Papa Francisco: Todos nosotros somos pecadores, pero tantas veces caemos en la tentación de la hipocresía. No caer en tentación de creerse mejor que los demás
Papa Francisco: No caer en tentación de creerse mejor que los demás.
Haciendo su catequesis desde la Plaza de San Pedro, sobre el pasaje del Evangelio de Lucas, el 20 de abril de 2016, en el que describe a la mujer pecadora lavando los pies de Jesús con sus lágrimas, el Papa Francisco indicó que este gesto "refleja con claridad un aspecto fundamental de la misericordia: la sinceridad de nuestro arrepentimiento suscita en Dios su perdón incondicional". A continuación las palabras del Papa Francisco
"Hoy queremos detenernos en un aspecto de la misericordia bien representado en el pasaje del Evangelio de Lucas que hemos escuchado", dijo el Papa.
"Se trata de un hecho sucedido a Jesús mientras era huésped de un fariseo de nombre Simón", indicó el Papa Francisco. "Ellos habían querido invitar a Jesús a su casa porque había escuchado hablar bien de Él como un gran profeta", dijo.
"Y mientras estaban sentados almorzando", dijo el Papa, "entra una mujer conocida por todos en la ciudad como una pecadora. Esta, sin decir una palabra, se pone a los pies de Jesús y rompe en llanto; sus lágrimas lavan los pies de Jesús y ella los seca con sus cabellos, luego los besa y los unge con un aceite perfumado que ha traído consigo", expresó el Santo Padre.
Papa Francisco: No juzgar por las apariencias
"Resalta la confrontación entre las dos figuras: aquella de Simón, el celoso servidor de la ley, y aquella de la anónima mujer pecadora", dijo el Papa Francisco.
"Mientras el primero juzga a los demás por las apariencias", dijo, "la segunda con sus gestos expresa con sinceridad su corazón. Simón, no obstante habiendo invitado a Jesús, no quiere comprometerse ni involucrar su vida con el Maestro; la mujer, al contrario, se abandona plenamente a Él con amor y con veneración", afirmó el Papa Francisco.
"El fariseo no concibe que Jesús se deja contaminar, entre comillas, eh, por los pecadores. Así pensaban ellos, ¡eh! Él piensa que si fuera realmente un profeta debería reconocerlos y tenerlos lejos para no ser contaminado, como si fueran leprosos", dijo el Papa.
Distinguir entre el pecador y el pecado
"Esta actitud", dijo el Papa, "es típica de un cierto modo de entender la religión, y está motivada por el hecho que Dios y el pecado se oponen radicalmente".
A esto, el Papa Francisco dijo que "la Palabra de Dios enseña a distinguir entre el pecado y el pecador: con el pecado no es necesario hacer compromisos, mientras los pecadores, es decir, todos nosotros, somos como enfermos, que necesitan ser sanados, y para curarse es necesario que el médico los vea, los visite, los toque".
"Y naturalmente el enfermo", dijo el Papa, "para ser sanado, debe reconocer tener necesidad del médico".
"Entre el fariseo y la mujer pecadora, Jesús se pone de parte de esta última", indicó el Papa Francisco. "Libre de prejuicios que impiden a la misericordia expresarse, el Maestro la deja hacer. Él, el Santo de Dios, se deja tocar por ella sin temer ser contaminado. Jesús es libre, libre porque es cercano a Dios que es Padre misericordioso", expresó.
"Esta cercanía a Dios, Padre misericordioso, da a Jesús la libertad. Al contrario, entrando en relación con la pecadora, Jesús pone fin a aquella condición de aislamiento al cual el juicio despiadado del fariseo y de sus conciudadanos, los cuales la explotaban, eh, la condenaban: "Tus pecados te son perdonados" (v. 48). La mujer ahora puede ir en paz", aseguró el Papa Francisco en el desarrollo de su reflexión.
"El Señor ha visto la sinceridad de su fe y de su conversión; por eso delante a todos proclama: Tu fe te ha salvado, vete en paz". (v. 50), dijo.
Hipocresía vs. Sinceridad
"De una parte, aquella hipocresía del doctor de la ley, de otra parte la sinceridad, la humildad y la fe de la mujer", indicó el Papa.
"Todos nosotros somos pecadores", aseguró el Santo Padre, "pero tantas veces caemos en la tentación de la hipocresía, de creernos mejores que los demás. "Pero mira tu pecado". Todos nosotros miramos nuestro pecado, nuestras caídas, nuestras equivocaciones y miramos al Señor. Esta es la línea de la salvación: la relación entre "yo" pecador y el Señor. Si yo me considero justo, esta relación de salvación no se da", indicó el Papa.
"A este punto", dijo el Papa, "una sorpresa aún más grande invade a todos los comensales: ¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?". (v. 49).
El Papa Francisco indicó que "Jesús no da una respuesta explícita, sino la conversión de la pecadora está ante los ojos de todos y demuestra que en Él resplandece la potencia de la misericordia de Dios, capaz de transformar los corazones".
"La mujer pecadora nos enseña la relación entre fe, amor y reconocimiento", aseguró el Papa Francisco. "Le han sido perdonados muchos pecados y por esto ama mucho; "Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor". (v. 47)
"Incluso el mismo Simón debe admitir que ama más aquel a quien se le perdona más", dijo el Papa. "Dios ha puesto a todos en el mismo misterio de misericordia; y de este amor, que siempre nos precede, todos nosotros aprendemos a amar". Como recuerda San Pablo: "En Cristo, hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento" (Ef 1,7-8), expresó el Santo Padre.
"En este texto, el término GRACIA es prácticamente sinónimo de misericordia, y es llamado abundante, es decir, más allá de nuestra expectativa, porque actúa el proyecto salvífico de Dios para cada uno de nosotros", dijo el Papa Francisco.
Para finalizar, el Papa Francisco se refirió a los fieles para decirles que "seamos gratificados por el don de la fe, agradezcamos al Señor por su amor tan grande y no merecido. Dejemos que el amor de Cristo se derrame en nosotros: de este amor el discípulo se nutre y en él se funda; de este amor cada uno de nosotros puede nutrirse y alimentarse". Así, en el amor agradecido que derramamos sobre nuestros hermanos, en nuestras casas, en la familia, en la sociedad se comunica a todos la misericordia del Señor. Gracias", dijo el Papa Francisco al concluir su catequesis.