¿Qué significa convertirse en Miércoles de Ceniza? Las palabras Conviértete y cree en el Evangelio significan mucho para nuestra vida. Creer en la Buena Nueva
Miércoles de Ceniza: Conviértete y cree en el Evangelio.
Conviértete y cree en el Evangelio, son palabras que las escuchamos decir mucho los católicos, sobre todo el Miércoles de Ceniza antes de recibir la imposición de las cenizas. Este día marca el comienzo de la Cuaresma, un período de 40 días de arrepentimiento, reflexión y preparación espiritual para la Semana Santa y la Pascua del SEÑOR. En el Miércoles de Ceniza, los fieles reciben una cruz de ceniza en la frente como signo de penitencia y humildad, recordando que "polvo eres y en polvo te convertirás" (Génesis 3,19)
Miércoles de Ceniza.
La Cuaresma está basada en la tradición de nuestro Señor Jesús, quien, antes de comenzar con su ministerio de predicación sobre la conversión, pasó 40 días en el desierto, ayunando y resistiendo las tentaciones de Satanás (Mateo 4,1-11). Es un tiempo para buscar la conversión del corazón y renovar el compromiso con Dios.
A lo largo de los siglos, la celebración del Miércoles de Ceniza se ha convertido en una parte importante del calendario litúrgico de la Iglesia Católica. Se estableció como el día que marca el inicio oficial de la Cuaresma, un período de preparación para la Pascua.
Simbolismo de las cenizas.
La imposición de ceniza simboliza la mortalidad humana y la necesidad de arrepentimiento y conversión. Las cenizas provienen de la quema de los ramos bendecidos del Domingo de Ramos del año anterior. Este gesto recuerda a los fieles su condición temporal en este mundo y la importancia de vivir una vida en conformidad con los principios cristianos.
Prácticas asociadas al Miércoles de Ceniza.
Además de la imposición de ceniza, el Miércoles de Ceniza es un día de ayuno y abstinencia en la Iglesia Católica. Los fieles están llamados a abstenerse de comer carne y a hacer una sola comida completa durante el día, así como a abstenerse de otros placeres mundanos como signo de penitencia y sacrificio e inicio del camino penitencial de conversión.
A lo largo de la historia, el Miércoles de Ceniza ha sido una ocasión para que los fieles renueven su compromiso con Dios y se esfuercen por vivir una vida más santa durante la Cuaresma. Es un momento para reflexionar sobre el significado de la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo, y para buscar la reconciliación con Dios y con los demás.
Llamado y desafío del Tiempo de Cuaresma.
Este tiempo cuaresmal, que da inicio con el Miércoles de Ceniza, nos llama a profundizar nuestra relación con Dios a través de la oración, el ayuno y la limosna (Mateo 6, 1-18). Nos desafía a examinar nuestras vidas, identificar áreas de pecado y buscar que la voluntad de Dios prevalezca en nuestra vida, por encima de nuestra propia voluntad.
Nos desafía, además, a dejar de lado las distracciones del mundo y enfocarnos en lo espiritual, recordando que "no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4,4).
Desprendimiento en la Cuaresma.
Uno de los mayores desafíos durante la Cuaresma es el desprendimiento de las comodidades y los muchos placeres a los que estamos acostumbrados, siguiendo el ejemplo de Jesús, quien renunció a todo por amor (Filipenses 2, 5-8). Esto puede implicar desafíos como el ayuno de alimentos, la renuncia a ciertos hábitos o la dedicación de más tiempo a la oración y el servicio a los demás.
Además, la Cuaresma es un tiempo el que debemos fijarnos el propósito primordial de desprendernos de actitudes como el egoísmo, la ira, la vanidad, el orgullo o la indiferencia hacia los que sufren; pero es algo que sabemos que será de mucho provecho para nuestra alma. La Cuaresma nos invita a imitar a Jesús en su humildad, amor sacrificial y compasión por los necesitados.
El Reino de Dios está cerca.
En el Santo Evangelio de San Marcos (1,12-15), encontramos el relato en el que Jesús se retiró al desierto, impulsado por el Espíritu, en donde permaneció cuarenta días y fue tentado por Satanás. Allí, Jesús vivió allí entre animales salvajes, y los ángeles le servían, y luego regresó para predicar el Evangelio, y decía: "Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Conviértanse y crean en el Evangelio". Miércoles de Ceniza nos muestra estas palabras poderosas que buscan, más que nada, nuestro acercamiento al corazón de Dios.
Según San Marcos, el Espíritu de Dios empuja a Jesús al desierto. A Jesús le esperan pruebas en este duro camino, crisis, inseguridad y amenazas. Pero Jesús elige el desierto, lejos de todo ruido, porque es el mejor lugar para escuchar a Dios en completo silencio y soledad.
Estamos viviendo tiempos difíciles, sobre todo el cristianismo, toda la Iglesia Católica está sometida a escándalos y su reputación se dirige más a lo entredicho. Tenemos crisis, abandono de prácticas religiosas, falta de vocaciones, de fe. ¿Conviértete y cree en el Evangelio? ¿Qué significan entonces esas palabras?
Conviértete y cree en el Evangelio.
