Este sitio web utiliza Cookies para mejorar la experiencia de usuario, además de mejorar la velocidad y la seguridad del sitio durante su visita. Estas cookies se utilizan para adaptar el contenido de la web a las preferencias del Usuario del Servicio y optimizar el uso del sitio, las cuales permiten que el dispositivo reconozca al usuario y muestre adecuadamente el servicio ofrecido, adaptada a sus necesidades individuales. Puede retirar su consentimiento u oponerse al procesamiento de datos basado en intereses legítimos en cualquier momento haciendo clic en "Configuración" o en nuestra Política de Cookies en este sitio web. Te invitamos a leer nuestra política de privacidad
FACEBOOK
TWITTER
WHATSAPP
TELEGRAM
Categoría: Evangelio dominical

Todo es posible que ocurra en esta vida, puede ser que un meteorito o cometa gigante choque con la Tierra. Pero el fin del mundo no quiere decir que todo se acabará

¿Puede haber un fin del mundo repentino? ¿Un cataclismo global?.

Esto del fin del mundo es algo que estremece. ¿Cómo se explica? "¡Este mundo se está acabando!", es lo que muchos dicen en estos tiempos. Hay un deterioro progresivo del ecosistema. Hay calentamiento global, disminución de las áreas verdes, como en la Amazonía; los montes nevados tienen ahora menos nieve. Hay empresas de industrias básicas, que debilitan el ozono con el humo de sus chimeneas. Hay buses y camiones que van regando dióxido de carbono (CO2) por donde pasan? Todo esto es provocado por el hombre en una actitud suicida, pero llena de egoísmo; pues el deterioro ecológico no nos afectará a quienes vivimos ahora, sino sobre todo a nuestros descendientes.

Pero hay quienes tratan de compensar nuestra autodestrucción.

Al Papa Benedicto XVI le llaman el "Papa Verde". Hablaba con frecuencia sobre la ecología y en 2008 hizo instalar paneles solares en los techos del Vaticano para la generación de electricidad. También ha hecho del Vaticano el primer estado neutral en emisiones de CO2 a través de la reforestación de sus bosques, que compensan sus emisiones.

¿Puede haber un fin del mundo repentino? ¿Un cataclismo?

Todo es posible: puede ser que un meteorito gigante o un cometa choque con la Tierra. Pero el fin del mundo no quiere decir que todo se acabará.

El Fin del Mundo tiene dos aspectos:

 

  • Uno triste: la Tierra se acaba. Algunos solo se fijan en esto y han tomado una postura derrotista: que el hombre es una pasión inútil (Sartre), que es un ser destinado a la muerte (Heidegger) y que termina en la nada (Nietzsche).

  • Otro aspecto alegre, que, sin embargo, no debe entenderse en sentido literal.

¿Cuál es ese aspecto alegre del fin del mundo?

La historia no acaba negativamente con el Fin del Mundo. Hay elementos de esperanza. Tiene un destino triunfal. Un día llegará la Vida definitiva, sin espacio ni tiempo. Viviremos en el Misterio de Dios.

Jesús viene (es lo que se llama la "Parusía"), congrega a los elegidos, y con ellos comienza algo nuevo... Y Jesús nos promete: "Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo".

Abundan en la Biblia imágenes positivas que expresan que todo lo bueno del mundo conocido quedará y será transformado en "un nuevo cielo y una nueva tierra?, donde habitará la justicia" (2 Pedro 13).

¿En qué se basa este aspecto alegre del fin del mundo?

El hombre pertenece a la Familia de Dios. Somos hijos adoptivos del Padre, hermanos de Jesús, y por la acción del Espíritu estamos llamados a una vida imperecedera y feliz, iluminada por la gloria de Dios, en la que ya no habrá noche (Ap 22,5), ni luto, ni llanto, ni dolor, porque todo lo viejo se habrá desvanecido (Ap 21,4)

La resurrección de Jesús ha puesto el broche final a la historia. La restauración ya ha empezado en Cristo. Lo que ha sucedido con Jesús, sucederá con nosotros; la realidad definitiva será la victoria del bien, del amor, de la vida. Por eso pedimos en el Padre Nuestro: "Venga a nosotros tu Reino", es decir, "reúne a los hijos en su mesa." Y el Resucitado reinará para siempre con los suyos, siendo Dios todo en todas las cosas (1 Corintios 15,28) 

¿Es una segunda venida de Jesús, como la de Belén?

