Papa Francisco: Cada paso, cada esfuerzo, cada prueba, cada caída y recuperación tiene sentido. Jesús pasó por la Cuz, nosotros no iremos al Cielo en una carroza
Papa Francisco: No iremos al Cielo en una carroza, Jesús pasó por la cruz.
"Nuestra salvación es el don de Jesús, pero es parte de una historia de amor y requiere nuestro "sí" y nuestra participación... Para ir al Cielo, Jesús pasó por la cruz y nosotros no vamos en una carroza", así lo dijo el Papa Francisco durante este Miércoles de Ceniza, en el que invitó a todos los fieles a renovar su esperanza en las promesas de Cristo y su compromiso de seguirle cada vez más de cerca.
El Santo Padre se dirigió a toda la multitud reunida en la plaza de San Pedro que esperaban con alegría la audiencia general semanal el 1 de marzo de 2017, y el discurso de esperanza del Papa. En seguida sus palabras:
Cuaresma: viaje de esperanza
Con el Miércoles de Ceniza entramos en el tiempo litúrgico de la Cuaresma. Este tiempo de penitencia y mortificación, es en realidad un viaje de esperanza, ya que nos dirige en el camino hacia la Resurrección y nos ayuda a renovar nuestra identidad bautismal.
Para entender mejor lo que esto significa, hay que hacer referencia a la experiencia fundamental del éxodo de los israelitas de Egipto, en el que el pueblo elegido partió hacia la tierra prometida y, a través de la disciplina espiritual y el don de la Ley, aprendieron el Amor de Dios y al prójimo.
Las Escrituras hablan de un viaje muy atormentado que simbólicamente duró cuarenta años, el tiempo de una generación, y que las dificultades y los obstáculos representaban las continuas tentaciones para arrepentirse y regresar a Egipto. Pero el Señor se mantuvo cerca de la gente que finalmente llegó a la Tierra Prometida guiada por Moisés.
Su viaje se llevó a cabo "en la esperanza", y en este sentido "es un éxodo" de la esclavitud y de la libertad.
Cada paso, cada esfuerzo, cada prueba, cada caída y cada recuperación tiene sentido dentro del diseño de Dios para la salvación, como Él quiere la vida - no la muerte - y la alegría - no el dolor - para Su pueblo.
Unirse más a Cristo para compartir su victoria
La Pascua es el propio éxodo de Jesús, su Pascua de la muerte a la vida, en la que participamos a través de nuestro renacimiento en el bautismo.
Siguiendo a Cristo por el camino de la Cruz, compartimos su victoria sobre el pecado y la muerte. Viviendo la nueva vida que el Espíritu Santo otorga en la comunión de la Iglesia, estamos unidos más plenamente al Señor en los sacramentos, en la oración y en la adoración.
No iremos al Cielo en una carroza
Para abrir esta vía para nosotros, Jesús tuvo que deshacerse de su gloria, tuvo que humillarse, tuvo que ser obediente hasta la muerte en la cruz
Esto no significa que Él lo hizo todo y nosotros no tenemos que hacer nada. Esto no significa que Él pasó por la cruz y nosotros vamos a ir al cielo en una carroza. No es así como funciona. Nuestra salvación es el don de Jesús, pero es parte de una historia de amor y requiere nuestro "sí" y nuestra participación.
Con un corazón abierto a este horizonte entramos en la Cuaresma, pensando que pertenecemos al pueblo santo de Dios: que comencemos con alegría nuestra jornada de esperanza. Que nuestra celebración de la Cuaresma renueve nuestra esperanza en las promesas de Cristo y nuestro compromiso de seguirlo cada vez más estrechamente, para que en la Pascua, en unión con María, nuestra Madre, nos regocijemos en el don de la vida eterna y el triunfo del amor salvífico de Dios.