Este sitio web utiliza Cookies para mejorar la experiencia de usuario, además de mejorar la velocidad y la seguridad del sitio durante su visita. Estas cookies se utilizan para adaptar el contenido de la web a las preferencias del Usuario del Servicio y optimizar el uso del sitio, las cuales permiten que el dispositivo reconozca al usuario y muestre adecuadamente el servicio ofrecido, adaptada a sus necesidades individuales. Puede retirar su consentimiento u oponerse al procesamiento de datos basado en intereses legítimos en cualquier momento haciendo clic en "Configuración" o en nuestra Política de Cookies en este sitio web. Te invitamos a leer nuestra política de privacidad
FACEBOOK
TWITTER
WHATSAPP
TELEGRAM
Categoría: Evangelio del día

Evangelio de hoy Lunes - Lecturas del día 7/04/25 (Reflexión Papa Francisco) Evangelio del día, Juan 8,12-20: Yo soy la luz del mundo, no andarás en tinieblas

Yo soy la luz del mundo, quien me sigue no andará en tinieblas.

"Yo soy la luz del mundo", es el mensaje central del Santo Evangelio de hoy lunes con las Lecturas de hoy, 7 de abril, 2025. Evangelio del día explicado según San Juan 8,12-20, con la Palabra diaria en el quinto lunes de Cuaresma. "Cristo es la luz verdadera que brilla". (Reflexión del Papa Francisco)

El Evangelio de hoy nos sitúa en el templo durante la Fiesta de las Tiendas, donde Jesús proclama una declaración poderosa: Él se presenta como "la luz del mundo" y defiende su testimonio ante las dudas de sus detractores. Presta atención a las lecturas de hoy.

Índice de lecturas.

Celebración del día:

San Juan Bautista de la Salle fue un sacerdote que se dedicó a la formación humana y cristiana de los niños: Es santo patrono de los maestros y educadores

Mensaje del Evangelio:

Yo soy la luz del mundo, quien me sigue no andará en tinieblas (Cf. Juan 8,12-20)

 

Evangelio del día,  Juan 8,12-20: Yo soy la luz del mundo, quien me sigue no andará en tinieblas

Lecturas de hoy lunes.

Daniel 13,1-9.15-17.19-30.33-62: Aquí estoy a punto de morir, aunque no he hecho nada de lo que se me acusa.

Había en Babilonia un hombre llamado Joaquín. Él se había casado con una mujer llamada Susana, hija de Jilquías, que era muy hermosa y temía a Dios, porque sus padres eran justos y habían instruido a su hija según la Ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un jardín contiguo a su casa. Muchos judíos iban a visitarlo, porque era el más estimado de todos.

Aquel año, se había elegido como jueces a dos ancianos del pueblo. A ellos se refiere la palabra del Señor: "La iniquidad salió en Babilonia de los ancianos y de los jueces que se tenían por guías del pueblo". Esos ancianos frecuentaban la casa de Joaquín y todos los que tenían algún pleito acudían a ellos. Hacia el mediodía, cuando todos ya se habían retirado, Susana iba a pasearse por el jardín de su esposo. Los dos ancianos, que la veían todos los días entrar para dar un paseo, comenzaron a desearla. Ellos perdieron la cabeza y apartaron sus ojos para no mirar al Cielo y no acordarse de sus justos juicios.

Una vez, mientras ellos aguardaban una ocasión favorable, Susana entró como en los días anteriores, acompañada solamente por dos jóvenes servidoras, y como hacía calor, quiso bañarse en el jardín. Allí no había nadie, fuera de los dos ancianos, escondidos y al acecho. Ella dijo a las servidoras: "Tráiganme la crema y los perfumes, y cierren la puerta del jardín para que pueda bañarme". En cuanto las servidoras salieron, ellos se levantaron y arrojándose sobre ella le dijeron: "La puerta del jardín está cerrada y nadie nos ve. Nosotros ardemos de pasión por ti; consiente y acuéstate con nosotros. Si te niegas, daremos testimonio contra ti, diciendo que un joven estaba contigo y que por eso habías hecho salir a tus servidoras". Susana gimió profundamente y dijo: "No tengo salida: si consiento me espera la muerte, si me resisto no escaparé de las manos de ustedes. Pero prefiero caer entre sus manos sin haber hecho nada, que pecar delante del Señor". Susana gritó con todas sus fuerzas; los dos ancianos también se pusieron a gritar contra ella, y uno de ellos corrió a abrir la puerta del jardín. Al oír esos gritos en el jardín, la gente de la casa se precipitó por la puerta lateral para ver lo que ocurría, y cuando los ancianos contaron su historia, los servidores quedaron desconcertados, porque jamás se había dicho nada semejante de Susana.

Al día siguiente, cuando el pueblo se reunió en casa de Joaquín, su marido, también llegaron los ancianos con la intención criminal de hacer morir a Susana. Ellos dijeron en presencia del pueblo: "Manden a buscar a Susana, hija de Jilquías, la mujer de Joaquín". Fueron a buscarla, y ella se presentó acompañada de sus padres, sus hijos y todos sus parientes. Todos sus familiares lloraban, lo mismo que todos los que la veían. Los dos ancianos se levantaron en medio de la asamblea y le pusieron las manos sobre la cabeza. Ella, bañada en lágrimas, levantó sus ojos al cielo, porque su corazón estaba lleno de confianza en el Señor. .Los ancianos dijeron: "Mientras nos paseábamos solos por el jardín, esta mujer entró allí con dos servidoras; cerró la puerta y después hizo salir a las servidoras. Entonces llegó un joven que estaba escondido y se acostó con ella. Nosotros, que estábamos en un rincón del jardín, al ver la infamia, nos precipitamos hacia ellos. Los vimos abrazados, pero no pudimos atrapar al joven, porque él era más fuerte que nosotros, y abriendo la puerta, se escapó. En cuanto a ella, la apresamos y le preguntamos quién era ese joven, pero ella no quiso decirlo. De todos esto somos testigos". La asamblea les creyó porque eran ancianos y jueces del pueblo, y Susana fue condenada a muerte. Pero ella clamó en alta voz: "Dios eterno, tú que conoces los secretos, tú que conoces todas las cosas antes que sucedan, tú sabes que ellos han levantado contra mí un falso testimonio. Yo voy a morir sin haber hecho nada de todo lo que su malicia ha tramado contra mí".

El Señor escuchó su voz: cuando la llevaban a la muerte, suscitó el santo espíritu de un joven llamado Daniel, que se puso a gritar: "¡Yo soy inocente de la sangre de esta mujer!". Todos se volvieron hacia él y le preguntaron: "¿Qué has querido decir con esto?". De pie, en medio de la asamblea, él respondió: "¿Son ustedes tan necios, israelitas? ¡Sin averiguar y sin tener evidencia ustedes han condenado a una hija de Israel! Vuelvan al lugar del juicio, porque estos hombres han levantado un falso testimonio contra ella".

Todo el pueblo se apresuró a volver, y los ancianos dijeron a Daniel: "Ven a sentarte en medio de nosotros y dinos qué piensas, ya que Dios te ha dado la madurez de un anciano". Daniel les dijo: "Sepárenlos bien, el uno del otro, y yo los interrogaré".

Cuando estuvieron separados, Daniel llamó a uno de ellos y le dijo: "¡Hombre envejecido en el mal! Ahora han llegado al colmo los pecados que cometías anteriormente cuando dictabas sentencias injustas, condenabas a los inocentes y absolvías a los culpables, a pesar de que el Señor ha dicho: "No harás morir al inocente y al justo". Si es verdad que tú la viste, dinos bajo qué árbol los has visto juntos". Él respondió: "Bajo una acacia". Daniel le dijo entonces: "Has mentido a costa de tu cabeza: el Ángel de Dios ya ha recibido de él tu sentencia y viene a partirte por el medio".

Después de que lo hizo salir, mandó venir al otro y le dijo: "¡Raza de Canaán y no de Judá, la belleza te ha descarriado, el deseo ha pervertido tu corazón! Así obraban ustedes con las hijas de Israel, y el miedo hacía que ellas se les entregaran. ¡Pero una hija de Judá no ha podido soportar la iniquidad de ustedes! Dime ahora, ¿bajo qué árbol los sorprendiste juntos?". Él respondió: "Bajo un ciprés". Daniel le dijo entonces: "Tú también has mentido a costa de tu cabeza: el Ángel de Dios te espera con la espada en la mano, para partirte por el medio. Así acabará con ustedes".

Entonces toda la asamblea clamó en alta voz, bendiciendo a Dios que salva a los que esperan en él. Luego, todos se levantaron contra los dos ancianos, a los que Daniel por su propia boca había convencido de falso testimonio, y se les aplicó la misma pena que ellos habían querido infligir a su prójimo. Para cumplir la Ley de Moisés, se los condenó a muerte y ese día se salvó la vida de una inocente. Palabra de Dios.

Salmo de hoy.

