Papa Francisco: Nuestra esperanza no es un concepto, no es un sentimiento, no es un móvil o un montón de riquezas, es el amor de Dios
Papa Francisco: La base de nuestra esperanza es el amor de Dios.
El Papa Francisco continuó su catequesis sobre la esperanza cristiana durante su audiencia general del miércoles en la Plaza de San Pedro realizada el 5 de abril de 2017, comentando que el amor de Dios es la base de toda esperanza.
Reflexionando sobre la Primera Carta del apóstol Pedro, el Papa Francisco en su audiencia general invitó a los cristianos a imitar el sufrimiento del Señor dando testimonio del amor infinito de Dios revelado en la Cruz. A continuación las palabras del Santo padre:
El Señor nunca abandona.
La Primera Carta del apóstol Pedro es extraordinariamente rica. Debemos leerla una, dos, y hasta tres veces para comprender su extraordinaria importancia: logra traer gran consuelo y paz, mostrando cómo el Señor está siempre a nuestro lado y nunca nos abandona, especialmente en los momentos más delicados y difíciles de nuestras vidas.
Pero, ¿cuál es el "secreto" de esta Carta, y en particular del pasaje que acabamos de escuchar (1 P 3,8-17)?
Yo sé que ustedes tomarán el Nuevo Testamento, buscarán la Primera Carta de Pedro y la leerán muy lentamente, para entender el secreto y la fuerza de esta Carta.
El secreto reside en el hecho de que este texto está arraigado directamente a la Pascua, en el corazón del misterio que estamos a punto de celebrar, permitiéndonos así percibir toda la luz y alegría que brota de la muerte y resurrección de Cristo.
Cristo es resucitado, y este es una hermosa manera de saludar que podemos utilizar el uno con el otro en el día de Pascua: ¡Cristo ha resucitado! ¡Cristo ha resucitado!, justo como muchos pueblos lo hacen.
Recordemos que Cristo ha resucitado, que vive en medio de nosotros y que permanece en cada uno de nosotros.
"Es por eso que San Pedro nos pide adorarle en nuestros corazones. Allí el Señor hizo su hogar en el momento de nuestro Bautismo, y desde allí Él continúa renovándonos y renovando nuestras vidas, llenándonos con su amor y plenitud de Espíritu. Es por eso que el Apóstol nos recuerda reconocer la esperanza que hay en nosotros", indicó el Papa Francisco.
Dios es esperanza.
"Nuestra esperanza no es un concepto, no es un sentimiento, no es un teléfono móvil, ¡no es un montón de riquezas! Nuestra esperanza es una persona, es el Señor Jesús a quien reconocemos como vivo, presente en nosotros y en nuestros hermanos, porque Cristo ha resucitado", dijo el Papa.
Los pueblos esclavos, cuando se saludan, en lugar de decir "buenos días" o "buenas noches" en los días de Pascua, se saludan con un "Cristo ha resucitado". "¡Christos voskrese!". Se dicen el uno al otro, ¡y están felices de decirlo!
"Entendemos, entonces, que no podemos dar una razón para esta esperanza a nivel teórico, sino que todo se da a través del testimonio de vida, tanto dentro de la comunidad cristiana como fuera de ella", expresó el Papa Francisco.
La esperanza no puede permanecer oculta
El Papa Francisco afirmó que, "si Cristo vive y permanece en nosotros, en nuestro corazón, también debemos permitir que se haga visible, para no ocultarlo, y que actúe en nosotros".
Esto significa que el Señor Jesús debe convertirse cada vez más en nuestro modelo: nuestro modelo de vida y entender que debemos aprender a comportarnos como Él se comportó. Hacer lo que Jesús hizo.
"La esperanza que permanece en nosotros, no puede permanecer oculta dentro de nosotros o en nuestro corazón, sería una esperanza débil, que no tiene el coraje de salir y dejarse ver", indicó el Santo Padre.
Pero nuestra esperanza, como queda claro en el Salmo 33, citado por Pedro, debe ser liberada hacia el exterior, tomando la forma exquisita e inconfundible de la dulzura, el respeto y la bondad hacia el prójimo, hasta el punto de perdonar a los que nos hacen daño.
Las personas sin esperanzas no pueden perdonar
Al respecto de la esperanza, el Papa Francisco dijo que "una persona que no tiene esperanza no es capaz de perdonar. No puede dar el consuelo del perdón ni recibir el consuelo del perdón".
"Sí, porque esto es lo que Jesús hizo, y así continúa haciéndolo a través de aquellos que hacen espacio en su corazón y su vida para Él, en la conciencia de que el mal no es vencido con el mal, sino con humildad, y misericordia", afirmó el Papa.
"Los mafiosos piensan que el mal puede ser vencido con el mal, y así que ellos buscan venganza y hacen todas esas cosas que conocemos. Pero no saben lo que son la humildad, la misericordia y la dulzura. ¿Y por qué? Porque los mafiosos no tienen esperanza. Piensen sobre esto", reflexionó el Papa Francisco.
Aceptar el sufrimiento para bien.
El Santo Padre dijo que "por eso San Pedro afirma que "es mejor sufrir por hacer el bien que por hacer el mal, si eso fuera la voluntad de Dios" (versículo 17). Esto no significa que es bueno sufrir, sino que cuando sufrimos para bien, estamos en comunión con el Señor, que aceptó sufrir y ser puesto en la cruz para nuestra salvación".
Así, cuando en las situaciones más simples o más complejas de nuestra vida también aceptamos el sufrimiento por el bien, es como si rociamos las semillas de la resurrección, las semillas de la vida que nos rodea, y hacemos brillar la luz de la Pascua en la oscuridad.
Es por eso que el Apóstol nos insta a responder siempre a la bendición. La bendición no es una formalidad, o un signo de cortesía, sino un gran regalo que hemos recibido y que tenemos la posibilidad de compartir con nuestros hermanos.
El amor es base de la esperanza.
El Papa Francisco indicó que "La bendición es la proclamación del amor de Dios, un amor sin límites, que es inagotable, que nunca se agota y constituye la verdadera base de nuestra esperanza".
"Queridos hermanos, también entendemos por qué el apóstol Pedro nos llama "bienaventurados", ya que debemos sufrir por la justicia. No es sólo por una razón moral o ascética, sino porque cada vez que tomamos el lado de los últimos y los marginados, o que no respondemos al mal con el mal, sino que perdonamos sin venganza, perdón y bendición, cada vez hacemos esto, brillamos como vivos y luminosos signos de esperanza, convirtiéndonos así en un instrumento de consuelo y paz, de acuerdo con el corazón de Dios. Y de esta manera seguimos adelante con dulzura, siendo amables y haciendo el bien incluso a aquellos que no nos desean bien, o que nos hacen daño. ¡Maravilloso!", dijo para concluir el Papa Francisco.