Papa Francisco: Jesús nos llama a pensar en cómo responder a la invitación de abrir el corazón a su amor y perdón
En una de su audiencia general que realiza cada miércoles, el Papa Francisco ha realizado una hermosa reflexión basada en la parábola del hijo pródigo para mostrar así, cómo Dios nos da la bienvenida con un amor incondicional, Incluso en las situaciones más difíciles de nuestra vida, siempre nos invita a abrir el corazón al amor y al perdón.
El Papa Francisco comenzó sus reflexiones en la parte de la Escritura en el que el hijo pródigo regresa a casa. A continuación su mensaje
Una ternura desbordada.
El hijo pródigo regresa a casa pidiendo perdón por lo que había hecho y le termina diciendo a su padre: "Ya no soy digno de ser llamado tu hijo". Pero por el contrario, lo único que importa a su padre es que su hijo ha vuelto a casa sano y salvo. Así que corre a abrazarlo, restaura su dignidad, dándole la ropa, sandalias y un anillo en su dedo, y pide una fiesta para celebrar su regreso
El padre se desborda en ternura y misericordia y, de la misma manera, nosotros sabemos que incluso en los momentos más difíciles de nuestra vida, Dios nos espera y anhela para abrazarnos como sus hijos.
Las palabras de Jesús pueden animar a los padres que se preocupan por sus hijos que llegan a ser alienados y tentados por todo tipo de peligros. Ellos pueden ayudar a los sacerdotes y catequistas, quienes se preguntan si su trabajo es en vano. Incluso, ellos también pueden ayudar a los que están en la cárcel, o aquellos que han cometido errores y son incapaces de ver algún futuro para sí mismos.
Dos hijos que no comprenden la misericordia.
Esta parábola habla tanto del hijo pródigo y su hermano mayor, quien también tiene que aprender a aceptar la misericordia del Padre. A pesar de que se ha mantenido en casa con su padre, sus palabras no muestran sensibilidad o pensamiento sino para sí mismo. ¡Qué triste para el padre, con un hijo que se fue y el otro que nunca estaba muy cerca de él!
Tanto el hijo menor, que está esperando ser castigado, y el hijo mayor, que espera una recompensa por su buen comportamiento, no están actuando de acuerdo con el amor de Dios, que sobrepasa la recompensa y el castigo.
La mayor alegría para el Padre.
Los dos hermanos no se hablan entre sí, viven vidas diferentes, ninguno de ellos vive de acuerdo con la lógica de Nuestro Señor. Su lógica es revocada por las palabras del padre:
"Vamos a celebrar con una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido encontrado".
La mayor alegría para el padre es ver a sus dos hijos que se reunieron y el reconocimiento del uno al otro como hermanos.
¿Cómo responder a la invitación de Dios?
Esta parábola termina sin que sepamos cómo el hermano mayor responde a la invitación del padre para celebrar el regreso de su hermano.
Jesús nos reta a cada uno de nosotros a pensar en cómo responder a la invitación de Dios, a abrir el corazón a su amor reconciliador y a llegar a ser "misericordiosos como el Padre"