Salmo 23(22): Aunque camine por el valle oscuro, no temo mal alguno, porque tú estás a mi lado. (R)

El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me da descanso; junto a aguas tranquilas me conduce; refresca mi alma. /R.

Me guía por sendas rectas por amor de su nombre. Aunque ande en valle tenebroso, no temo mal alguno; porque tú estás a mi lado Con tu vara y tu cayado que me infunden valor. /R.

Extiendes la mesa delante de mí a la vista de mis enemigos; unges mi cabeza con aceite; mi copa rebosa. /R.

Sólo el bien y la bondad me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré por muchos años. /R.

Evangelio de hoy.

Juan 8,12-20: Yo soy la luz del mundo.

En aquel tiempo, Jesús les dirigió una vez más la palabra a los judíos, diciendo: "Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida". Los fariseos le dijeron: "Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale". Jesús les respondió: "Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale porque sé de dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie, y si lo hago, mi juicio vale porque no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió. En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me envió da testimonio de mí". Ellos le preguntaron: "¿Dónde está tu Padre?". Jesús respondió: "Ustedes no me conocen ni a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre". Él pronunció estas palabras en la sala del Tesoro, cuando enseñaba en el Templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora" Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión Papa Francisco.

Sobre el Evangelio de hoy, vemos que la Iglesia no puede pretender brillar con luz propia, no puede. San Ambrosio nos lo recuerda con una hermosa expresión, aplicando a la Iglesia la imagen de la luna, y dice así: "La Iglesia es verdaderamente como la luna:... no brilla con luz propia, sino con la luz de Cristo. Recibe su esplendor del Sol de justicia, para poder decir luego: Vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí" (Hexameron, IV, 8,32)... Cristo es la luz verdadera que brilla; y, en la medida en que la Iglesia está unida a él, en la medida en que se deja iluminar por él, ilumina también la vida de las personas y de los pueblos... (Homilía del Papa Francisco sobre el Evangelio de hoy)

Evangelio del día (video).

¿Qué mensaje tiene Dios para mí en el día de hoy? Escucha la meditación en audio del Evangelio de hoy lunes según San Juan 8,12-20: "Yo soy la luz del mundo, quien me sigue no andará en tinieblas", con el Padre Pedro Brassesco.

 

 

Pidamos ayuda al Espíritu Santo, para que nos ayude a meditar la reflexión de las lecturas de hoy lunes.

Coronilla a la Misericordia.

Une las enseñanzas del Evangelio al rezo de la Coronilla a la Divina Misericordia del día, por todas tus intenciones y todas nuestras necesidades.

 

Intenciones del día.

En el Evangelio de hoy lunes según San Juan 8,12-20, leemos: "Yo soy la luz del mundo". ¿Qué nos dice el Evangelio del día de hoy? La Palabra diaria nos llama a examinarnos sinceramente: ¿Vivimos según la luz de Cristo o permitimos que las sombras del mundo guíen nuestras decisiones?

Escribe en los comentarios tus peticiones de oración que el Evangelio de hoy lunes haya podido suscitar en ti, o todas aquellas cosas que llevas guardadas dentro. Recuerda el mensaje de hoy del Evangelio del día, según San Juan 8,12-20: "Yo soy la luz del mundo, quien me sigue no andará en tinieblas". Hoy, se nos invita a acercarnos a Jesús como nuestra única luz en medio de la oscuridad. Estaremos orando por tus intenciones.

Otros Evangelios del día.

Audio Evangelio: Padre Pedro Brassesco

Redacción y edición: Qriswell Quero, PildorasdeFe.net

pildorasdefe qriswell quero firma autorQriswell Quero, Venezolano, esposo y padre de familia, servidor, ingeniero y misionero de la fe. Comprometido con el anuncio del Evangelio. Creyente sólido de que siempre existen nuevos comienzos. Quien a Dios tiene nada lo detiene.

Contenido publicado en Píldoras de fe - Para compartir de forma correcta este contenido use los botones de compartir en redes sociales disponibles para ello. Lea nuestro aviso para cualquier otra información: Términos legales - Pildorasdefe.net
Apoya esta misión


Si crees que este apostolado ha sido de bendición para tu vida, y si está en tus posibilidades hacer una ofrenda voluntaria, de modo que sigamos llevando de forma gratuita esta buena obra, puedes hacerla a continuación.
Pon tus intenciones de oración

Tus peticiones importan, te invitamos a dejar tus intenciones de oración. Estaremos orando por todas tus necesidades. (Espera un momento que se cargue el sistema de comentarios)

Recursos de Utilidad