No sabemos cómo será. De todas formas, Jesús viene continuamente también a través de los acontecimientos, a veces dolorosos y escalofriantes. Jesús viene en todo aquello que machaca y hace sufrir, a veces de una forma injusta e inevitable. Jesús viene en el pobre.

Los tiempos difíciles, los tiempos oscuros, no deben atemorizarnos ni ocultarnos esa visión esperanzada: los que están padeciendo catástrofes, guerras, cualquier tipo de amenazas, no deben ver en ellas tanto el fin del mundo, que de alguna manera se anuncia, cuanto la visión del Señor que está cerca. 

¿Cuándo será el fin del mundo?

Jesús es claro: "Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe". Esto nos deja algo tranquilos. Las supuestas profecías del fin del mundo, tan abundantes al comienzo de este siglo, ya están desacreditadas. Las comparan con la historia del pastorcito mentiroso.

Pero los signos de los tiempos nos dan indicaciones. Jesús dice que son como la higuera en Palestina, que es un árbol de hoja caduca: cuando brotan las yemas, es que se acerca la primavera. De ella aprendemos. Y Jesús nos hace una doble llamada:

 

  • Primero, Él nos invita a interpretar los acontecimientos, especialmente los desconcertantes y dolorosos, para descubrir en ellos al Señor.

  • Segundo, Él nos invita a aprender, a estar vigilantes a esa venida, para podernos conectar con Dios.

 

Cada domingo acudimos a Misa a aprender y practicar el idioma del amor, el de Dios. A nosotros nos pasa con este idioma, como lo que nos pasa con el inglés. Si no se practica en la vida diaria, no se aprende. Así también podemos pasarnos la vida sin aprender el idioma de Dios.

¿Se puede expresar algún deseo para el Fin del Mundo?

He aquí mis deseos y mis sueños (Si son varios los participantes, cada uno responde):

En el fin del mundo, a mí me gustaría ver a toda la familia unida, a todo el país unido, a toda la humanidad unida. ¡Qué dura se vuelve la vida ante el odio de los demás! También me gustaría, antes del final, no deber nada a nadie. No deber ni grandes ni pequeñas cosas. Cuando Sócrates iba a morir, le dijo a su amigo: "Le debo un gallo a Asclepeyo; págalo sin falta". Ya Alguien, Jesucristo, pagó mis deudas. Y una cosa más, antes del fin del mundo, a mí me gustaría que la pobreza haya desaparecido por completo en todo el mundo

Redacción y edición: Padre José Martínez de Toda, S.J., PildorasdeFe.net

pildorasdefe padre jose todaPadre José Martínez de Toda, S.J., Coordinador del Sector Comunicación de la CPAL (Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina) Venezuela

Contenido publicado originalmente en Píldoras de fe, bajo el Link: https://www.pildorasdefe.net/liturgia/fin-del-mundo-repentino-cataclismo-global-detruccion-planeta - Puede copiar esta información en su Blog citando siempre la referencia a esta fuente consultada. Para compartir en sus redes sociales, utilice los botones compartir. Conozca términos legales - Pildorasdefe.net
Apoya esta misión


Si crees que este apostolado ha sido de bendición para tu vida, y si está en tus posibilidades hacer una ofrenda voluntaria, de modo que sigamos llevando de forma gratuita esta buena obra, puedes hacerla a continuación.
Pon tus intenciones de oración

Tus peticiones importan, te invitamos a dejar tus intenciones de oración. Estaremos orando por todas tus necesidades. (Espera un momento que se cargue el sistema de comentarios)

Recursos de Utilidad