Séptimo día de la Novena al Divino Niño Jesús - Con la Novena al Niño Jesús pide la gracia a Dios de tener fuerzas durante las pruebas y el sufrimiento
Novena al Niño Jesús. Día 7: El Amor del Niño al Sufrimiento.
Para la Novena al Divino Niño Jesús, en el día 7, presentamos el amor del Niño Jesús al sufrimiento. Muchas veces, en el sufrimiento recibimos fuerzas y gracias especiales. El sufrimiento puede ser algo muy doloroso en la vida. Pero si lo sabemos llevar en el Nombre de Dios, este puede dejarnos grandes lecciones de vida. El sufrimiento es algo con lo que vamos a meditar para el séptimo día de la Novena al Divino Niño.
Divino Niño Jesús.
Dile ahora al Divino Niño Jesús: Oh dulce Jesús, Palabra eterna hecha carne, te doy gracias por querer encarnar para sufrir. Podrías habernos redimido sin ningún sufrimiento, pero lo que se adecuaba a tu justicia no se ajustaba a tu inmenso amor.
Infinitamente feliz con tu Padre, te convertiste en un hombre de dolores familiarizado con el sufrimiento. A partir de la cuna, abrazaste todas las penas y dificultades de nuestro exilio.
Tú fuiste el primero en beber el remedio destinado a sanar nuestras almas enfermadas por el pecado. Oh, divino Niño, el corazón que ama los deseos de compartir todo con su amado.
Por lo tanto, te declaro que quiero ser tu discípulo, tomar mi cruz cada día detrás de ti. Preferiría sufrir cerca de Ti que tener placer lejos de Ti. Y si mi alma a veces se ve abrumada por el dolor, sacaré fuerza, valor y paz de Tu ejemplo.
Novena al Divino Niño Jesús.
Oh, pequeño Niño Jesús del Pesebre, acepto sufrir y ser despreciado para parecerme a Ti. Que los sufrimientos de mi vida sean verdaderos peldaños de santidad. Ayúdame a aprovecharlos y a ofrecerlos por ese dolor inmenso que tú sufriste en tu divina pasión. Amén.
Séptimo día: El amor del Niño al sufrimiento.
Muchos devotos de todo el mundo han pedido gracias a Dios por los méritos de la infancia de Jesús en esta poderosa Novena al Divino Niño, y han obtenido gracias admirables. Para este día 7 de la Novena, rogamos al Niño Jesús que nos haga comprender los sufrimientos de nuestra vida.
1. Oraciones iniciales.
A continuación vamos a ponernos en la presencia de Dios con estas oraciones iniciales para rezar en el séptimo día de la Novena al Divino Niño Jesús y meditar sobre la Gloria que le debemos a nuestro Padre en el Cielo.
Señal de la Cruz.
Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición.
Jesús, mi Señor y Redentor. Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por Tu infinita misericordia y por los méritos de tu Santa Infancia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.
2. Oración inicial.
¡Oh Divino Niño Jesús! Confiando en tu infinita misericordia y bondad, quiero hacer esta novena para presentarte con sencillez mis necesidades espirituales y materiales. Cuando vivías entre los hombres, conversabas con tu Padre Celestial, en actitud confiada de adoración, alabanza, gratitud y petición. Así quiero que sea mi oración, especialmente en estos días de la novena. Tú eres nuestro intercesor ante el Padre; tú pediste por las necesidades de los hombres. Hoy te presento mis propias necesidades. Me acojo también a la intercesión de María, Madre tuya y también mi madre, para que, como Ella, me des fortaleza para aceptar y hacer siempre tu voluntad. Amén.
3. Reflexión para el séptimo día de la novena.
Séptimo día: El Amor del Niño Jesús al sufrimiento.
Cita bíblica para el día 7: "Jesús le respondió: Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". (Mateo 8,20).
El Niño Jesús, a quien se debe todo honor y amor en sumo grado, como el Unigénito del Padre que es, el Dios de la gloria, la inocencia y santidad misma, y que viniendo a la tierra pudo haber escogido una manera de vivir más feliz, según el mundo, con todo eso escogió para cuna un pesebre.
Fue tan pobre mientras vivió que, en palabras suyas, "no tuvo dónde reclinar la cabeza"; toda su vida fue cruz y martirio perpetuo hasta morir entre las ignominias y los más crueles tormentos. Pero, el pensar que sus penas nos salvarías, le hizo no solo soportable, sino amable el padecer.
Oh amabilísimo Niño Jesús, quiero por tu amor tener mi corazón dispuesto a hacer todos los sacrificios que exijas de mí, sabiendo que esos sacrificios me purificarán el corazón y me acercarán a Ti. Jesús, mi dulce amor, hiere e inflama mi corazón para que siempre arda de amor por Ti.
4. Oración del día 7 de la novena.
En tu pecho, oh Divino Niño Jesús, brilla una cruz. Es un estandarte de nuestra redención. Yo también, oh Divino Salvador, tengo mi cruz, que, aunque es ligera, muy a menudo me pesa. Ayúdame a cargarla y que el cargarla sea fructífero. Tú sabes muy bien lo débil e inútil que soy.
Haz Señor, que sepamos reconocer la divinidad de tu Hijo en la humildad de su Encarnación, y confesar su omnipotencia en la debilidad de su infancia, para que, siguiéndolo con sencillez de corazón, acojamos como niños tu Reino, y consigamos el premio prometido a los humildes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que por ser Dios, vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
5. Oración final.
Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado". Lleno de confianza en Ti, ¡oh Jesús!, que eres la misma verdad, vengo a presentarte mis necesidades. Ayúdame a llevar una auténtica vida cristiana, para conseguir una eternidad feliz. Por los méritos infinitos de tu encarnación y de tu infancia, concédeme la gracia que te estoy pidiendo:
Pedir la Gracia que se desea Obtener.
Me entrego a ti, oh Niño Omnipotente, seguro de que escucharás mi súplica y me fortalecerás en la esperanza. Amén.
"Divino Niño Jesús, bendícenos" (7 veces)
Rezar el Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
6. Gozos al Divino Niño Jesús.
Oh, sapiencia suma del Dios soberano que, a la altura de un niño, te hayas rebajado. Oh Divino Infante, ven para enseñarnos la prudencia que nos hace verdaderamente sabios.
Repetir la siguiente jaculatoria luego de cada frase:
"Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! Ven no tardes tanto". (R)
Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos que nos has salvado. (R).
Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios. (R).
Rey de las naciones, Emmanuel, preclaro de Israel, anhelo pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca, ya el cordero manso. (R).
Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios hecho hombre, luce hermosa estrella, brota flor del campo. (R).
Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano. (R).
Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano. (R).
Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra, te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto. (R).
Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más. (R).
Ven Salvador nuestro por quien suspiramos, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto. Amén. (R).
Novena al Divino Niño Jesús.
A continuación te presentamos la novena al Divino Niño Jesús completa para meditar en cada día.
La novena al Divino Niño Jesús debe llenarnos de confianza al reconocernos como hijos amados de un Padre que lo ha hecho todo por nosotros. Jesús, conocía de antemano el destino que le aguardaba, los sufrimientos que tenía que soportar en su doloroso camino para ofrecernos la Salvación. Pero fue a través del sufrimiento que su misericordia fue derramada sobre nosotros y nos hizo partícipes de las Glorias de Cielo. A través del séptimo día de la Novena al Divino Niño Jesús, rogamos a Dios Padre para que, también nosotros podamos ofrecer nuestros sufrimientos, grandes o pequeños, por la salvación de nuestra alma y la de nuestros seres queridos.