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Categoría: Devociones y oraciones

En la Novena a Nuestra Señora de la Dulce Espera, la Santísima Virgen María presta especial atención: Confía en su intercesión para concebir un Hijo

Novena a Nuestra Señora de la Dulce Espera para tener un Bebé.

Nuestra Señora de la Espera, también conocida como Nuestra Señora de Mantara, es un santuario mariano greco católico encontrado el Maghdouché, Líbano, que fue descubierto el 8 de septiembre de 1721 por un joven pastor. El santuario posee de una torre coronada con la estatua de la Virgen María y el Niño Jesús, una catedral, un cementerio y una cueva sagrada, en la que se cree que es donde la Virgen María descansó en el camino mientras esperaba al Niño Jesús. 

La devoción a Nuestra Señora de la Dulce Espera, a través de la imagen de la Virgen María embarazada de Jesús, es muy antigua, y en Argentina renació con un nuevo impulso desde que fue instalada una imagen de piedra de Nuestra Señora en la Parroquia de la Inmaculada Concepción.

Esta devoción a Nuestra Señora de la Dulce Espera comenzó el 15 de mayo de 1980, cuando fue entronizado por primera vez en este país.

Orar es una necesidad, nos hace bien a todos, sobre todo a nuestra alma. Nos da paz. Es entrar en un diálogo profundo con Dios y a través de la Novena a Nuestra Señora de la Dulce Espera, podrás experimentar la cercanía de la Gracia de Dios y de nuestra Madre.

Novena a Nuestra Señora de la Dulce Espera.

A través de la Novena a Nuestra Señora de la Dulce espera, confiamos nuestras más sinceras peticiones a Maria, nuestra dulce Madre de Dios, sabiendo que ella, nos presta una especial atención y tiene en cuenta todas nuestras necesidades, sobre todo cuando está relacionada la espera de una nueva vida.

A continuación, la Novena a Nuestra Señora de la Dulce espera que puedes rezar de la siguiente forma.

Oraciones iniciales.

1. Señal de la cruz.

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre de Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

2. Acto de contrición.

"Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas. Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia, Ni retires de mí tu Santo Espíritu" (Salmo 51,3.12)

Jaculatoria: "Nuestra Señora de la Dulce Espera, Ruega por nosotros"

3. Hacer la reflexión para cada día.

A continuación podrás encontrar la meditación diaria que corresponde a cada uno de los días de la Novena a Nuestra Señora de la Dulce espera. Esto debe hacerse en completo recogimiento, en silencio, en familia o en pareja.

Día 1 de la Novena.

El Señor nos regala la vida.

"El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús... María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó. (Lucas 1,28-31.38)

Meditación del día 1. 

María, por su fe, pronunció estas palabras. Y así, a través de ella, la Vida vino a nosotros. Ella, plenamente mujer, se confió a Dios sin reservas, se mostró completamente dispuesta a la acción del Espíritu Santo y en esta respuesta se entregó para cooperar con la Gracia de Dios.

Oración del primer día.

Al comenzar este primer día de la novena, te expresamos Madre, nuestro amor. Venimos con confianza a pedirte por nuestras necesidades, haz que te imitemos en tu Sí a Dios. Comprende nuestro pedido, atiéndelo.

A cada intención respondemos: "Por María, nuestra madre, te lo pedimos, Señor"

  • Por todos los padres y madres que esperan un hijo.
  • Por todas las familias de nuestro país.
  • Por la intención con que rezamos esta Novena.

Rezar el Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Que el Señor bendiga nuestra familia y la llene de gracia. Amén

Día 2 de la Novena.

El Señor nos invita a ponernos al servicio de la vida.

"En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá todo lo que te fue anunciado de parte del Señor". (Lucas 1,39-45)

Meditación del día 2. 

Las palabras de Isabel: "Feliz de ti por haber creído", se aplican no sólo a aquel momento concreto de la Anunciación, sino a toda la vida de María. En su peregrinar hacia Dios, María recorrió un camino de fe que transitó toda su vida. Y lo hizo de modo heroico. En su obediencia de fe, ella se abandonó a Dios y, esperando contra toda esperanza, creyó cada día, en medio de las pruebas y contrariedades.

Oración del segundo día.

