreocupada, hasta el punto de que se burlaba de los penitentes. Muerto su esposo e hijos, escuchó a un Fraile predicar y comenzó su conversión. Siguiendo las huellas de San Francisco, se entregó por completo a Dios y confió a su propia autobiografía profundas experiencias de la vida mística"
Biografía de Santa Ángela de Foligno.
Santa Ángela de Foligno nació en una familia noble de Foligno, ciudad de la región de Umbria (Italia), cercana a Asís.
En los primeros años de su vida llevó la vida corriente de una mujer de su época, dedicada a su marido y ocho hijos y con escaso interés por la religión cristina, fue una pecadora: orgullosa, vanidosa, poco piadosa y dedicada a la vida mundana. Poseía riquezas, castillos, lujos, joyas y fincas, y muchos palacios.
Conversión de Santa Ángela.
Cuando Santa Ángela tenía 35 años de edad, mueren sucesivamente su madre, su esposo y sus hijos.
A través de esta gran aflicción, Santa Ángela va al templo y escucha predicar a un franciscano, el Padre Arnoldo y con su sermón se da cuenta de que ha vivido una vida bastante alejada de Dios. Hace una confesión de toda su vida. Se hace terciaria franciscana.
Visiones místicas.
Santa Ángela de Foligno, aun en sus luchas interiores, decide ir en peregrinación a Asís, y allí, San Francisco en una visión le dice que es necesario hacer dos cosas muy importantes: vender todo lo que tiene, darlo a los pobres, y dedicarse a meditar en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
Ángela hizo promesa de castidad perpetua y empezó a llevar una vida de penitencia. Lo vende todo, menos un palacio al que le tenía muchísimo cariño. Hasta que en otra visión escucha decir al mismo Jesucristo que le dice: "¿Y por amor a tu Redentor no serás capaz de sacrificar también tu palacio preferido?"
Santa Ángela de Foligno no lo duda, vende también ese palacio y todo el dinero recogido lo distribuye entre los pobres. Vende todas sus joyas y lujos, reparte el dinero entre los más necesitados, y se dedica a la vida de contemplación y meditación en la Vida, Pasión y Muerte del Señor.
Así entonces, Santa Ángela de Foligno cortó con sus últimas ataduras que la implicaban con la vida mundana.
Hacia el año 1291 Santa Ángela realizó otra peregrinación a Asís para visitar la tumba de San Francisco de Asís. A la mitad del camino se hizo presente en ella el Espíritu Santo que la acompañó durante el resto del viaje.
Al llegar a la Basílica de San Francisco de Asís, el Espíritu Santo la dejó y Santa Ángela de Foligno, al sentirse abandonada, en plena entrada de la Basílica, empezó a gritar pidiéndole explicaciones del porqué se marchaba. Esto causó la expectación de la gente, quienes pensaban que estaba loca, y se ganó una llamada de atención de parte de fray Arnaldo, que vivía entonces en Asís, prohibiéndole regresar.
Un año más tarde, en 1292, Fray Arnaldo fue trasladado de nuevo a Foligno. Al encontrarse con Santa Ángela de Foligno, le solicito que le explicara la razón de sus gritos.
Santa Ángela de Foligno le contó todo, haciéndole prometer que no le diría nada a nadie. Las explicaciones dadas por Ángela debieron de impresionar a fray Arnaldo, pues su actitud cambió, y comenzó a registrar por escrito sus confidencias. Estos escritos dan como resultado el Memorial (bibliografía), e Instrucciones, sus más grandes legados.
El Memorial de Santa Ángela de Foligno consta de 30 pasos y son un continuo conformarse con Cristo a través de la pobreza, el dolor y la humildad.
