Papa Francisco: Cada uno de nosotros es esa oveja que el Señor lleno de misericordia ha querido cargar sobre sus hombros
EL Papa Francisco en su Audiencia General de cada miércoles, ha dicho que Dios ama a todos y cada uno de nosotros, Él es totalmente ajena a la "cultura del descarte" de hoy y como el buen pastor, Él no quiere que una sola persona se pierda.
El Papa continuó su catequesis de este Año Santo de la Misericordia, siguiendo así, con su ciclo de catequesis dedicados a la misericordia de Dios. En esta oportunidad, ha realizado su reflexión basado en la parábola del Buen Pastor. A continuación su reflexión:
Dios es cercano a los pecadores
Todos conocemos la imagen del Buen Pastor que se carga sobre las espaldas a la oveja perdida, ícono que desde siempre representa el cuidado de Jesús hacia los pecadores y la misericordia de Dios que no se resigna a perder a nadie.
La parábola es narrada por Jesús para hacer comprender que su cercanía a los pecadores no debe escandalizar, sino que por el contrario, provocar en todos una seria reflexión sobre cómo vivimos nuestra fe:
Delante de los Fariseos que se escandalizaban de su relación con los pecadores, Jesús les propone esta paradoja:
"¿Quién de ustedes, si se le pierde una oveja, sería capaz de dejar a las noventa y nueve en el desierto para ir a buscarla?"
Fíjense que no dice que las deja en el redil, en un lugar seguro, sino en el desierto, sin agua, sin comida, a merced de las fieras y ladrones. No parece sensato, y sin embargo así hace el buen Pastor. No se preocupa de poner a salvo primero al resto del rebaño, sino que va de inmediato en busca de la oveja perdida y la lleva a casa sobre sus hombros.
Dios no descarta a nadie
La enseñanza que el Señor nos quiere dar, es que ninguna oveja se puede perder. ¿Por qué? Porque el Señor no se resigna al hecho que ni siquiera un apersona se pueda perder: "¡Dios no conoce nuestra actual cultura del descarte!". Dios no descarta ninguna persona; Dios ama a todos, busca a todos ¡a todos!.
Muchas veces también nosotros nos escandalizarnos de esta actitud aparentemente inconsciente del Señor, pero hay una razón para este modo de actuar. No podemos exigir al Señor que permanezca con nosotros, olvidándose del otro; nadie puede sujetarlo, frenar su amor por todos.
Si queremos tenerle, debemos seguirlo, seguirlo allí donde se encuentra la oveja descarriada, si nos movemos con él, también nosotros haremos fiesta al encontrarla y volver juntos a casa.
Alégrense conmigo
Les aconsejo que reflexionen a menudo sobre esta parábola, pensando también en el buen ladrón, porque en la visión de Jesús nadie está definitivamente perdido, sino que son ovejas que van reencontradas.
La perspectiva del Señor es, pues, dinámica, abierta, estimulante y creativa, y nos empuja a salir en la búsqueda para emprender un camino de fraternidad.
Cada uno de nosotros es esa oveja que el Señor lleno de misericordia ha querido cargar sobre sus hombros para llevarla a casa y, al mismo tiempo, cada uno hemos sido llamados a recoger junto al Buen Pastor a toda la grey, para participar todos de su alegría. Que Dios los bendiga
Papa Francisco. Catequesis, Audiencia General, 04 de mayo de 2015