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Categoría: Evangelio del día

Evangelio de hoy Sábado y Lecturas del día 30/03/24 Reflexión del Papa Francisco: Escucha el Audio Evangelio del Día explicado según San Marcos 16,1-7

Evangelio de Hoy Marcos 16,1-7 No está aquí, porque ha Resucitado.

Santo Evangelio de hoy sábado y reflexión con las Lecturas de hoy 30 de marzo, 2024. Evangelio del día explicado según San Marcos 16,1-7. Palabra diaria de hoy: "No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado". (Sábado Santo: Triduo Pascual).

"La Resurrección de Cristo es nuestra fuerza... Nosotros creemos en un Cristo Resucitado que venció el mal y la muerte". (Reflexión del Papa Francisco sobre el Evangelio de hoy)

Índice de lecturas.

Celebración del día:

Oración del Sábado Santo: Oraciones de Semana Santa
En la oración del Sábado Santo, vigilia pascual, recibimos la luz del resucitado, meditación para Sábado Santo: Triduo Pascual, Oración de Semana Santa
Sábado Santo, Vigilia Pascual: Víspera de la Pascua
El Sábado Santo conmemora el día en que Jesucristo estuvo en la tumba después de su muerte, es la víspera de la Pascua o llamada también vigilia pascual

Nota: Las siguientes lecturas corresponden a las lecturas para la Vigilia Pascual del Sábado Santo. (Solo se toman algunas)

Mensaje del Evangelio:

¿Qué nos enseña hoy en día el Evangelio?: No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado. (Cf. Evangelio según San Marcos 16,1-7)

 

Reflexión y oración para el Sábado Santo, Sábado de Semana Santa

Lecturas de hoy sábado.

Isaías 52,13-53,12: "Él mismo fue herido por nuestros pecados". (Cuarto oráculo del Siervo de El Señor)

El Señor dijo a Moisés: "¿Por qué me invocas con esos gritos? Ordena a los israelitas que reanuden la marcha. Y tú, con el bastón en alto, extiende tu mano sobre el mar y divídelo en dos, para que puedan cruzarlo a pie. Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios, y ellos entrarán en el mar detrás de los israelitas. Así me cubriré de gloria a expensas del Faraón y de su ejército, de sus carros y de sus guerreros. Los egipcios sabrán que soy el Señor, cuando yo me cubra de gloria a expensas del Faraón, de sus carros y de sus guerreros".

El Ángel de Dios, que avanzaba al frente del campamento de Israel, retrocedió hasta colocarse detrás de ellos; y la columna de nube se desplazó también de adelante hacia atrás, interponiéndose entre el campamento egipcio y el de Israel. La nube era tenebrosa para unos, mientras que para los otros iluminaba la noche, de manera que en toda la noche no pudieron acercarse los unos a los otros. Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo retroceder el mar con un fuerte viento del este, que sopló toda la noche y transformó el mar en tierra seca. Las aguas se abrieron, y los israelitas entraron a pie en el cauce del mar, mientras las aguas formaban una muralla a derecha e izquierda. Los egipcios los persiguieron, y toda la caballería del Faraón, sus carros y sus guerreros, entraron detrás de ellos en medio del mar.

Cuando estaba por despuntar el alba, el Señor observó las tropas egipcias desde la columna de fuego y de nube, y sembró la confusión entre ellos. Además, frenó las ruedas de sus carros de guerra, haciendo que avanzaran con dificultad. Los egipcios exclamaron: "Huyamos de Israel, porque el Señor combate en favor de ellos contra Egipto".

El Señor dijo a Moisés: "Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas se vuelvan contra los egipcios, sus carros y sus guerreros". Moisés extendió su mano sobre el mar y, al amanecer, el mar volvió a su cauce. Los egipcios ya habían emprendido la huida, pero se encontraron con las aguas, y el Señor los hundió en el mar. Las aguas envolvieron totalmente a los carros y a los guerreros de todo el ejército del Faraón que habían entrado en medio del mar para perseguir a los israelitas. Ni uno solo se salvó. Los israelitas, en cambio, fueron caminando por el cauce seco del mar, mientras las aguas formaban una muralla, a derecha e izquierda.

