Cuarto día de la novena al Santo Padre Pío de Pietrelcina. Día 4. Al Padre Pío le gustaba rezar el Santo Rosario cada día y tenía gran amor por la Eucaristía
Novena al Padre Pío de Pietrelcina. Día 4. Amor a la Eucaristía.
El Padre Pío brillaba por encima de todo como un hombre de oración. Antes de cumplir los treinta años de edad, él ya había llegado a la cumbre de la vida espiritual conocida como la "vía unitiva" de la transformación de la unión con Dios. Para el día 4 de la novena, al Santo Padre Pío de Pietrelcina, queremos mostrar el gran amor que este humilde capuchino, sentía por la Eucaristía.
Conociendo al Padre Pío.
El Santo Padre Pío le gusta mucho la oración. Él oraba de manera casi continua. Sus oraciones eran por lo general muy simples. A él le gustaba rezar el Rosario y lo recomendaba a todos los demás. Un día alguien le preguntó qué legado él deseaba dejar a sus hijos espirituales, su breve respuesta fue: "Mi hijo, el Rosario"
Él tenía una misión especial también con las almas del Purgatorio y animó a todos a orar por ellos. Solía decir: "Hay que vaciar el Purgatorio con nuestras oraciones".
El Padre Agostino Daniele, su confesor, director y querido amigo, dijo: "Uno admiraba del Padre Pío, su unión habitual con Dios. Cuando él hablaba, nosotros éramos conscientes de que su corazón y su mente no estaban jamás desconectados del pensamiento y el sentimiento de Dios".
Novena al Padre Pío de Pietrelcina.
A continuación te presentamos el modo de rezar la novena al Padre Pío para el día 4. Sigue el orden que mostramos.
1. Oraciones iniciales.
Señal de la Cruz.
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición.
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos, he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que, por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.
2. Meditación para el día 4 de la novena.
Para la reflexión del cuarto día de la Novena, vamos a meditar sobre el amor del Padre Pío a la Sagrada Eucaristía.
La Eucaristía es la acción de gracias por las maravillas que Dios ha hecho por nosotros con la muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo. Jesús ha querido quedarse con nosotros real y sustancialmente con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, como sacrificio, es decir, memorial de su muerte y como alimento espiritual en la comunión sacramental.
Dios llamó al padre Pío a ser sacerdote y víctima. Gentes de todo el mundo acudían a San Giovanni Rotondo para ver de cerca al estigmatizado padre Pío celebrar la santa misa.
Cristo crucificado se hacía presente visiblemente en la persona de su ministro: su pasión y su muerte se reflejaba durante la celebración del sacrificio del Calvario, celebrada por un sacerdote que en aquel momento le prestaba voz, manos y corazón.
Lo que más me hiere (escribe el padre Pío a su director espiritual) es el abandono en que se encuentra Jesús en el Santísimo Sacramento. Mi corazón se siente como atraído por una fuerza superior antes de unirme a él al comulgar. Siento tanta hambre y sed de recibirlo, que falta poco para que no muera de ansia.
A veces voy a recibirlo como con fiebre. Y esta hambre y sed, en lugar que se apague, después que lo he recibido, se acrecientan siempre más en mí, al grado de decirle a Jesús: ¡Basta!, porque no aguanto más.
3. Oración del cuarto día de la Novena.
Padre celestial, para la mayor gloria de tu santo nombre y por el mayor bien de las almas, te suplicamos por intercesión de san Pío de Pietrelcina, que multipliques el número de tus sacerdotes. Derrama sobre ellos tu divino Espíritu, enamóralos de la cruz y haz muy fecundo su apostolado. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Frase del Padre Pío.
"En estos tiempos tristemente faltos de fe, de impiedad triunfante, donde todos los que nos rodean tienen siempre el odio en el corazón, y la blasfemia en los labios, el mejor medio de mantenerse libre del mal es fortificarse con el alimento eucarístico. Y esto no es fácil para el que vive meses y meses sin saciarse con el Cordero de Dios".
4. Oración final de la novena.
San Pío de Pietrelcina, te rogamos en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que eleves nuestras súplicas al Padre amado, para que fortifique y mantenga en la santidad a todos los Sacerdotes, religiosos, religiosas y a todos los fieles de la Iglesia. Tú que sufriste los embates de Satanás, que con la fortaleza de la oración y el escudo de la fe lo reprendiste en el nombre de Cristo, te rogamos intercedas por nosotros para que, con la fuerza y el poder del Espíritu Santo, el Señor nos otorgue las gracias suficientes para también hacerle frente, pues, como león rugiente, se encuentra atacándonos y tendiéndonos trampas constantemente para alejarnos de la Gloria de Dios. Amén.
5. Novena al Sagrado Corazón.
Para concluir con la novena al Padre Pío, debes dirigirte ahora a este espacio para rezar la Novena al Sagrado Corazón de Jesús que el mismo San Pío de Pietrelcina rezaba cada día.
Puedes rezarla aquí:
Novena al Padre Pío completa.
A continuación puedes acceder a todos los días de la novena al Padre Pío para que puedas rezarla en todo momento.
El cuarto día de la novena al Padre Pío de Pietrelcina es una invitación a que pongamos como centro a la Sagrada Eucaristía. En ella recibimos en Cuerpo, Sangra, Alma y Divinidad a nuestro Señor. En una de las oraciones que el Santo Padre Pío compuso para después de haber recibido la comunión, dijo: "Quédate, Señor, conmigo, pues soy débil y necesito tu fuerza para no caer muchas veces." Estamos tan llenos de sufrimientos y preocupaciones que a veces nos olvidamos de lo más importante. Alimentemos nuestra alma con ese Pan Sagrado de la Eucaristía. A través de la novena a humilde fraile capuchino, podemos encontrar fe y esperanza para atravesar todas las pruebas de la vida.