Octavo día de la Novena al Divino Niño Jesús - En la Novena al Niño Jesús del día 8, meditamos sobre la humildad del Niño Dios, una pura humildad
Novena al Niño Jesús. Día 8: La Humildad del Niño Dios.
La Novena al Divino Niño Jesús viene con la idea de despertar el corazón y la conciencia hacia lo que es verdaderamente importante en estos tiempos: La Navidad, la celebración de la venida del Hijo de Dios a través de un misterio de amor maravilloso, un regalo de la dulce misericordia de Dios para toda la humanidad. Para el octavo día de la Novena al Divino Niño Jesús, meditamos sobre esta santa y pura humildad con la que el Niño Dios se presentó en este mundo desde su nacimiento.
Divino Niño Jesús.
Apártate un momento, silencia tu mente, aquieta esas emociones agitadas por estos días y dile al Niño Dios lo siguiente:
Oh dulce Jesús, Verbo eterno hecho carne, te doy gracias por traer la salvación al mundo, vistiéndote con la culpa del pecado. Te veo en tu pobre establo, condenado a todos los sufrimientos merecidos por los pecadores.
Al contemplar la pobreza a la que tu amor por mí te ha reducido, reconozco que soy culpable ante ti y ante los hombres. Estoy alarmado por el número y la gravedad de mis pecados, y por mi incapacidad para pagar por ellos.
Por esta razón, oh Santo Niño Jesús, pídele a tu Madre divina que me tome en sus brazos y me ofrezca contigo al Padre Eterno. Pagaste por mí, tú intercedes por mí. Has hecho mi penitencia. Por eso sufriste, por qué llevaste la cruz. Quiero reparar mis pecados al aceptar cada una de tus intervenciones purificadoras en mi vida.
Novena al Divino Niño Jesús.
Oh Jesús, Redentor del mundo, y muchas veces Redentor de mi alma, me rindo, tú me has amado demasiado. Hazme prisionero de tu amor, para que hasta mi último aliento pueda amarte aún más de lo que te he ofendido. Amén.
Muchos devotos de todo el mundo han pedido gracias a Dios por los méritos de la infancia de Jesús, y han obtenido gracias admirables.
1. Oraciones iniciales.
A continuación vamos a ponernos en la presencia de Dios con estas oraciones iniciales para rezar en el octavo día de la Novena al Divino Niño Jesús y meditar sobre la Gloria que le debemos a nuestro Padre en el Cielo.
Señal de la Cruz.
Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Acto de Contrición.
Jesús, mi Señor y Redentor. Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por Tu infinita misericordia y por los méritos de tu Santa Infancia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.
2. Oración inicial.
¡Oh Divino Niño Jesús! Confiando en tu infinita misericordia y bondad, quiero hacer esta novena para presentarte con sencillez mis necesidades espirituales y materiales. Cuando vivías entre los hombres, conversabas con tu Padre Celestial, en actitud confiada de adoración, alabanza, gratitud y petición. Así quiero que sea mi oración, especialmente en estos días de la novena. Tú eres nuestro intercesor ante el Padre; tú pediste por las necesidades de los hombres. Hoy te presento mis propias necesidades. Me acojo también a la intercesión de María, Madre tuya y también mi madre, para que, como Ella, me des fortaleza para aceptar y hacer siempre tu voluntad. Amén.
3. Reflexión para el octavo día de la novena.
Octavo día: La Humildad del Niño Dios
Cita bíblica para el día 8: "Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy manso y humilde de corazón, y así encontrarán alivio". (Mateo 11,29)
El Niño Jesús fue humilde de corazón. Humilde en su nacimiento, humilde en su infancia, humilde en toda su vida, no queriendo ser reconocido sino como el hijo de un sencillo artesano, "el hijo del carpintero". Más tarde, cargado de oprobios delante de los tribunales de Jerusalén, rodeado de verdugos y calumniadores, no permitió a su corazón el más ligero desahogo.
Oh Santísimo Niño Jesús, mi único Modelo, manso y humilde de corazón, dadme la gracia para que, a ejemplo tuyo, sea también manso y humilde de corazón en todas las penas, enfermedades y contrariedades que en adelante me sobrevengan. Amén.
4. Oración del día 8 de la novena.
Junto a la cruz, veo en tu pecho, oh Niño Jesús, un pequeño corazón de oro. Es la imagen de tu corazón, que es verdaderamente dorado por su infinita ternura. Tú eres el verdadero amigo, que se entrega generosamente; incluso se inmola, porque el que ama, sigue derramándose sobre mí. Oh Jesús, el entusiasmo que tu amor inspira y me enseña a responder siempre a tu gran amor
Haz Señor, que sepamos reconocer la divinidad de tu Hijo en la humildad de su Encarnación, y confesar su omnipotencia en la debilidad de su infancia, para que, siguiéndolo con sencillez de corazón, acojamos como niños tu Reino, y consigamos el premio prometido a los humildes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que por ser Dios, vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
5. Oración final.
Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado". Lleno de confianza en Ti, ¡oh Jesús!, que eres la misma verdad, vengo a presentarte mis necesidades. Ayúdame a llevar una auténtica vida cristiana, para conseguir una eternidad feliz. Por los méritos infinitos de tu encarnación y de tu infancia, concédeme la gracia que te estoy pidiendo:
Pedir la Gracia que se desea Obtener.
Me entrego a ti, oh Niño Omnipotente, seguro de que escucharás mi súplica y me fortalecerás en la esperanza. Amén.
"Divino Niño Jesús, bendícenos" (7 veces)
Rezar el Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
6. Gozos al Divino Niño Jesús.
Oh, sapiencia suma del Dios soberano que, a la altura de un niño, te hayas rebajado. Oh Divino Infante, ven para enseñarnos la prudencia que nos hace verdaderamente sabios.
Repetir la siguiente jaculatoria luego de cada frase:
"Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! Ven no tardes tanto". (R)
Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos que nos has salvado. (R).
Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios. (R).
Rey de las naciones, Emmanuel, preclaro de Israel, anhelo pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca, ya el cordero manso. (R).
Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios hecho hombre, luce hermosa estrella, brota flor del campo. (R).
Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano. (R).
Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano. (R).
Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra, te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto. (R).
Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más. (R).
Ven Salvador nuestro por quien suspiramos, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto. Amén. (R).
Novena al Divino Niño Jesús.
A continuación te presentamos la novena al Divino Niño Jesús completa para meditar en cada día.
La novena al Divino Niño Jesús debe llenarnos de confianza al reconocernos como hijos amados de un Padre que lo ha hecho todo por nosotros. Todos debemos aprender a cosechar la humildad en nuestras vidas. Si el Niño Dios vino desde la humildad de su corazón a presentarnos el regalo de la salvación, ¿por qué no acoger este regalo de la misma forma? Llenos de humildad nos dirigimos a Él. A través del octavo día de la Novena al Divino Niño Jesús, rogamos a Dios Padre para que, también nosotros podamos ser humildes en nuestras vidas.