Este sitio web utiliza Cookies para mejorar la experiencia de usuario, además de mejorar la velocidad y la seguridad del sitio durante su visita. Estas cookies se utilizan para adaptar el contenido de la web a las preferencias del Usuario del Servicio y optimizar el uso del sitio, las cuales permiten que el dispositivo reconozca al usuario y muestre adecuadamente el servicio ofrecido, adaptada a sus necesidades individuales. Puede retirar su consentimiento u oponerse al procesamiento de datos basado en intereses legítimos en cualquier momento haciendo clic en "Configuración" o en nuestra Política de Cookies en este sitio web. Te invitamos a leer nuestra política de privacidad
FACEBOOK
TWITTER
WHATSAPP
TELEGRAM
Categoría: Evangelio dominical

Cómo responder al llamado de Dios. Qué quiso decir Jesús cuando dijo que publicanos y prostitutas nos llevan la delantera al Reino de Dios

Cómo podemos responder al llamado de Dios de una forma agradable a Él y que podamos sentirnos en paz con la decisión de aceptar su llamado.

Hay unas palabras que pronunció Jesús hace más de 2.000 años que aún siguen vigentes y que debemos tomar muy en cuenta: "Les aseguro que los publicanos y las prostitutas les llevan la delantera en el Reino de Dios". ¿Cómo responder al llamado de Dios así? Estas parecen ser palabras muy fuertes, pero que debemos tomar muy en serio en nuestro camino espiritual. Son palabras que nos invitan a la conversión profunda y a estar atentos en nuestro camino.

Estas palabras, las podemos encontrar en el Evangelio de Mateo, en la que Jesús, hace una reprimenda a los estudiosos y fariseos de su tiempo, para que cambien sus vidas. Esta exhortación, la hace Jesús a través de una parábola conocida como: la parábola de los dos hermanos. Dice así:

"¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: "Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña". Él respondió: "No quiero". Pero después se arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: "Voy, Señor", pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?" "El primero", le respondieron. Jesús les dijo: "Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios". (Mateo 21,28-31)

Cómo responder al llamado de Dios.

Jesús nos cuenta hoy una parábola, que bosqueja dos respuestas al cómo responder al llamado de Dios.

"Un hombre le dijo a su hijo: "Hijo, vete a trabajar hoy a la viña". Éste le contestó: "No quiero". Pero después fue. Se acercó al otro hijo y le dijo lo mismo. Y él le contestó: "Voy, papá". Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?

Los sumos sacerdotes de aquel tiempo respondieron: "El primero". En realidad los dos hijos son muy imperfectos. Ninguno de ellos es el tipo ideal de hijo que le daría un gozo completo a su padre, pero el que al final obedeció fue mucho mejor que el otro.

¿Qué significa esta parábola?

Cómo responder al llamado de Dios no es algo sencillo, pero a través de esta reflexión podemos darnos una idea de cómo hacerlo. En esta parábola, Jesús distingue dos tipos de personajes.

El primer hijo.

El primero hijo representa a los recolectores de impuestos, las prostitutas, la gente sencilla y sin pretensiones intelectuales. Sus vidas aparentemente son un ‘no’.

Pero todos ellos van delante al reino de Dios. No es que Dios vaya a ignorar sus caminos pecaminosos, pero éstos son más candidatos para el arrepentimiento y, por lo tanto, para la salvación.

Ellos comienzan reconociendo que son pecadores. Y así cuando Juan el Bautista llamó a la gente a arrepentirse y convertirse, los recaudadores de impuestos y las prostitutas se arrepintieron y fueron bautizados.

Era más fácil para ellos arrepentirse, porque sus pecados eran obvios, incluso para ellos mismos.

Jesús había dicho esta parábola en el templo de Jerusalén pocos días antes de que lo arrestaran y lo crucificaran. Por tres años había estado predicando a la gente, invitándola a arrepentirse y creer en la Buena Noticia.

Pero él ha descubierto que, de hecho, quienes respondieron a su invitación fueron los pecadores públicos, como los recaudadores de impuestos y las prostitutas. Ellos no tienen palabras bonitas, sino buenas obras.

El segundo hijo.

El segundo hijo representa a quienes se dirige Jesús en esta conversación. Éstos son los sumos sacerdotes, los ancianos del pueblo, los escribas, los conocedores de las Escrituras, los exploradores de todas las minucias de la Ley.

Es decir, los líderes religiosos judíos. Sus vidas aparentemente eran un SÍ. Pero, de hecho considerándose ya santos, encuentran más difícil reconocerse pecadores y arrepentirse.

Ellos, aun después de ver el origen divino del mensaje de Jesús, se oponían a Él antes que creer en Él. Ellos habían escuchado a Juan el Bautista. Conocían que su mensaje venía de Dios, pero no lo querían admitir. Y Jesús les dijo:

"Aun después de ver esto, ustedes no se arrepienten ni le creen".