María, Madre de Jesús y Madre nuestra, intercede ante tu Hijo y enséñanos a amar y servir a los demás. Que, siguiendo tu ejemplo de disponibilidad, sepamos aceptar la vida como el don gratuito que Dios nos ha dado. Que podamos recorrer con fe y esperanza los caminos que nos llevan a cumplir la voluntad del Padre.

A cada intención respondemos: "Por María, nuestra madre, te lo pedimos, Señor"

  • Por los que desean recibir la gracia de un hijo.
  • Por los padres que no tienen trabajo.
  • Por las madres que están solas.
  • Por la intención con que rezamos esta Novena.

Rezar el Padrenuestro, Ave María y Gloria

Madre Santísima, bendice nuestro hogar.

Día 3 de la Novena.

Dios hace maravillas con nuestra vida.

"María dijo entonces: Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es Santo! (Lucas 1,46-50)

Meditación del día 3.

Cuando Isabel saludó a la joven pariente que llegaba de Nazaret, María respondió con el Magníficat. Este canto de alabanza fue la respuesta de todo su ser a Dios, expresada de forma poética, pero sencilla. Sus palabras están inspiradas en muchos textos sagrados del pueblo de Israel y reflejan el gozo de su espíritu, la felicidad que le provoca ser consciente de que en ella se realiza la promesa hecha "en favor de Abraham y su descendencia por siempre".

Oración del tercer día.

María, madre de Jesús, enséñanos a rezar con fe, con apertura de corazón y sencillez, no solo por nuestras necesidades, sino también por las de todos aquellos que sufren y necesitan de nosotros y de nuestra palabra de esperanza. Que de nuestra boca, como de la tuya, broten palabras de alabanza hacia el Creador y Dador de vida. Dios Padre Nuestro, rico en amor y misericordia, que este tiempo de espera se transforme en una oportunidad de crecer en nuestra fe y en nuestra entrega a los demás. Que podamos encontrar momentos de alegría y felicidad y los compartamos con quienes nos rodean.

A cada intención respondemos: "Por María, nuestra madre, te lo pedimos, Señor".

  • Por todos los bebés que crecen y se preparan para nacer.
  • Por todos los chicos abandonados.
  • Por las mamás adolescentes.
  • Por la intención con que rezamos esta Novena.

Rezar el Padrenuestro, Ave María y Gloria

María, que en la Dulce Espera del Señor nos mostraste un camino de Esperanza, bendice nuestra vida.

Día 4 de la Novena.

"Y llegó el momento de ser madre".

"Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue." (Lucas 2,6-7)

Meditación del día 4.

María da su consentimiento a la elección de Dios, para ser la madre de su Hijo por obra del Espíritu Santo. Y toda su existencia está marcada por la certeza de que Dios está a su lado y la acompaña con su providencia benévola.

Oración cuarto día.

Nuestra Señora de la Dulce Espera, ayúdanos a ser sencillos y pobres de corazón para alimentarnos de tu amor y crecer en fe y esperanza, sabiendo que todo lo debemos esperar de tu Hijo, nuestro Salvador. Ayúdanos a que, a semejanza tuya, vivamos con la certeza de que Dios está a nuestro lado y nos acompaña con su divina providencia.

A cada intención respondemos: "Por María, nuestra Madre, te lo pedimos, Señor".

  • Por aquellas mamás que están a punto de dar a luz.
  • Por todos los que tienen en sus manos la vida humana.
  • Para que todos los niños crezcan en un mundo de paz y amor.
  • Por las intenciones particulares con que rezamos esta Novena.

Rezar el Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Madre Santísima, bendice nuestro trabajo de cada día y que lo pongamos al servicio de la vida.

Día 5 de la Novena.

Nuestro hijo, plan de amor de Dios Padre.

"Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre y, acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados". Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?" Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. (Lucas 2,41-51)

Meditación del día 5.

Durante los años de su vida oculta en Nazaret, Jesús "vivía sujeto" a sus padres (Lc. 2, 51); sujeto a María, pero también sujeto a José, su padre terrenal; de ahí que la gente considerara a Jesús como "el hijo del carpintero" (Mt. 13,55). Cuando el evangelista nos dice que "ellos (José y María) no entendieron lo que les decía", pone de relieve que aun su madre vivía en la intimidad con el misterio de Jesús, Hijo de Dios, solo por medio de la fe. Por eso dice la escritura: "Feliz de ti por haber creído" (Lucas 1,45).

