¿Ser como Marta o como María? Llenarse de muchas actividades, reuniones, salidas, proyectos, etc., podría ser un error grave que podría costarte la misma vida
¿Mucho trabajo y sin tiempo para orar? ¿Eres como Marta o María?.
El Evangelista San Lucas nos presenta una escena particular, en la que se ve involucrado Jesús al ser recibido por sus buenos amigos de Betania, Lázaro, Marta y María. En el mismo se narra que, para recibir bien a Jesús, Marta comienza a hacer mil quehaceres en su casa, mientras que su hermana, solo le interesa escuchar a Jesús, a los que se presente un diálogo entre ellos. Marte le dice a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude". Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas. Sin embargo, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada". (Cfr. Lc 10,38-42)
Tengo una imagen de ti en esa historia muy conocida sobre Jesús, María y Marta. Sí, así es, Tú eres Marta, ocupada en el trabajo de la cocina. Jesús se acerca a ti, gentilmente toma tu mano, y te lleva fuera de la cocina hacia la sala y te pide que te sientes a sus pies y que te quedes junto a Él por un rato. Jesús le pide a Marta que deje su trabajo constante y que solo esté con Él.
¿Ser como Marta o como María?
Yo también soy un poco como Marta. Esta es una comparación recurrente que ha estado emergiendo continuamente en mi vida últimamente.
Soy una "seguro lo hago". Me gusta hacer las cosas, todo está bien hasta cierto punto, pero tiendo a estar demasiado ocupada y a llenar mi vida con mis actividades, reuniones, salidas sociales, comités, proyectos, etc. Es uno de mis errores que ha salido a la luz una y otra vez, tiendo a ser bastante extrema, cuando tengo algo entre manos es todo lo que quiero hacer y busco hacerle espacio en mi vida de alguna manera.
A medida que la comparación con Marta seguía surgiendo en mi cabeza, tuve que mirar bien y buscar el "por qué" de esta situación. ¿Por qué me sobra, entonces comprometo? ¿Por qué mi vida parece ser continuamente una lista de quehaceres? ¿Por qué soy Marta todo el tiempo?
Y buscando ese "por qué", me di cuenta de que había un par de motivos en mi vida:
- Un intento de escapar de cualquier indicio de soledad que pudiese aparecer.
- La creencia en la mentira de que yo no era útil hasta que me lo demostraba a mí misma.
Constantemente yo estaba tratando de «probarme» en cualquier área de mi vida, en mi vida hogareña, en el trabajo, en mi vida extracurricular, en cualquier cosa en realidad. Estaba tratando de alcanzar y perseguir un sentimiento de dignidad. ¿Mi método para conseguirlo? Tratar de lograr más y más. Yo buscaba el éxito material, quería pruebas tangibles de que estaba logrando algún progreso al volverme útil. Todo esto, estaba sucediendo inconscientemente, por supuesto. Había un constante sentimiento oculto de que yo no era útil en mi vida.
En la medida que yo perseguía más la dignidad, más me mantenía alejada de esta, como si el campo de juego solo se hiciese más y más largo. Peor aún, yo solo seguía consumiéndome entre tantas cosas que me llegaba a sentir como un corcho en el mar, apenas manteniendo mi cabeza fuera del agua y con duros vientos. ¡Oh, sí que fueron momentos duros! Muchas veces me hundía antes de que pudiera tomar un poco de aire, y solo lo suficiente para volver a hundirme. Y era algo autoimpuesto, no intencional, pero sí lo hacía ciegamente.
Detener un poco a Marta.
A veces es necesario hacer un alto y detener a esa Marta que vive en el interior de cada uno de nosotros.
La verdad es que no soy digna, no soy digna de nada de lo que el Padre me ha dado. No soy digna para esta vida, pero Él nos considera dignos de recibir todo lo que Él tiene para darnos, y lo hace de la nada, solo por el amor más puro y sagrado. Un amor que no es destrozado por nuestras faltas y fracasos humanos, es un tipo de amor valiente y vivaz, que no vacila ni cede cuando es rechazado. Es un amor que es interminable e infinito. No hay amor humano que pueda compararse con la complejidad e intensidad del amor del Padre por sus hijos. No somos dignos, pero Él nos elige a cada uno de nosotros para hacernos dignos. Y debido a que Él lo hace posible, es nuestro regalo, entonces, sentarnos y recibir esos dones que Él desea tanto darnos.
Pero no puedes recibir esos dones con las manos llenas de muchas otras cosas en tu vida, así que, deja caer todo. Suéltalo y abre las manos al cielo. