Nosotros vivimos en el reino del ruido. De vez en cuando nos conviene un tiempo de oración y paz ante Jesús Sacramentado
En una oportunidad, Jesús había enviado de dos en dos a sus discípulos a que se dirigiesen a los pueblos vecinos a proclamar su Palabra, a expulsar los demonios y a sanar enfermos.
Ellós así lo hicieron y cuando regresaron, se encontraban muy contentos por todas las cosas que habían hecho, y entonces Jesús les invita a descansar y a que cuenten todo lo que les pasó, tomaron una barca y se fueron a un lugar apartado.
Observamos que Jesús, les ofreció un descanso en silencio, solos con Él aparte, en un lugar solitario. Jesús busca un sitio, que ofrezca la oportunidad de "escuchar", de estar en comunión más íntima con Él, como Él entraba en comunión con su Padre, retirándose a "lugares solitarios" (cf. Marcos 1, 35).
Nosotros, vivimos en el reino del ruido: ruido en las calles, en las casas, en los carros y en los corazones. A algunos les gusta el ruido, y ponen los parlantes a todo volumen, sin darse cuenta que pueden molestar a los demás.
De vez en cuando nos conviene un tiempo de paz y oración, de quietud y descanso, de reflexión. Esto es tan necesario como el respirar.
Durante seis días de la semana estamos divididos entre la avaricia y la necesidad, entre el ruido loco en nuestras cabezas y el silencio oracional del corazón.
El domingo descansamos de nuestro trabajo y de nosotros mismos. Recordamos todo lo que Dios ha hecho en la creación, en Jesús, en nuestras vidaS.
¿Cómo se descansa y se hace oración ante Jesús sacramentado?
San Ignacio de Loyola es un maestro de la oración. Él propone varios métodos. Uno de ellos tiene los siguientes cinco pasos:
1.- Ponerse en la presencia de Dios
Preferentemente hacerlo de pie, diciendo: "Creo firmemente que estás aquí presente...". Uno mira fijamente a Jesús, al Padre Eterno, al Espíritu Santo, a la Virgen, a los Santos... Y, a la vez, se deja mirar amorosamente...
2.- Pedir ayuda de algo concreto.
Por ejemplo, lograr aprender lo que Jesús enseña en algún pasaje evangélico, que he elegido para meditar.
3.- Recorrer algún pasaje evangélico.
Me fíjo primero en lo que Jesús me dice en su Palabra, después en lo que Jesús hace. Hablo con Él, como con un amigo, sobre todo esto.
4.- Hacer un triple coloquio
Esto es preferible hacerlo de rodillas.
- Le pido a la Virgen que me presente a Jesús, pues le quiero pedir algo, y le rezo un Ave María.
- Le hago a Jesús la petición que deseo y le pido también que me presente al Padre y al Espíritu Santo, pues les quiero pedir a ellos también lo mismo, y le rezo el "Alma de Cristo"
- Por fin les pido al Padre y al Espíritu Santo que me obtengan lo que les pido, y rezo un Padre Nuestro y Gloria al Padre.
5.- Examinar brevemente la oración
Calmadamente, lo examino todo para ver cómo me ha ido y si la debo corregir en algo. Es la autoevaluación.
Otra forma de orar es seguir atentamente la Santa Misa, la Eucaristía.
¿Jesús logró llevar a sus discípulos a un sitio tranquilo y sereno?
Sí, pero ¡Qué va! La dicha no les duró mucho.
Los seguidores de Jesús se dieron cuenta adónde iba Jesús en la barca, y "fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que Él." (v.33)
¿Cómo reacciona Jesús ante la insistencia de la gente?
Jesús nunca parece molestarse por nuestras interrupciones, nuestra constante necesidad de su compasión y enseñanza. Y muestra dos actitudes ante la multitud:
- Una extraordinaria disponibilidad.
- Una gran compasión por la gente necesitada. "Le dio lástima de ellos". Los lleva a todos muy dentro de su corazón. Nunca los abandonará.
La palabra "compasión" (esplanchnisthe) se usa también para indicar "las entrañas". Como cuando decimos: "Se le conmovieron las entrañas". Esa palabra describe un sentimiento de simpatía que comienza en la parte más profunda de una persona. Jesús tiene compasión de la multitud, porque son "como ovejas sin pastor" (v. 34)
"Como ovejas sin pastor" es una frase, que usa Moisés (Números 27,17) y el profeta Ezequiel (Ezequiel 34,5-6). Las ovejas necesitan un pastor que les guíe por sendas seguras, que les ayude a encontrar comida, que les defienda contra el peligro, que les busque cuando se desvían, y que les devuelva al rebaño. (Salmo 23)
Jesús es el buen Pastor que da su tiempo, su Palabra y hasta su vida por sus ovejas, y quiere que ellas tengan vida y vida abundante (Juan 10,10).
¿Cuáles son las preocupaciones de Jesús con la gente?
Son tres: enseñar (v.34), alimentar (vv.35-44) y sanar (v.56)
Estas tres actividades demuestran la preocupación de Jesús por el bienestar físico y espiritual de todos. Es lo que la Iglesia ha hecho a través de los siglos. Palabra y sacramento constituyen el centro de nuestro ministerio, pero pan y ropa son casi tan importantes.
Quizá la multitud busca un milagro, pero Jesús le ofrece enseñanza. Marcos no nos da a entender, sin embargo, que la multitud esté decepcionada.
Tienen que ver en nosotros la compasión de Jesús. Tenemos que mostrar los caminos a seguir para encontrarse con Dios. Debemos aprender a actuar con más compasión; debemos escuchar el sufrimiento de la gente