Oración del quinto día.

Jesús, concédenos comprender, con la ayuda de tu gracia, las distintas situaciones que se nos van presentando en la vida, especialmente las más difíciles, aquellas en las que el dolor pone a prueba nuestra fe. María, Madre de los vivientes, que acogiste la Vida en nombre de todos y para el bien de todos, guíanos en el camino, protege a nuestras familias. Enséñanos a "estar en las cosas del Padre".

A cada intención respondemos: "Por María, nuestra madre, te lo pedimos, Señor".

  • Por todos los niños.
  • Por nuestras familias.
  • Para que en todos los hogares haya compresión y amor.
  • Por todos los chiquitos enfermos.
  • Por las intenciones particulares con que rezamos esta Novena.

Rezar el Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Señor Jesús, bendice nuestra casa de manera que sigamos los pasos del humilde hogar de Nazaret.

Día 6 de la Novena.

María, nuestra madre, está atenta a nuestras necesidades.

"Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino". Jesús le respondió: "Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía". Pero su madre dijo a los sirvientes: "Hagan todo lo que él les diga". (Juan 2,1-5)

Meditación del día 6.

María manifiesta una maternidad nueva, según el Espíritu, cuando va al encuentro de las necesidades del hombre. En Caná de Galilea se muestra solo un aspecto concreto de la indigencia humana, aparentemente pequeño y de poca importancia ("no tienen vino"). Pero esto tiene un valor simbólico. María se ubica entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Como Madre, se sitúa "en medio", se hace mediadora. Ella intercede por los hombres y es portavoz de la voluntad de su Hijo: "Hagan lo que él les diga".

Oración del sexto día.

Madre del amor hermoso, intercede para que Jesús atienda nuestras necesidades. Enséñanos a hacer todo lo que Él nos dice y a pedir en la oración el conocimiento que todavía nos falta para tener el gusto profundo de las cosas de Dios. Que sepamos ver las necesidades de los que nos rodean y podamos brindarnos generosamente, ayudando especialmente a las mamás que, en este momento fundamental de sus vidas, se encuentran solas y desamparadas.

A cada intención respondemos: "Por María, nuestra madre, te lo pedimos, Señor".

  • Por las madres que están solas.
  • Para que nadie se sienta abandonado o no querido.
  • Por todos los que trabajan en defensa de la vida.
  • Por la intención particular con que rezamos esta Novena.

Rezar el Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Señor, danos tu bendición.

Día 7 de la Novena.

Tu hijo también tiene una misión.

"Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con Él. Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte". Jesús le respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?". Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: "Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre". (Mateo 12,46-50)

Meditación del día 7.

María es la primera entre aquellos que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. Por eso aquella bendición pronunciada por Jesús se refiere en primer lugar a ella. María se convierte, en cierto sentido, en la primera "discípula" de su Hijo y, por medio de su fe, descubre una nueva maternidad según el Espíritu.

Oración del séptimo día.

Madre nuestra, Señora de la Dulce Espera, tú nos enseñas que hallamos nuestra plenitud en la vida haciendo lo que Dios nos pide, construyendo el amor cada día y sirviendo al Señor. Que podamos testimoniar el significado del amor auténtico, diciendo sí a la voluntad de Dios y sirviendo a Jesús en nuestros hermanos. Acuérdate de las familias que abrieron su corazón a la adopción; ayúdalas en la alegría de su generosidad: Que puedan gustar los hermosos nombres de papá y mamá. Que, teniéndote a vos como modelo incomparable de acogida y cuidado de la vida, puedan dar gracias por la bendición recibida.

A cada intención respondemos: "Por María, nuestra madre, te lo pedimos, Señor".

  • Por todos los matrimonios que expresan su amor y su generosidad a través de la adopción.
  • Por los chicos que no tienen un hogar.
  • Por la intención particular con que rezamos esta Novena.

Rezar el Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Bendice, Señor, a todas las familias que desean el don de un hijo.

Día 8 de la Novena.

Amar a Dios sobre todas las cosas.

"Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: "¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!" Jesús le respondió: "Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican" (Lucas 11,27-28)

Meditación del día 8.