Aquel día, el Señor salvó a Israel de las manos de los egipcios. Israel vio los cadáveres de los egipcios que yacían a la orilla del mar, y fue testigo de la hazaña que el Señor realizó contra Egipto. El pueblo temió al Señor, y creyó en él y en Moisés, su servidor. Entonces Moisés y los israelitas entonaron este canto en honor del Señor: "Cantaré al Señor, que se ha cubierto de gloria: él hundió en el mar los caballos y los carros". Palabra de Dios.

Cántico.

Himno de la victoria tras cruzar el Mar Rojo.

Éxodo 15,1-2.3-4.5-6.17-18: "Cantemos al Señor; se ha cubierto de gloria".

Cantaré al Señor, porque triunfa glorioso; caballo y carro ha arrojado al mar. Mi fuerza y mi valor es el Señor, y él ha sido mi salvador. Él es mi Dios, yo lo alabo; el Dios de mi padre, yo lo ensalzo. /R.

El Señor es un guerrero, Señor es su nombre. Arrojó al mar los carros y el ejército del faraón; la élite de sus oficiales fue sumergida en el Mar Rojo. /R.

Las aguas de la inundación los cubrieron, se hundieron en las profundidades como una piedra. Tu diestra, Señor, magnífica en poder, tu diestra, Señor, ha destrozado al enemigo. /R.

Trajiste al pueblo que redimiste y lo plantaste en el monte de tu heredad: el lugar donde hiciste tu asiento, Señor, el santuario, Señor, que tus manos establecieron. El Señor reinará por los siglos de los siglos. /R.

Isaías 54,5-14: "Con amor perdurable, el Señor, tu redentor, se apiada de ti".

Ahora te desposa tu creador, el Señor de los Ejércitos es su nombre. El que te rescata es el Santo de Israel, quien se llama Dios de toda la tierra. Sí, el Señor  te llama como a la esposa abandonada, que se encuentra afligida. ¿Se puede rechazar la esposa que uno toma siendo joven?, dice tu Dios.

Te había abandonado un momento, pero con inmensa piedad yo te vengo a reunir. En unos momentos de ira te oculté mi rostro, pero con amor que no tiene fin me apiado de ti, dice el Señor, que te viene a rescatar. Voy a hacer como en el diluvio de Noé, cuando juré que las aguas no pasarían más sobre la tierra. Así juro yo no enojarme más contigo ni amenazarte nunca más. Los cerros podrán correrse y bambolearse las lomas; más yo no retiraré mi amor, y mi alianza de paz contigo no se bamboleará, dice el Señor, que se compadece de ti

¡Pobrecilla, azotada por la tempestad y sin consuelo! Yo asentaré tus muros sobre piedras preciosas, y serán tus cimientos de zafiro. Haré tus murallas de rubíes, tus puertas de cristal, y todo tu contorno de piedras preciosas. Todos tus hijos serán instruidos por el Señor, y grande será la felicidad de tus hijos. Te mantendrás firme por la justicia y no tendrás que temer la opresión; el terror no se te acercará. Palabra de Dios

Salmo 30(29): "Te alabaré, Señor, porque me has rescatado". (R)

Te alabaré, Señor, porque me sacaste de la miseria y no dejaste que mis enemigos se alegrarán de mí. Oh Señor, tú me sacaste de los infiernos; me preservaste de entre los que descienden a la fosa. /R.

Cantad al Señor, fieles suyos, y dad gracias a su santo nombre. Porque un momento dura su cólera; toda la vida, su buena voluntad. Al anochecer entra el llanto, pero con el alba, la alegría. /R.

Escucha, Señor, y ten compasión de mí; Señor, sé mi ayudador. Cambiaste mi llanto en danza; Yahveh, Dios mío, por siempre te daré gracias. /R.

