Papa Francisco: El confesionario es un lugar donde se puede ir humildemente a buscar el perdón no es una tintorería quita manchas
"El confesionario es un lugar donde se puede ir humildemente a buscar el perdón; No es una tintorería donde uno va a remover la mancha ocasional", así lo indicó el Papa Francisco en su homilía durante la Misa de la mañana que celebra en la Casa de Santa Marta.
Mientras que el perdón es la gran obra de misericordia de Dios, los cristianos pueden dar por sentado el poder del sacramento de la reconciliación y la confesión mientras son "incapaces de avergonzarse" de sus pecados.
El confesionario no es una tintorería
Tú no te has avergonzado de lo que hiciste. Tú no has visto algunas manchas en tu conciencia y te equivocaste porque creíste que el confesionario era una tintorería para quitar las manchas.
Reflexionando sobre la primera lectura del día del profeta Daniel en la cual el pueblo de Israel humildemente implora a Dios que perdone sus pecados, el papa dijo que la vergüenza era "el primer paso" en la búsqueda del perdón.
La confesión es más que una transacción bancaria.
Sin embargo, la lectura del Evangelio de San Mateo relata la parábola de Jesús del siervo ingrato que, aunque habiendo sido perdonado de una deuda, se negó a mostrar la misma misericordia a otro.
Aunque el perdón es "un misterio difícil" de comprender, el Evangelio ayuda a los cristianos a entender que ir a la confesión es algo más que hacer algún tipo de "transacción bancaria".
Si no eres consciente de ser perdonado nunca podrás perdonar, nunca. Siempre hay esa actitud de querer dejar a otros esa tarea.
El perdón es total. Pero sólo se puede hacer cuando siento mi pecado, cuando me avergüenzo y pido perdón a Dios y me siento perdonado por el Padre para poder perdonar".
Cuidado con "robar el perdón"
Como el siervo ingrato en la parábola de Jesús, los cristianos pueden sentirse tentados a dejar el confesionario pensando que "se salió con la suya". Este sentimiento, es la hipocresía de robar el perdón, un pretendido perdón.
Por esta razón, es importante pedir la gracia de la vergüenza ante Dios.
¡Es una gran gracia! avergonzarse de nuestros propios pecados y así recibir el perdón y la gracia de la generosidad para dar a otros porque si el Señor me ha perdonado tanto, ¿quién soy yo para no perdonar?
