Evangelio de hoy Sábado, 28 de Enero, 2023. Lecturas de hoy y Reflexión del Papa Francisco (Marcos 4,35-41): ¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?
¡Hasta el viento y el mar le obedecen!.
Santo Evangelio de hoy explicado del Sábado, 28 de Enero, 2023 y las Lecturas de hoy para reflexionar. Palabra diaria con el Evangelio del día según San Marcos 4,35-41: "Quedaron atemorizados y se decían unos a otros: ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?". Meditación del Evangelio (III Sábado del Tiempo Ordinario). Reflexión del Papa Francisco para hoy: "¿Cuáles son los vientos que azotan mi vida? ¿Cuáles son las olas que dificultan mi navegación, y ponen en peligro mi vida espiritual, mi vida familiar, incluso mi salud mental?". Papa Francisco.".
Índice de lecturas de hoy.
Celebración del día:
Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia.
Antífona de hoy.
Los sabios brillarán como el esplendor del firmamento y los que conducen a muchos a la justicia serán para siempre como las estrellas (Cfr. Daniel 12,3)
Oración colecta.
Oh Dios, que hiciste a Santo Tomás de Aquino en su celo por la santidad y en el estudio de la sagrada doctrina, concédenos, te rogamos, que comprendamos lo que enseñó e imitar sus obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Lecturas de hoy Sábado.
Primera Lectura para el Evangelio de hoy Sábado. Lectura de la Carta a los Hebreos 11,1-2.8-19: "Abraham esperaba una ciudad fundada, diseñada y construida por Dios".
Ahora bien, la fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven. Por ella nuestros antepasados fueron considerados dignos de aprobación. Por la fe, Abraham, obedeciendo al llamado de Dios, partió hacia el lugar que iba a recibir en herencia, sin saber a dónde iba. Por la fe, vivió como extranjero en la Tierra prometida, habitando en carpas, lo mismo que Isaac y Jacob, herederos con él de la misma promesa. Porque Abraham esperaba aquella ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. También la estéril Sara, por la fe, recibió el poder de concebir, a pesar de su edad avanzada, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía. Y por eso, de un solo hombre, y de un hombre ya cercano a la muerte, nació una descendencia numerosa como las estrellas del cielo e incontable como la arena que está a la orilla del mar. Todos ellos murieron en la fe, sin alcanzar el cumplimiento de las promesas: las vieron y las saludaron de lejos, reconociendo que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Los que hablan así demuestran claramente que buscan una patria; y si hubieran pensado en aquella de la que habían salido, habrían tenido oportunidad de regresar. Pero aspiraban a una patria mejor, nada menos que la celestial. Por eso, Dios no se avergüenza de llamarse "su Dios" y, de hecho, les ha preparado una Ciudad. Por la fe, Abraham, cuando fue puesto a prueba, presentó a Isaac como ofrenda:él ofrecía a su hijo único, al heredero de las promesas, a aquel de quien se había anunciado: De Isaac nacerá la descendencia que llevará tu nombre. Y lo ofreció, porque pensaba que Dios tenía poder, aun para resucitar a los muertos. Por eso recuperó a su hijo, y esto fue como un símbolo.
Salmo de hoy Sábado.
Salmo Responsorial de las lecturas de la Santa Misa de hoy, tomado del Evangelio de Lucas 1,69-75:
"Bendito sea El Señor, Dios de Israel. Ha visitado a su pueblo y lo ha redimido". (R).
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Nos ha suscitado un poderoso salvador en la casa de David, su siervo, como lo prometió por boca de hombres santos, los que fueron sus profetas desde la antigüedad.
"Bendito sea El Señor, Dios de Israel. Ha visitado a su pueblo y lo ha redimido". (R).
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Un salvador que nos libere de nuestros enemigos, de las manos de todos los que nos odian. Así se cumple su amor por nuestros padres y se recuerda su santa alianza.
"Bendito sea El Señor, Dios de Israel. Ha visitado a su pueblo y lo ha redimido". (R).
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Juró a Abraham, nuestro padre, que nos concedería estar libres de temor y salvados de las manos de nuestros enemigos, le sirviéramos en santidad y justicia todos los días de nuestra vida en su presencia.
"Bendito sea El Señor, Dios de Israel. Ha visitado a su pueblo y lo ha redimido". (R).
Aclamación de hoy.
¡Aleluya, aleluya! Instrúyeme, Señor, en tu camino; por una senda recta guíame. ¡Aleluya! (Aclamación del Evangelio de hoy tomada del Salmo 26,11)
Evangelio de hoy: Marcos 4,35-41.
Evangelio de hoy explicado - Lecturas de hoy Sábado, para el Santo Evangelio del día: "Hasta el viento y el mar le obedecen".
En aquel tiempo, Al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: "Crucemos a la otra orilla". Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?". Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?". Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco.
"¿Cuáles son los vientos que azotan mi vida? ¿Cuáles son las olas que dificultan mi navegación, y ponen en peligro mi vida espiritual, mi vida familiar, incluso mi salud mental?". Papa Francisco.
Queridos hermanos y hermanas: ¡Buenos días! En el Evangelio de hoy se narra el episodio de la tempestad calmada por Jesús (Mc 4,35-41). La barca en la que los discípulos atraviesan el lago es azotada por el viento y las olas, y temen hundirse. Jesús está con ellos en la barca, pero se encuentra en la popa dormido sobre el cojín. Los discípulos, llenos de miedo, le gritan: "Maestro, ¿no te importa que perezcamos?" (v. 38).