Romanos 6,3-11: "Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no muere".

Hermanos y hermanas, como ustedes saben, todos nosotros, al ser bautizados en Cristo Jesús, hemos sido sumergidos en su muerte. Por este bautismo en su muerte fuimos sepultados con Cristo, y así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la Gloria del Padre, así también nosotros empezamos una vida nueva. Una representación de su muerte nos injertó en él, pero compartiremos también su resurrección.

Como ustedes saben, el hombre viejo que está en nosotros ha sido crucificado con Cristo. Las fuerzas vivas del pecado han sido destruidas para que no sirvamos más al pecado. Hemos muerto, ¿no es cierto? Entonces ya no le debemos nada. Pero si hemos muerto junto a Cristo, debemos creer que también viviremos con él.

Sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; desde ahora la muerte no tiene poder sobre él. Así pues, hay una muerte y es un morir al pecado de una vez para siempre. Y hay un vivir que es vivir para Dios. Así también ustedes deben considerarse a sí mismos muertos para el pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. Palabra de Dios.

Evangelio de hoy.

Marcos 16,1-7: "Jesús de Nazaret, el crucificado, ha resucitado".

Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús. A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro. Y decían entre ellas: "¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?" Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande.

Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas, pero él les dijo: "No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado. Miren el lugar donde lo habían puesto. Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo había dicho". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión Papa Francisco.

Es precisamente la Resurrección la que nos abre a la esperanza más grande, porque abre nuestra vida y la vida del mundo, al futuro eterno de Dios, a la felicidad plena, a la certeza de que el mal, el pecado y la muerte pueden ser derrotados. Y ello, lleva a vivir con mayor confianza las realidades cotidianas, a afrontarlas con valentía y con empeño. La Resurrección de Cristo ilumina con una luz nueva estas realidades cotidianas, ¡la Resurrección de Cristo es nuestra fuerza!... Nosotros creemos en un Cristo Resucitado que venció el mal y la muerte. Tengamos la valentía de salir para llevar esta alegría y esta luz a todos los lugares de nuestra vida... Dejémonos iluminar por la Resurrección de Cristo, dejémonos transformar por su fuerza, para que, también a través de nosotros, en el mundo los signos de muerte dejen lugar a los signos de la vida... (Homilía del Papa Francisco sobre el Evangelio de hoy, 3 de abril, 2013)

Evangelio del día (video).

¿Qué mensaje tiene Dios para mí en el día de hoy? Escucha la meditación en audio del Evangelio de hoy sábado, según San Marcos 16,1-7: "Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado", con el Padre John Montoya.

 

 

Pidamos ayuda al Espíritu Santo, para que nos ayude a meditar la reflexión de las lecturas de hoy sábado.

Intenciones del día.

En el Evangelio de hoy sábado, según San Marcos 16,1-7, leemos: "Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado". ¿Qué nos dice el Evangelio del día de hoy?  La Palabra diaria narra el momento culminante de la resurrección de Jesús, que es el corazón del cristianismo, y nos llama a creer en la resurrección de Jesús como la confirmación de su divinidad y la victoria sobre el pecado y la muerte.

  • ¿Qué me dice este texto del Evangelio del día?
  • ¿Cómo aplicaría a mi vida las lecturas de hoy?

Escribe en los comentarios tus peticiones de oración que el Evangelio de hoy sábado haya podido suscitar en ti, o todas aquellas cosas que llevas guardada dentro. Recuerda el mensaje de hoy del Evangelio del día según San Marcos 16,1-7: "Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado". Estaremos orando por tus intenciones.

Otros Evangelios del día.

Audio Evangelio: Padre John Montoya

Redacción y edición: Qriswell Quero, PildorasdeFe.net

pildorasdefe qriswell quero firma autorQriswell Quero, Venezolano, esposo y padre de familia, servidor, ingeniero y misionero de la fe. Comprometido con el anuncio del Evangelio. Creyente sólido de que siempre existen nuevos comienzos. Quien a Dios tiene nada lo detiene.

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