Cuarto día de la Novena al Divino Niño Jesús - La Novena al Niño Jesús nos llama a la pureza del corazón, pero también a la obediencia y humildad
Novena al Niño Jesús: Día 4: Amor a San José.
Hoy en día es muy necesaria la devoción y la Novena al Divino Niño Jesús. La malignidad del demonio es cada vez más fuerte a través de obras mundanas que confunden a las personas apartándolas de la Verdad que es Dios, incluso algunos católicos comienzan a perder su fe. Esto es obra del demonio y para contrarrestar su fuerza, debemos invocar la ternura del Divino Niño. No hay un corazón más puro y lleno de amor y bondad que el corazón del Divino Niño Jesús. El amor a San José es con lo que reflexionamos en el cuarto día de la Novena al Divino Niño.
Divino Niño Jesús.
En las revelaciones de Fátima, encontramos a Nuestro Señor apareciéndose a la Hermana Lucía como el Divino Niño Jesús en tres ocasiones. En dos de ellos, le pidió compasión y reparación por "el Corazón Inmaculado de Su Santísima Madre". Así, nuestro Señor nos indica su deseo de que nos volvamos a María como nuestra Madre y le hagamos una reparación amorosa.
La devoción al Divino Niño Jesús es una de las devociones más consultadas y realizadas por los Católicos en todo el mundo. Esta devoción es un llamado a la pureza, pero también a la reparación, a la mortificación, a la verdadera humildad y a la obediencia perfecta.
Muchos santos han sido favorecidos con esta devoción al Divino Niño Jesús, de entre ellos destacan notablemente San Antonio de Padua, Santa Teresa de Ávila, Santa Teresa de Lisieux y Sor Lucía de Fátima.
Novena al Divino Niño Jesús.
Oh, Jesús pequeño, verdadero Niño Pobre de Belén, quiero renunciar a todo para encontrarte. Separa mi corazón de la tierra por todos los medios. Lo verás en forma, porque quiero que seas el único tesoro de mi alma aquí en la tierra. Oh Jesús, Sabiduría Eterna, sé verdaderamente mi Dios y mi Todo. Amén.
Cuarto día: El amor del Niño a San José.
Muchos devotos de todo el mundo han pedido gracias a Dios por los méritos de la infancia de Jesús a través de esta Novena, y han obtenido gracias admirables.
1. Oraciones iniciales.
A continuación vamos a ponernos en la presencia de Dios con estas oraciones iniciales para rezar en el cuarto día de la Novena al Divino Niño Jesús y meditar sobre la Gloria que le debemos a nuestro Padre en el Cielo.
Señal de la Cruz.
Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición.
Jesús, mi Señor y Redentor. Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por Tu infinita misericordia y por los méritos de tu Santa Infancia, me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.
2. Oración inicial.
¡Oh Divino Niño Jesús! Confiando en tu infinita misericordia y bondad, quiero hacer esta novena para presentarte con sencillez mis necesidades espirituales y materiales. Cuando vivías entre los hombres, conversabas con tu Padre Celestial, en actitud confiada de adoración, alabanza, gratitud y petición. Así quiero que sea mi oración, especialmente en estos días de la novena. Tú eres nuestro intercesor ante el Padre; tú pediste por las necesidades de los hombres. Hoy te presento mis propias necesidades. Me acojo también a la intercesión de María, Madre tuya y también mi madre, para que, como Ella, me des fortaleza para aceptar y hacer siempre tu voluntad. Amén.
3. Reflexión para el cuarto día de la novena.
Cuarto día: El Amor del Niño a San José.
Cita bíblica para el día 4: "Jesús regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos". (Lucas 2,51).
Ciertamente que el esposo de María no era el padre natural de Jesús, sino la sombra en la tierra de su Padre Celestial. Por ello, el Niño Jesús le profesó a José respeto, veneración y un filial amor. Amor que se manifestó especialmente en la obediencia.