Y muchas veces también nosotros, golpeados por las pruebas de la vida, hemos gritado al Señor: "¿Por qué callas y no haces nada por mí?". Sobre todo cuando parece que nos hundimos, porque desaparece el amor o el proyecto en el que habíamos puesto grandes esperanzas; o cuando estamos a merced de las olas implacables de la ansiedad; o cuando sentimos que nos ahogamos en los problemas o nos perdemos en medio del mar de la vida, sin rumbo ni puerto. O incluso, en los momentos en que nos fallan las fuerzas para seguir adelante, porque no tenemos trabajo, o un diagnóstico inesperado nos hace temer por nuestra salud o la de un ser querido. Hay muchos momentos en los que sentimos que estamos en medio de una tormenta; sentimos que estamos casi acabados.
En estas situaciones y en muchas otras, también nosotros nos sentimos asfixiados por el miedo y, como los discípulos, corremos el riesgo de perder de vista lo más importante. En la barca, de hecho, aunque esté durmiendo, Jesús está allí, y comparte con los suyos todo lo que está sucediendo. Su sueño, por una parte nos sorprende, pero por otra nos pone a prueba. El Señor está ahí, presente; más aún, espera -por así decirlo- que lo comprometamos, que lo invoquemos, que lo pongamos en el centro de lo que estamos viviendo. Su sueño nos hace despertar. Porque para ser discípulos de Jesús no basta con creer que Dios está ahí, que existe, sino que hay que ponerse con él; hay que alzar también la voz con él. Escuchad esto: hay que gritarle. La oración, muchas veces, es un grito: "¡Señor, sálvame!". Estaba viendo, en la televisión, el programa "A su imagen", hoy, Día de los refugiados, muchos que vienen en grandes barcas y en el momento de ahogarse gritan: "¡Sálvanos!". También en nuestra vida sucede lo mismo: "¡Señor, sálvanos!", y la oración se convierte en grito
Hoy podemos preguntarnos: ¿cuáles son los vientos que azotan mi vida? ¿Cuáles son las olas que dificultan mi navegación, y ponen en peligro mi vida espiritual, mi vida familiar, incluso mi salud mental? Digámosle todo esto a Jesús; contémosle todo. Él lo quiere; quiere que nos agarremos a Él para encontrar refugio contra las olas inesperadas de la vida. El Evangelio cuenta que los discípulos se acercan a Jesús, lo despiertan y le hablan (cf. v. 38). Este es el comienzo de nuestra fe: reconocer que solos somos incapaces de mantenernos a flote; que necesitamos a Jesús como los marineros necesitan las estrellas para encontrar su rumbo. La fe comienza por creer que no nos bastamos a nosotros mismos, por sentirnos necesitados de Dios. Cuando vencemos la tentación de encerrarnos en nosotros mismos, cuando vencemos la falsa religiosidad que no quiere molestar a Dios, cuando clamamos a Él, puede obrar maravillas en nosotros. Es el poder suave y extraordinario de la oración, que obra milagros.
Jesús, suplicado por los discípulos, calma el viento y las olas. Y les hace una pregunta, una pregunta que también nos concierne a nosotros: "¿Por qué tenéis miedo? ¿No tenéis fe?" (v. 40). Los discípulos estaban atenazados por el miedo, porque se fijaban más en las olas que en Jesús. Y el miedo nos lleva a mirar las dificultades, los problemas terribles y no a mirar al Señor, que muchas veces está dormido. Así nos sucede también a nosotros: ¡cuántas veces nos quedamos fijados en los problemas en vez de ir al Señor y echar en Él nuestras preocupaciones! ¡Cuántas veces dejamos al Señor en un rincón, en el fondo de la barca de la vida, para despertarlo sólo en un momento de necesidad! Pidamos hoy la gracia de una fe que no se cansa de buscar al Señor, de llamar a la puerta de su Corazón. Que la Virgen María, que en su vida nunca dejó de confiar en Dios, despierte en nosotros la necesidad fundamental de confiarnos a Él cada día. (Homilía del Papa Francisco sobre el Evangelio de hoy)
Frase de reflexión.
La Palabra de Dios, que se dirige a todos y llama a la conversión, nos hace anunciadores: nos atrae hacia la red del amor del Padre y nos convierte en apóstoles que sienten el deseo irreprimible de hacer subir a la barca del Reino a todos los que encuentran. (Papa Francisco)
Reflexión del Evangelio de hoy.
Al meditar las lecturas y el Evangelio del día explicado, escuchemos ahora la meditación en audio del Santo Evangelio de hoy Sábado, según San Marcos 4,35-41: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?".
Pidamos ayuda al Espíritu Santo, para que nos ayude a meditar lo que nos ha dicho a cada uno de nosotros, la reflexión del Evangelio de hoy.
Intenciones del día.
Reflexión del Santo Evangelio de hoy Sábado, 28 de Enero, 2023, según San Marcos 4,35-41: "Quedaron atemorizados y se decían unos a otros: ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?". La oración del día nos ayuda con la meditación. ¿Qué pudiste reflexionar con el Evangelio del día? Escribe en los comentarios tus peticiones de oración.
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