Esta frase constituía una alabanza para María como madre de Jesús según la carne. Al evocarla, recordamos el evangelio de la infancia de Jesús, en el que María está presente como la madre que concibe al Hijo de Dios, lo da a luz y lo amamanta: la madre-nodriza a la que alaba una mujer de la multitud... Gracias a esta maternidad, Jesús es un verdadero hijo del hombre. Sin embargo, con su respuesta, el mismo Jesús quita vigorosamente la atención de la maternidad entendida solo como vínculo de carne y la sitúa en aquel misterioso vínculo del Espíritu que se da en la escucha y la observancia de la Palabra de Dios.

Oración del octavo día.

María, muchachita de Nazaret, tú que viviste las dimensiones de lo humano y de lo femenino de manera perfecta, intercede por nosotros, para que seamos atentos escuchas de la Palabra de Dios. Aleja de nosotros todo lo que nos impida practicar lo que Jesús nos enseñó. Pon en nuestra boca tus palabras, tus intenciones y todo lo que pueda abrir nuestro corazón al bien y al amor.

A cada intención respondemos: "Por María, nuestra madre, te lo pedimos, Señor".

  • Porque las mujeres puedan amamantar a sus hijos, dándoles su alimento y su amor.
  • Para que todos los padres puedan ayudar a crecer a los hijos.
  • Por los abuelos que colaboran con la educación cristiana de sus nietos.
  • Por la intención con que rezamos esta Novena.

Rezar el Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Bendice, María Santísima, a todas las personas mayores que colaboran con el cuidado y la atención de los niños.

Día 9 de la Novena.

Jesús nos da a María como Madre.

"Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre, con su hermana María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo." Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre." Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa." (Juan 19,25-27)

Meditación del día 9.

La maternidad de María, que se convierte en herencia del hombre, es un don: un don que Cristo mismo hace personalmente a cada hombre. A los pies de la cruz comienza aquella especial entrega del hombre a la Madre de Cristo. La entrega es la respuesta al amor de una persona y, en concreto, al amor de la Madre. Por eso, a lo largo de los siglos, de entre los diversos pueblos y naciones de la tierra, el hombre se dirige a María con veneración y confianza, como quien se dirige a su madre y busca en su fe el sostén para la propia fe.

Oración del noveno día.

María Santísima, Madre de Jesús y Madre nuestra, sabemos que nos acompañas en el camino de la vida intercediendo por nosotros y por nuestras necesidades. Danos un corazón fuerte y generoso. Gracias porque cada uno de nosotros somos partícipes de la vida de Dios.

Te pedimos que nos enseñes a respetar, proteger y defender la vida, especialmente la más débil e inocente. Inspira y protege especialmente a aquellos que, condicionados por el medio y las circunstancias que los rodean, no llegan a ver que la vida es siempre un bien. Que ellos sepan que "ninguna cosa es imposible para Dios" (Lc. 1,30-37) y se entregan con confianza a su providencia benévola. Bendícenos y guíanos en este camino para poder florecer en virtud y santidad. Confiamos en tu intercesión y esperamos con fe que Jesús nos conceda lo que pedimos.

A cada intención respondemos: "Por María, nuestra madre, te lo pedimos, Señor".

  • Por los bebés no deseados, sus madres y padres.
  • Por los niños abandonados.
  • Por los que sufren.
  • Para que trabajemos en defensa de la vida humana.
  • Por la intención particular con que rezamos esta Novena.

Rezar el Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Bendice, Señor, a cada niño que está por nacer.

Nuestra Señora de la Dulce espera tiene un corazón paciente y amoroso y siempre se encuentra a la espera de que, aquellas hijas que desean tener un bebé, acudan a ella confiada, a través de esta hermosa novena, para así alcanzarles de Dios esa gracia maravillosa de la dulce espera por la vida.

Adaptación y contenido agregado: Qriswell Quero, PildorasdeFe.net | Con información de extraída de: Capilla de la Dulce Espera

pildorasdefe qriswell quero firma autorQriswell Quero, Venezolano, esposo y padre de familia, servidor, ingeniero y misionero de la fe. Comprometido con el anuncio del Evangelio. Creyente sólido de que siempre existen nuevos comienzos. Quien a Dios tiene nada lo detiene.

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