Y así, rechazaron a Juan y su llamado. Y también rechazaron a Jesús. Sus mentes y sus corazones no cambiaron y sus corazones no se transformaron ante el mensaje de Jesús. Jesús fue para ellos una decepción, no era su Mesías. Y eligieron el "no" definitivo.

Este grupo tiene palabras bonitas, pero sin correspondencia con las obras. Ello nos recuerda las palabras que Jesús dijo un poco antes:

"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: sino el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 7,21).

Parábola de los dos hermanos en el mundo de hoy.

En el mundo de hoy, estos dos hermanos quizás representan a ciertas partes de la sociedad que podemos apreciar y que puede ayudarnos a discernir cómo responder al llamado de Dios. Comencemos así:

¿Quién representa el Segundo hijo?

El segundo hijo en el mundo actual es quizás representado por aquellas personas que quizá no profesan ninguna fe, no van a la Iglesia, no rezan.

Pero a veces, cuando hay una injusticia, ellos serán los primeros en protestar y condenarla; si hay gente en la calle pasando frío, ellos serán los primeros en llevarles una cobija; si hay hambre o un terremoto, ellos se privarán al menos de un paquete de cigarrillos para ayudar a las víctimas.

Tales personas no dicen palabras bonitas a Dios ni las usan hablando de Él, pero están realmente haciendo lo que Dios nos ha mandado hacer.

También estarían un alcohólico arrepentido, los feligreses bien instalados que son invitados por un sacerdote a un verdadero arrepentimiento y a una efectiva solidaridad con el prójimo necesitado, uno que tras algunas dudas decide dar el diezmo, una joven y un joven que se ponen de acuerdo en no tener relaciones sexuales hasta el matrimonio, y todos aquellos que, aunque sea renuente o dolorosamente, obedecen a Cristo.

En todos estos casos, quizá nuestra primera reacción es decir "no" al evangelio de Jesús. ¿Por qué? Porque es duro cargar con la cruz, es duro amar a los enemigos, es duro perdonar siempre, es duro orar por los que nos persiguen, es duro hacer siempre el bien…

El mundo de la violencia, de los niños hambrientos, de la droga hace que de golpe digamos NO a ayudarles. Pero el privilegio del pecador es poder cambiar y decir SÍ.

¿Quién representa el primer hijo?

En esta segunda categoría en el mundo actual, podemos estar nosotros, que tenemos palabras bonitas, que venimos a la iglesia todos los domingos, que decimos "Amén, sí creo", que llevamos medallas y contraseñas religiosas, como formas de profesar nuestra fe.

Pero a veces, cuando se trata de hacer algo concreto en ayuda de lo que sabemos realmente que es la voluntad de Dios, fallamos, nos quedamos paralizado o indiferentes.

Ahí también estaría la persona que rechaza que Cristo entre hasta lo más profundo de su corazón, el cristiano o cristiana que rehúsa obedecer a Cristo en las áreas sensibles de sexo, dinero y poder, una iglesia que ignora asuntos de justicia y misericordia, una escuela católica que descuida enseñar a los niños y niñas las grandes historias bíblicas.

Si seguimos así, escucharemos que otros entran en el reino de Dios antes que nosotros.

La respuesta de un buen hijo al llamado de Dios

Ciertamente la parábola de hoy es la parábola de los dos hijos imperfectos. Haríamos bien en no imitar a ninguno de los dos hijos. Pero, ¿cuál es el hijo ideal? Es una respuesta difícil de dar para un papá o una mamá. Entran muchos elementos, que sólo ellos conocen.

Pero podemos decir quizá que el hijo y la hija ideal son los que dicen "SÍ" desde el primer momento y con alegría de sus padres, y lo ponen en práctica.

Dios dice SÍ a sus hijos, a todos. Jesús es el hombre del SÍ. ¿Cómo debemos responder nosotros al llamado de Dios? Con un: "SÍ, hágase tu voluntad en mi vida", tal como lo hizo María, nuestra Señora y Madre.

Redacción y edición: Padre José Martínez de Toda, S.J., PildorasdeFe.net

pildorasdefe padre jose todaPadre José Martínez de Toda, S.J., Coordinador del Sector Comunicación de la CPAL (Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina) Venezuela

Contenido publicado originalmente en Píldoras de fe, bajo el Link: https://www.pildorasdefe.net/liturgia/como-responder-al-llamado-de-dios - Puede copiar esta información en su Blog citando siempre la referencia a esta fuente consultada. Para compartir en sus redes sociales, utilice los botones compartir. Conozca términos legales - Pildorasdefe.net
Apoya esta misión


Si crees que este apostolado ha sido de bendición para tu vida, y si está en tus posibilidades hacer una ofrenda voluntaria, de modo que sigamos llevando de forma gratuita esta buena obra, puedes hacerla a continuación.
Pon tus intenciones de oración

Tus peticiones importan, te invitamos a dejar tus intenciones de oración. Estaremos orando por todas tus necesidades. (Espera un momento que se cargue el sistema de comentarios)

Recursos de Utilidad