¿Son estas unas palabras bonitas que son pronunciadas solo para un día del año? Esas palabras "Conviértete y cree en el Evangelio", son para TODA LA VIDA, debemos hacerlo una vivencia diaria, pedir la fuerza a DIOS y que nos acompañe en nuestras luchas internas en esas batallas que solo TÚ conoces y que estás librando porque ya has tomado la decisión de ser mejor.
En el evangelio de San Juan, Jesús les dice a sus discípulos: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y realizar su obra". (Juan 4,34)
Nos damos cuenta de que a Jesús no le alimenta el ego ni reclamar sus derechos, pues Jesús sabe muy bien que: "No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".
El alimento es importante, pero es más importante obedecer la palabra de Dios y ponerla en práctica, como lo hizo María.
¿Qué es la conversión?
La conversión comienza con el arrepentimiento. El deseo de Dios es claro cuando dijo a través del profeta Isaías lo siguiente
"Que el impío abandone su camino, y el hombre injusto sus pensamientos; que regrese al SEÑOR, y tendrá misericordia de Él, y a nuestro Dios, porque Él perdonará abundantemente". (Isaías 55,7)
Para que podamos experimentar una profunda conversión, uno debe arrepentirse del pecado.
"¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera" (Lucas 13,2-3)
Cuando Jesús comenzó a predicar el mensaje del Evangelio del Reino de Dios, dijo: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio". (Marcos 1,15)
Entonces, uno debe arrepentirse y creer, pero esta acción aún no hace a nadie cristiano. Este es solo un primer paso hacia la conversión cristiana. Como hemos visto anteriormente, uno necesita el Espíritu de Dios y un camino espiritual firme.
La conversión es un proceso.
Ese llamado de "Conviértete y cree en el Evangelio" es un proceso que puede ser distinto para muchos.
"Conviértanse y háganse bautizar en el nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo". (Hechos 2,38)
La conversión es un proceso. Después de recibir el Espíritu de Dios, debemos abrir el corazón, caminar con humildad y dejarnos guiar por el Espíritu de Dios. (Romanos 8,14)
Todos hemos visto las bellas mariposas del campo. No comenzaron de esa manera. Comenzaron como una pequeña larva, casi invisible para el ojo humano. Tuvo que pasar por varias etapas de transformación y esfuerzo hasta convertirse en una mariposa increíblemente hermosa. Conviértete y cree en el evangelio también se convierten en un proceso para el Cristiano.
Las Escrituras nos dicen que nosotros también debemos pasar por un proceso de transformación. El Apóstol San Pablo nos lo recuerda en su carta a los romanos:
"No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto". (Romanos 12,2)
En otras palabras: cambia tu mente y cambiará tu manera de vivir.
(Las palabras "conviértete y cree en el evangelio" son palabras que invitan a una transformación profunda del corazón. Imagen vía: twitter.com/pildorasdefe)
Dios requiere que cambiemos nuestro corazón de piedra por uno de carne, que abandonemos esos antiguos caminos desastrosos que mancharon nuestra alma y cambiemos de dirección al corazón de Dios. Debemos pasar de la oscuridad a la luz y del poder de Satanás a la misericordia de Dios. Como dijo San Pedro: "Por lo tanto, hagan penitencia y conviértanse, para que sus pecados sean perdonados." (Hechos 3,19).
Entonces, la conversión significa girar; volver a un camino por el cual uno se ha extraviado, y luego alejarse de los pecados, o abandonarlos, es un volverse hacia Dios en todo sentido.
¿Qué significa conviértete y cree en el Evangelio?
Conviértete y cree en el Evangelio, son palabras que deben resonar muy en lo profundo de tu corazón, son palabras que deben anidarse en tu interior a lo largo de toda tu historia. Es una invitación a escuchar la Palabra de Dios y guardarla para siempre, porque esa Palabra es una palabra llena de amor y nunca de egoísmo.
El mundo va a tender a abrir caminos para nosotros que suenan maravillosos, pero alejados de la bondad de Dios: el camino de la búsqueda de honores, el camino del conocimiento y la soberbia y el camino de las riquezas y la fama, de la cual pueden venir todos los males: "La raíz de todos los males es el afán del dinero" (1 Timoteo 6,10)
El camino que nos enseña Jesús, es precisamente todo lo contrario: pobreza (austeridad), servicio y humillación (humildad) la que nos dispone el corazón para alcanzar los bienes del Cielo.
Pero este camino es para toda la vida y todo lleva su proceso y su tiempo bajo el sol. Entonces, si bien debemos dar el primer paso y tomar el camino que Dios nos muestra, no permitas que nadie te haga pensar que tienes que "ACELERAR" tu conversión para este momento, porque esa persona quizás esté poniendo como referencia sus tiempos y no los tiempos de Dios.
Conviértete y cree en el Evangelio que te dará vida en abundancia. La Santidad es un proceso que dura toda la vida. No te desanimes si vuelves a tropezar, lo importante es retomar el camino y seguir esforzándose como lo hacen los atletas, que entrenan y entrenan cada día hasta lograr sus objetivos. En el Miércoles de Ceniza, comencemos a practicar ese "Conviértete y cree en el Evangelio". Hagamos de estas palabras un camino que puede durar toda la vida. Pero debes estar seguro de algo: Dios está de tu lado, pero sobre todo: DIOS TE AMA.