Recemos con el día 8 de la Novena a María Auxiliadora. Confiemos en María, invoquémosla, nunca se supo que nadie que recurriera a ella, no fuese atendido
Novena a María Auxiliadora. Día 9: Alcánzanos la perseverancia final.
Para Don Bosco, la Virgen Inmaculada, María Auxiliadora de los cristianos, fue la Madre siempre presente, que ayuda a sus hijos diariamente, a rescatarlos y a conducirlos a Jesús. Él diría con mucha frecuencia: "Confíen en María Auxiliadora y verán lo que son los milagros". Para el día 9 de la Novena a María Auxiliadora, vamos a rogar a nuestra madre María, auxilio de los cristianos, que nos ayude a alcanzar la perseverancia final.
Virgen María Auxiliadora.
En la tradición católica, la oración diaria del rezo del Santo Rosario no es solo una devoción mariana, sino sobre todo la contemplación de Jesús en los misterios de su encarnación salvadora. Y para Don Bosco, María es la poderosa ayudante que defiende a la Iglesia y al Papa de todo tipo de peligros.
San Juan Bosco solía decir: "Confíen en María santísima, invóquenla con frecuencia, nunca se supo que nadie que recurriera con confianza a ella no fuese oído con prontitud".
Con un amor maternal hacia nosotros, La Virgen María Auxiliadora quiere lo mejor para nosotros: quiere a Jesús para nosotros, por lo que nos exhorta: "Haced lo que él os diga" (Juan 2,5). Luego nos ayuda a llevar a otros a conocer y amar a su Hijo. La Fiesta de María, auxilio de los cristianos, no solo nos permiten dirigirnos a ella en la oración, sino también amar a Jesús y a los demás con un amor más grande.
María Auxiliadora de los cristianos, intercede por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Por medio de tu poderosa intercesión, por favor, hacednos dignos de las promesas de Cristo.
Novena a la Virgen María Auxiliadora.
En el día 9 de la Novena a María Auxiliadora, presentamos a nuestra Santísima Madre, como esa Madre que acude a auxiliar a todos los hijos de Dios para ayudarles a alcanzar el don de la perseverancia final.
1. Oraciones iniciales de la Novena.
Señal de la Cruz.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición.
Jesús, mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confió en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.
2. Oración Inicial de invocación.
Oh Dios Todopoderoso y Misericordioso, que en defensa del pueblo cristiano estableciste admirablemente en la Beatísima Virgen María un perpetuo auxilio; concédenos propicio, que fortalecidos con tal protección, luchando en esta vida podamos en la muerte, conseguir victoria del enemigo maligno. Por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
3. Oraciones de ofrecimiento.
Rezar tres Avemarías, un Gloria y la siguiente jaculatoria: "María Auxilio de los Cristianos, Ruega por nosotros".
4. Oración para el noveno día de la Novena.
¡Oh, piadosísima Madre!, Tú que en todo tiempo te mostraste verdaderamente la Auxiliadora de los cristianos asístenos con tu poderosísimo patrocinio en vida y especialmente en el terrible trance de la muerte, y alcánzanos la perseverancia final. ¡Ah!, no nos dejes un solo instante hasta que felices cantemos tus glorias y las misericordias de tu Hijo en el cielo, por los siglos de los siglos. Amén.
Rezar tres Avemarías y un Gloria.
5. Invocación de la Novena a María Auxiliadora.
¡Oh María! Virgen poderosa, grande e ilustre defensora de la Iglesia. Singular Auxilio de los Cristianos, terrible como un ejército ordenado en batalla. Tú sola has triunfado en todas las herejías del mundo. ¡Oh Madre!, en nuestras angustias, en nuestras luchas, en nuestros apuros, líbranos del enemigo, y en la hora de nuestra muerte, llévanos al Paraíso. Amén.
6. Súplica a María Auxiliadora.
Necesitando un favor especial, y confiando en tu bondad, a Ti recurro, poderoso Auxilio de los Cristianos. Conocedor de las innumerables gracias que diariamente concedes a tus devotos, he puesto siempre en Ti toda mi confianza; y hoy, humildemente, postrado a tus plantas, te suplico, con todo el fervor de mi alma. Por la Salud y el Bienestar de todos los Sacerdotes del mundo, quienes entregan su vida y su tiempo de forma desmedida para llevar el Gran mensaje de Amor de tu amadísimo Hijo nuestro Señor Jesucristo. Ten misericordia de todos ellos. Además, concédeme la siguiente gracia que pido ahora...
Pida aquí la gracia que desea obtener.
Bien sé, Madre querida que yo no merezco nada; y aún temo que mis culpas sean un obstáculo a tu bondad. Más Tú puedes, dulcísima Señora, sacarme de este lastimoso estado y hacer que sirva con fidelidad a Ti y a tu divino Hijo, a fin de que yo también pueda experimentar la maravillosa eficacia de tu santo Auxilio. María, Auxiliadora de los Cristianos, Ruega por nosotros. Amén.
Novena a María Auxiliadora.
A continuación, todos y cada uno de los días de la Novena a la Santísima Virgen María Auxiliadora de los Cristianos.
- Primer día - Novena a María auxiliadora.
- Segundo día - Novena a María Auxiliadora.
- Tercer día - Novena a María Auxiliadora.
- Cuarto día - Novena a María Auxiliadora.
- Quinto día - Novena a María Auxiliadora.
- Sexto día - Novena a María Auxiliadora.
- Séptimo día - Novena a María Auxiliadora.
- Octavo día - Novena a María Auxiliadora.
- Noveno día - Novena a María Auxiliadora.
Invoquemos la poderosa fuerza de la Novena a María auxiliadora en este noveno día y pidamos a Dios que nos ayude a cumplir con todos nuestros deberes religiosos y ser testimonios del amor del Padre. "La fiesta de Nuestra Señora Virgen María Auxiliadora, que se celebra el 24 de mayo, se remonta al siglo XVI, que no fue una época pacífica en Europa. En 1571, los católicos de todo el continente se unieron en el rezo del rosario con la esperanza de vencer a las fuerzas militares que pretendían expandirse por Europa. Estas oraciones fueron respondidas en la batalla de Lepanto el 7 de octubre de 1571, que es ahora la fiesta de Nuestra Señora del Rosario. Ambas fiestas destacan no solo la fuerza que encontramos al pedir la intercesión de María, uniendo nuestras oraciones a su intercesión, sino también la confianza en que Dios sigue actuando en el mundo. Dios escucha el grito de los que sufren y Dios responde. Todas las fiestas marianas son en realidad celebraciones de Jesucristo, pues ella no tiene ningún privilegio que no haya recibido de Dios". Pon tus intenciones en los comentarios y preséntalos a María auxilio de los Cristianos.