Papa Francisco: Sabemos cómo son los momentos feos: te tiran al suelo. Pero Dios envía ángeles a cuidarnos y levantarnos
Papa Francisco: Dios envía ángeles a cuidarnos cuando caemos deprimidos.
El Papa Francisco, en sus declaraciones a los fieles durante la homilía de la Santa Misa celebrada en la Capilla de Santa Marta, centro su reflexión en tres actitudes que son característicos de los cristianos: "de pie" delante de Dios, en "silencio" para oír su voz, y su disposición a "salir" al mundo para proclaman lo que uno ha escuchado a los demás, asegurándonos de que Dios envía ángeles a cuidarnos y levantarnos.
En su homilía del día 10 de junio, 2016, el Papa Francisco también advirtió contra el peligro de miedo paralizante en la vida cristiana, no importa donde uno se encuentra en su propia viaje con Dios e independientemente de su propio estado de vida en la Iglesia.
Para profundizar este aspecto e indicar cómo salir del túnel, el Papa Francisco evocó la situación del hijo pródigo, deprimido mientras mira hambriento a los cerdos, y se concentró en el personaje del profeta Elías. Su reflexión a continuación.
Dios envía ángeles a sus hijos.
Elías es un vencedor que ha luchado tanto por la fe, ha vencido a centenares de idólatras en el Monte Carmelo. Después, tras la enésima persecución que lo toma como blanco, se abate.
Se abate desanimado bajo un árbol esperando morir, pero Dios no lo deja en ese estado de postración, sino que le envía a un ángel con un imperativo: levántate, come y parte.
De pie y en camino.
Para encontrar a Dios es necesario volver a la situación en la que el hombre estaba en el momento de la creación: de pie y en camino.
Así nos ha creado Dios: a su altura, a su imagen y semejanza, y en camino. "¡Ve, ve adelante! Cultiva la tierra, hazla crecer; y multiplíquense...". "¡Sal!". Sal y vete al Monte y detente sobre el Monte ante mi presencia. Elías se puso de pie. Y puesto de pie, sale.
Papa Francisco: El Ángel nos invita a salir.
Salir, y ponerse en escucha de Dios. Pero, "¿cómo pasa el Señor? ¿Cómo puedo encontrar al Señor para estar seguro de que sea Él?". El pasaje del Libro de los Reyes es elocuente.
El ángel invita a Elías a salir de la caverna en el Monte Oreb donde había encontrado amparo para estar ante la presencia de Dios. Sin embargo, no lo induce a salir ni el viento impetuoso y recio que parte las rocas, ni el terremoto que siguió y ni siquiera el fuego sucesivo:
Tanto ruido, tanta majestad, tanto movimiento y el Señor no estaba allí. "Y después del fuego, el susurro de una briza ligera" o, como es propio del original, "el hilo de un silencio sonoro". Y allí estaba el Señor. Para encontrar al Señor, es necesario entrar en nosotros mismos y sentir aquel "hilo de un silencio sonoro" y Él nos habla allí".
Salir a la misión.
La tercera petición del ángel a Elías es: "Sal". El profeta es invitado a volver sobre sus pasos, hacia el desierto, porque se le encomienda una misión que cumplir.
En esto debemos aceptar la invitación a estar en camino, no cerrados, no dentro del egoísmo de nuestra comodidad, sino valerosos para llevar a los demás el mensaje del Señor, es decir, salir en misión.
Siempre debemos buscar al Señor. Todos nosotros sabemos cómo son los momentos feos: momentos que se te tiran por los suelos, momentos sin fe, oscuros, momentos en los que no vemos el horizonte, no somos capaces de levantarnos.
Todos sabemos esto. Pero es el Señor que viene, nos reconforta con el pan y con su fuerza, y nos dice: "¡Levántate, y ve adelante! ¡Camina!".
Para encontrar al Señor debemos estar así: de pie y en camino. Después esperar que Él nos hable: corazón abierto. Y Él nos dirá: "Yo Soy" y allí la fe se vuelve fuerte. ¿La fe es para mí, para custodiarla? ¡No! Es para ir y darla a los demás, para ungir a los demás, para la misión".
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