Santa Ángela de Foligno ha sido llamada la Mística de la Pasión de Cristo. Y fue tan grande el amor que adquirió hacia la Pasión y Muerte del Señor, que le bastaba mirar una imagen de Jesús doliente u oír hablar de su Santísima Pasión para que se enrojeciera su rostro y quedara como en éxtasis. En visiones se la puede comparar a Santa Teresa y a Santa Catalina. En su autobiografía Santa Ángela de Foligno dice lo siguiente:
"Yo, Ángela de Foligno, tuve que atravesar muchas etapas en el camino de la penitencia o conversión. La primera fue convencerme de lo grave y dañino que es el pecado. La segunda, el sentir arrepentimiento y vergüenza de haber ofendido al buen Dios. La tercera hacer confesión de todos mis pecados. La cuarta convencerme de la gran misericordia que Dios tiene para con el pecador que quiere ser perdonado. La quinta el ir adquiriendo un gran amor y estimación por todo lo que Cristo sufrió por nosotros. La sexta adquirir un amor por Jesús Eucaristía. La séptima aprender a orar, especialmente recitar con amor y atención el Padrenuestro. La octava tratar de vivir en continua y afectuosa comunicación con Dios".
En la Santa Misa, Santa Ángela de Foligno veía muchas veces a Jesucristo en la Santa Hostia. Dictó unas últimas palabras a modo de testamento para sus discípulos, que se pueden resumir así: "Os dejo toda mi herencia, es decir, la vida de Cristo: pobreza, dolor, desprecio".
A su alrededor se reunía frecuentemente un selecto grupo de hombres y mujeres, terciarios franciscanos, a los cuales fue bendiciendo uno por uno como una madre cariñosa, la tarde del 4 de enero de 1309, y luego santamente y en gran paz, su alma voló a la eternidad.
Fue enterrada en la Iglesia de San Francisco del convento Franciscano de Foligno, el 30 de abril de 1707 Clemente XI aprobó el culto público de beata en toda la Iglesia Católica. Sobre su sepulcro se han obrado innumerables milagros.
Ángela de Foligno: De santa a beata y otra vez a santa
El itinerario canónico de Santa Ángela de Foligno ha sido bastante inusual: en 1547, Pablo III la inscribió en el santoral de la Tercera orden de San Francisco con el título de Santa.
Inocencio XII en 1693 aprobó su culto solo para los franciscanos y solo como beata, estableciendo como día de fiesta el 30 de marzo.
El 30 de abril de 1707, el Papa Clemente XI aprobó su culto público en toda la Iglesia Católica, pero solo como Beata, y estableciendo el 4 de enero como día de su fiesta.
Ahora, 470 años después de su primera inscripción como santa, el Papa Francisco vuelve a inscribir a Santa Ángela de Foligno en el catálogo de Santos, el 9 de octubre de 2013, extendiendo su culto a la Iglesia Universal.
8 etapas de una verdadera conversión.
En su Libro de la Vida o Autobiografía señala 8 etapas en su conversión, que enumera así:
- Convencerme de lo grave y dañino que es el pecado.
- Sentir arrepentimiento y vergüenza de haber ofendido al buen Dios.
- Hacer confesión de todos mis pecados.
- Convencerme de la gran misericordia que Dios tiene para con el pecador que quiere ser perdonado.
- Ir adquiriendo un gran amor y estimación por todo lo que Cristo sufrió por nosotros.
- Adquirir un amor por Jesús Eucaristía.
- Aprender a orar, especialmente recitar con amor y atención el Padrenuestro.
- Tratar de vivir en continua y afectuosa comunicación con Dios
A continuación puedes leer en línea o descargarte su Memorial (bibliografía) e instrucciones en el siguiente enlace: El Libro de la Vida.
Santa Ángela de Foligno nos enseña a perseguir las bienaventuranzas de Cristo en todos los momentos de nuestra vida. Ella siguió los pasos de Jesús y se arrojó a la misericordia de Dios. Aprendamos de ella el valor de dejar a atrás nuestros vicios y apegos y caminar con confianza tomados de las manos de Jesús Eucaristía. Santa Ángela, ruega por nosotros.
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