Sexto día de la novena al Santo Padre Pío de Pietrelcina. Día 6. El Padre Pío sentía una devoción muy especial por la Santísima Virgen María
Novena al Padre Pío de Pietrelcina. Día 6. Amor a la Virgen María.
Con la fiesta de San Pío de Pietrelcina (Padre Pío) que se celebra el 23 de septiembre me pareció apropiado ofrecerle 10 citas de su hablar de la Virgen María. Al igual que muchos de los santos antes que él, el Padre Pío tenía una gran devoción a la Virgen, en particular, aunque el Santo Rosario. En el sexto día de la novena al Padre Pío, daremos a conocer el amor del este Santo por la Virgen María y del porqué nosotros debemos tanto como él la amaba.
Conociendo al Padre Pío.
El Padre Pío conocía la importancia de que la Virgen María juega en la vida de cada cristiano y conocía la importancia que el Santo Rosario juega en las manos de los cristianos. Para él, el Rosario es el arma contra Satanás.
Para nosotros, que nos enfrentamos a tantas pruebas en estos días en nuestro mundo, San Pío de Pietrelcina es uno de los santos a los que podemos acudir en busca de orientación y oraciones. Él se enfrentó a sus pruebas y sufrimientos a través de la oración, la Eucaristía y la devoción a la Virgen María.
De la Virgen María, el Padre Pío nos dijo: "Si nosotros hacemos lo que siempre hemos hecho, lo que nuestros padres hicieron antes que nosotros, no podemos ir mal. Satanás quiere destruir esta oración, pero él nunca tendrá éxito. El Rosario es la oración de aquellos quienes triunfan sobre todo y todos. Fue la Virgen quien nos enseñó esta oración, tal como fue Jesús quien nos enseñó el Padre Nuestro".
Novena al Padre Pío de Pietrelcina.
A continuación te presentamos el modo de rezar la novena al Padre Pío para el día 6. Sigue el orden que mostramos.
1. Oraciones iniciales.
Señal de la Cruz.
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición.
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.
2. Meditación para el día 6 de la novena.
Para la reflexión del sexto día de la Novena, vamos a meditar sobre el amor del Padre Pío por la Santísima Virgen María.
Desde niño el padre Pío tuvo siempre una tierna, afectuosa y confiada devoción a la Virgen María.
Cuando sacerdote se consagró totalmente a ella y la consideró: "Dulcísima Madre de los sacerdotes, mediadora y dispensadora de todas las gracias". Cuando pasaba ante una imagen de la Virgen, decía: "Te saludo, María, saluda a Jesús de mi parte".
Festejaba el mes de mayo con mucho fervor. Decía: "El mes de mayo para mí es el mes de las gracias. Quisiera tener una voz poderosa para invitar a todos los pecadores del mundo a amar a la Virgen".
Su amor a la Virgen era muy grande (cuenta un sacerdote). Recuerdo que una vez le pedimos al padre Pío, en la fiesta de la Asunción, que nos diera un pensamiento sobre la fiesta. Se le iluminó el rostro y sollozando dijo: "Hijos míos, amemos a la Virgen, ella es nuestra Madre". Se emocionó y se puso a llorar. También nosotros nos pusimos a llorar, confundidos ante tanto amor.
El Padre Pío Llamaba el rosario, su arma preferida. Lo llevaba enrollado en la mano o en el brazo, como si fuera un arma siempre empuñada. Su devoción a la Virgen era concreta y profunda, que lo llevaba a Cristo. La Virgen Dolorosa lo llevaba al misterio de la cruz, a embriagarse en los padecimientos de Jesús.
La Virgen lo introdujo también en el misterio eucarístico. Escribió: ¡Pobre madrecita, cuánto me quiere! ¡Con qué cariño me ha acompañado esta mañana hasta el altar! Me ha parecido que ella no tuviera ni siquiera en quién pensar, sino solo en mí, al llenarme el corazón de santos afectos.
3. Oración del sexto día de la Novena.
Dios omnipotente y eterno, que has hecho grandes maravillas en la Virgen María, Madre de tu Hijo y Madre nuestra, por intercesión de san Pío de Pietrelcina, te pedimos que renueves en nosotros las maravillas del Espíritu Santo, para que podamos bendecir eternamente tu nombre junto a los puros y virginales labios de María. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Frase del Padre Pío.
"¿No te basta saber que María es Madre de Dios? ¿Qué todos los ángeles y santos no llegan a alabarla dignamente? Dios es el Padre del Verbo, María es la Madre del Verbo, hecho carne. Nada nos concede el Señor si no pasa por las manos de la Reina del Cielo. Si Dios es la fuente de agua viva, María es el acueducto que la lleva a nosotros. Ámala en la tierra y la contemplarás en el cielo".
4. Oración final de la novena.
San Pío de Pietrelcina, te rogamos en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que eleves nuestras súplicas al Padre amado, para que fortifique y mantenga en la santidad a todos los Sacerdotes, religiosos, religiosas y a todos los fieles de la Iglesia. Tú que sufriste los embates de Satanás, que con la fortaleza de la oración y el escudo de la fe lo reprendiste en el nombre de Cristo, te rogamos intercedas por nosotros para que, con la fuerza y el poder del Espíritu Santo, el Señor nos otorgue las gracias suficientes para también hacerle frente, pues, como león rugiente, se encuentra atacándonos y tendiéndonos trampas constantemente para alejarnos de la Gloria de Dios. Amén.
5. Novena al Sagrado Corazón.
Para concluir con la novena al Padre Pío, debes dirigirte ahora a este espacio para rezar la Novena al Sagrado Corazón de Jesús que el mismo San Pío de Pietrelcina rezaba cada día.
Puedes rezarla aquí:
Novena al Padre Pío completa.
A continuación puedes acceder a todos los días de la novena al Padre Pío para que puedas rezarla en todo momento.
Con esta meditación del sexto día de la novena al Padre Pío, que bien que nos demos cuenta del amor que debemos tener por nuestra madre del Cielo, la Virgen María. Ella es luz que nos guía. María fue para el Padre Pío, un faro que le iluminaba en medio de los ataques espirituales que recibía. Su arma favorita de María era el Rosario. Qué, como San Pío, podamos también amarla con todo el corazón. A través de la novena a humilde fraile capuchino, podemos encontrar fe y esperanza para atravesar todas las pruebas de la vida.