Papa Francisco: La Iglesia llora pues conoce el pecado de algunos de sus miembros: el dolor de los niños abusados sexualmente por sacerdotes
El Papa Francisco pidió a los obispos del mundo que protejan a los niños de la explotación, la muerte y el abuso, lo cual incluye una política de "tolerancia cero" hacia los clérigos que abusan sexualmente de niños, así lo expresó por medio de una carta enviada a los obispos conmemorando la fiesta de los Santos Inocentes el 28 de diciembre.
La oficina de prensa del Vaticano publicó la carta y traducciones de la original en italiano el 2 de enero.
Despierten a lo que le está sucediendo a tantos de los inocentes de hoy día y conmuévanse de su situación difícil y de los gritos de sus madres para hacer todo para proteger la vida ayudándola "a nacer y crecer", expresó el Santo Padre. A continuación lo expresado por el Papa Francisco en su carta:
Los nuevos Herodes de hoy.
Así como los hombres del rey Herodes mataron a los niños pequeños de Belén en su "ansia de poder desenfrenada", hay muchos nuevos Herodes hoy día, pandilleros, mafias y "mercaderes de la muerte", quienes devoran la inocencia de nuestros niños a través del trabajo esclavo, la prostitución y la explotación.
Las guerras y la emigración forzada también despojan a niños de su inocencia alegría y dignidad
El profeta Jeremías estaba consciente de las "lágrimas y gemidos" y sabía que Raquel "lloraba por sus hijos" y ella no podía consolarse porque ellos ya no existían. Un gemido que hoy también podemos seguir escuchando, que nos llega al alma y que no podemos ni queremos ignorar ni callar
Con la Navidad contemplamos el dolor y el llanto.
La Navidad, mal que nos pese, viene acompañada también del llanto. Los evangelistas no se permitieron disfrazar la realidad para hacerla más creíble o apetecible.
La navidad y el nacimiento del hijo de Dios se no tratan de escapar de la realidad, sino que son una manera de contemplar este llanto, es también aprender a escuchar lo que acontece a su alrededor y tener un corazón sensible y abierto al dolor del prójimo, más especialmente cuando se trata de niños, y también es tener la capacidad de asumir que hoy se sigue escribiendo ese triste capítulo de la historia.
San José: modelo de obediencia.
El papa Francisco dijo a los obispos del mundo que, dados tales retos, hay que ver a san José como un modelo. Este hombre obediente y leal pudo reconocer y escuchar la voz de Dios, lo cual significa que san José se dejó guiar por la voluntad de Él y se volvió más sensible a lo que le rodeaba y supo leer los acontecimientos con realismo.
Hoy también a nosotros, pastores, se nos pide lo mismo, que seamos hombres capaces de escuchar y no ser sordos a la voz del Padre y así poder ser más sensibles a la realidad que nos rodea.
No dejarse robar la alegría.
Como san José, estamos invitados a no dejar que nos roben la alegría. Estamos invitados a custodiarla de los Herodes de nuestros días. Y al igual que san José, necesitamos valor para asumir esta realidad, para levantarnos y tomarla entre las manos.
La iglesia llora no solamente por los niños que sufren el dolor de la pobreza, la desnutrición, la falta de educación, el desplazamiento a la fuerza, la esclavitud y la explotación sexual, ella llora porque conoce el pecado de algunos de sus miembros: el sufrimiento, la historia y el dolor de los menores que fueron abusados sexualmente por sacerdotes.
Pecado que nos avergüenza, porque personas que tenían a su cargo el cuidado de niños han destrozado su dignidad.