Evangelio del Día Domingo: ¡Ten piedad de mí, que soy un Pecador!

Santo Evangelio de hoy explicado del Domingo, 23 de Octubre, 2022 y las Lecturas de hoy para reflexionar. Palabra diaria con el Evangelio del día, en Lucas 18,9-14: "El publicano, manteniéndose a distancia, se golpeaba el pecho, diciendo: ¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!". Pequeña meditación del Evangelio de hoy Domingo: "Nuestra oración debe partir de un corazón sencillo y humilde, que sabe acusarse a sí mismo y abrirse a la misericordia de Dios". Lecturas de hoy con la oración del día (Domingo de la Semana 30 del Tiempo Ordinario). Reflexión del Papa Francisco para hoy: "¿Se puede rezar con hipocresía? No. Solo debemos orar poniéndonos ante Dios tal y como somos".

Índice de las lecturas de hoy.

Celebraciones del día:

San Juan de Capistrano, Predicador.

Antífona de hoy.

Que se alegren los corazones que buscan al Señor, acudan al Señor y a su fuerza busquen constantemente su rostro (Salmo 104, 3-4)

Oración colecta.

Dios todopoderoso y eterno aumenta nuestra fe, esperanza y caridad y haznos amar lo que tú mandas para que merezcamos lo que tú prometes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Lecturas de hoy Domingo.

Primera Lectura para el Evangelio de hoy Domingo. Lectura del Libro de Eclesiástico 35,12-14.16-19: "La oración del hombre humilde atraviesa las nubes".

El Señor es un juez que no hace acepción de personas. No muestra respeto por los personajes en detrimento de un pobre, escucha la súplica de la parte perjudicada. No ignora la súplica del huérfano, ni la de la viuda cuando vierte su historia. El hombre que con todo su corazón sirve a Dios será aceptado, sus peticiones llegarán hasta las nubes. La oración del hombre humilde atraviesa las nubes, hasta que llega es inconsolable, Y el Señor no será lento ni se demorará en su favor.

Salmo de hoy Domingo.

Salmo Responsorial de las lecturas de hoy tomado del Libro de los Salmos 34(33),2-3.17-19.23:

"Este pobre hombre ha llamado; el Señor le ha escuchado". (R).

• Bendeciré al Señor en todo momento, su alabanza siempre en mis labios; en el Señor se jactará mi alma. Los humildes oirán y se alegrarán.

"Este pobre hombre ha llamado; el Señor le ha escuchado". (R).

• El Señor vuelve su rostro contra los malvados para borrar su recuerdo de la tierra. Los justos llaman, y el Señor los oye, y los rescata en toda su angustia.

"Este pobre hombre ha llamado; el Señor le ha escuchado". (R).

• El Señor está cerca de los quebrantados de corazón; a los que tienen el espíritu abatido, los salva. El Señor rescata las almas de sus siervos. Los que se esconden en él no serán condenados.

"Este pobre hombre ha llamado; el Señor le ha escuchado". (R).

Segunda Lectura de hoy.

La segunda lectura para el Evangelio de hoy es tomada de 2 Timoteo 4,6-8,16-18: "Lo único que queda por venir es la corona de justicia que me está reservada".

Mi vida ya está siendo derramada como una libación, y ha llegado el momento de que me vaya. He peleado el buen combate hasta el final; he corrido la carrera hasta la meta; he guardado la fe; todo lo que está por venir ahora es la corona de justicia reservada para mí, que el Señor, el juez justo, me dará en ese Día, y no solo a mí, sino a todos los que han anhelado su Aparición. La primera vez que tuve que presentar mi defensa, no hubo ni un solo testigo que me apoyara. Cada uno de ellos me abandonó, y que no se les pida cuentas por ello. Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio poder, para que a través de mí se proclamara todo el mensaje para que lo oyeran todos los paganos; y así fui rescatado de la boca del león. El Señor me rescatará de todos los intentos de maldad contra mí, y me llevará sano y salvo a su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Aclamación de hoy.

¡Aleluya, aleluya! Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por revelar los misterios del reino a los niños. ¡Aleluya! (Aclamación del Evangelio de hoy, tomado de Mateo 11,25)

Evangelio de hoy - Lucas 18,9-14.

Evangelio de hoy explicado - Lecturas de hoy Domingo, para el Santo Evangelio del día: "El publicano se fue a su casa justificado, pero el fariseo no".

En aquel tiempo, refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús dijo también esta parábola: "Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba en voz baja: "Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas". En cambio, el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!". Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido". Palabra del Señor.

Reflexión del Papa Francisco.