El Evangelio nos cuenta que "les estaba sujeto". Con eso lo dice todo. Durante toda su vida oculta, Jesús es conocido como "el hijo del carpintero". El ayudante capaz y laborioso en el taller de Nazaret, el hijo sumiso a las enseñanzas y normas de su padre legal, a quien llamó con el dulce nombre de papá.
En su infancia, José fue todo para Jesús: su guardián y custodio, pues, recién nacido, lo sabrá defender de Herodes y sus secuaces. Luego será su guía y maestro que lo inicia en la vida religiosa y social de Israel, que le enseña a leer las Sagradas Escrituras.
José, como todo padre judío, supo enseñar a Jesús, desde muy niño, a orar con los salmos, como lo hacían todos los niños israelitas; con paciencia paternal lo fue introduciendo en los usos, costumbres y tradiciones del pueblo de Israel.
Jesús supo retribuirle con inmenso amor y gratitud todos sus cuidados solícitos y estuvo junto a José, sometido a su autoridad paternal hasta que el Santo Patriarca tuvo la dicha de morir en los brazos de Jesús y María.
Oh, mi adorable Niño Jesús, regálame la gracia de amar intensamente a San José, el árbol que no dio fruto, pero sí la sombra que te cobijó en la tierra y ahora lo glorificas en el cielo. Que yo también tenga la gracia de pasar de este mundo a la eternidad, asistido por Ti y tu Madre Santísima. Amén.
4. Oración del día 4 de la novena.
Oh Niño Jesús, cuya frente está adornada con una corona, te acepto como mi soberano absoluto, no deseo servir más al malvado, a mis pasiones o al pecado. Reina, oh Jesús, sobre este pobre corazón y hazlo todo tuyo para siempre. Haz Señor, que sepamos reconocer la divinidad de tu Hijo en la humildad de su Encarnación, y confesar su omnipotencia en la debilidad de su infancia, para que, siguiéndolo con sencillez de corazón, acojamos como niños tu Reino, y consigamos el premio prometido a los humildes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que por ser Dios, vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
5. Oración final.
Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado". Lleno de confianza en Ti, ¡oh Jesús!, que eres la misma verdad, vengo a presentarte mis necesidades. Ayúdame a llevar una auténtica vida cristiana, para conseguir una eternidad feliz. Por los méritos infinitos de tu encarnación y de tu infancia, concédeme la gracia que te estoy pidiendo:
Pedir la Gracia que se desea Obtener.
Me entrego a ti, oh Niño Omnipotente, seguro de que escucharás mi súplica y me fortalecerás en la esperanza. Amén.
"Divino Niño Jesús, bendícenos" (7 veces)
Rezar el Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
6. Gozos al Divino Niño Jesús.
Oh, sapiencia suma del Dios soberano que, a la altura de un niño, te hayas rebajado. Oh Divino Infante, ven para enseñarnos la prudencia que nos hace verdaderamente sabios.
Repetir la siguiente jaculatoria luego de cada frase:
"Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! Ven no tardes tanto". (R)
Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos que nos has salvado. (R).
Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios. (R).
Rey de las naciones, Emmanuel, preclaro de Israel, anhelo pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca, ya el cordero manso. (R).
Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios hecho hombre, luce hermosa estrella, brota flor del campo. (R).
Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano. (R).
Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano. (R).
Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra, te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto. (R).
Haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más. (R).
Ven Salvador nuestro por quien suspiramos, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto. Amén. (R).
Novena al Divino Niño Jesús.
A continuación te presentamos la novena al Divino Niño Jesús completa para meditar en cada día.
La novena al Divino Niño Jesús debe llenarnos de confianza al reconocernos como hijos amados de un Padre que lo ha hecho todo por nosotros. Dios se hizo Niño para habitar entre nosotros y hacernos sentir su cercanía, su ternura y todo su amor. A través del cuarto día de la Novena al Divino Niño Jesús, rogamos a Dios Padre para que, también nosotros sintamos un fuerte amor y respeto por San José, quien tuvo la difícil misión de proteger al niño desde su divina infancia.