"¿Se puede rezar con hipocresía? No. Solo debemos orar poniéndonos ante Dios tal y como somos". Papa Francisco.

En el Evangelio de Hoy, Jesús quiere mostrarnos la actitud correcta para orar e invocar la misericordia del Padre; cómo se debe orar; la actitud correcta para orar. Es la parábola del fariseo y del recaudador de impuestos (cf. Lc 18,9-14). Ambos hombres subieron al Templo a orar, pero lo hacen de manera muy diferente, obteniendo resultados opuestos.

El fariseo se puso de pie y oró con muchas palabras. La suya es, sí, una oración de agradecimiento a Dios, pero en realidad no es más que una exhibición de sus propios méritos, con un sentido de superioridad sobre "los demás hombres", a los que califica de "extorsionadores, injustos, adúlteros, o incluso", por ejemplo, refiriéndose al otro allí presente, "como este recaudador de impuestos" (v. 11). Pero éste es el verdadero problema: ese fariseo reza a Dios, pero en realidad sólo se está autoelogiando. Se está rezando a sí mismo. En lugar de tener al Señor ante sus ojos, tiene un espejo. Aunque está de pie en el Templo, no siente la necesidad de postrarse ante la majestuosidad de Dios; permanece de pie, se siente seguro, ¡como si fuera el dueño del Templo! Enumera todas las buenas obras que ha hecho: es irreprochable, observa la Ley sin medida, ayuna "dos veces a la semana" y paga los "diezmos" de todo lo que posee. En resumen, más que de la oración, se siente satisfecho de su observancia de los preceptos. Sin embargo, su actitud y sus palabras están lejos del camino de las palabras y acciones de Dios, el Dios que ama a todos los hombres y no desprecia a los pecadores. Por el contrario, este fariseo desprecia a los pecadores, incluso señalando al otro allí. En resumen, el fariseo, que se considera justo, descuida el mandamiento más importante: el amor a Dios y al prójimo.

No basta, por tanto, con preguntarse cuánto se reza, sino que hay que preguntarse cómo se reza, o mejor, en qué estado se encuentra nuestro corazón: es importante examinarlo para evaluar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, y desarraigar la arrogancia y la hipocresía. Pero, me pregunto: ¿se puede rezar con arrogancia? No. ¿Se puede rezar con hipocresía? No. Solo debemos orar poniéndonos ante Dios tal y como somos. No como el fariseo que reza con arrogancia e hipocresía. Todos estamos absorbidos por el ritmo frenético de la vida cotidiana, a menudo a merced de los sentimientos, aturdidos y confundidos. Es necesario aprender a redescubrir el camino hacia nuestro corazón, recuperar el valor de la intimidad y del silencio, porque ahí está el Dios que nos sale al encuentro y nos habla. Sólo comenzando por ahí podremos a su vez encontrar a los demás y hablar con ellos. El fariseo caminaba hacia el Templo, seguro de sí mismo, pero no era consciente de que su corazón había perdido el camino. (Homilía del Papa Francisco sobre el Evangelio de hoy)

Oración para el Evangelio de hoy.

Reza la oración de hoy Domingo. Una oración de Calma por tus intenciones. Palabras a reflexionar del Evangelio de hoy: "¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!"

Recomendado para hoy.

Aunque sientas que el mundo se te viene encima, pon de tu parte y confía, sigue luchando y dando lo mejor. Tú haces lo posible y Dios hace lo imposible.

Pon de tu Parte y Confía en Dios.

Frase de reflexión.

María es icono de nuestra vocación. Como Ella, estamos llamados a ser santos e irreprochables por el amor (Ef 1,4), haciéndonos imagen de Cristo. (Papa Francisco)

Reflexión del Evangelio de hoy.

Al meditar las lecturas y el Evangelio del día explicado, escuchemos ahora la meditación en audio del Santo Evangelio de hoy Domingo, según San Lucas 18,9-14: "¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!".

Pidamos ayuda al Espíritu Santo, para que nos ayude a meditar lo que nos ha dicho a cada uno de nosotros, la reflexión del Evangelio de hoy.

Intenciones para el Evangelio de hoy.

Profundicemos con las lecturas de hoy y el Santo Evangelio de hoy Domingo, en Lucas 18,9-14: "El publicano, manteniéndose a distancia, se golpeaba el pecho, diciendo: ¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!". La oración del día nos ayuda en con esta pequeña meditación. "Jesús nos enseña cómo debe ser nuestra oración: un diálogo sincero ante nuestro Padre en el que exponemos todas nuestras debilidades rogando su misericordia". Escribe ahora en los comentarios tus peticiones de oración. Paz y bien a tu vida.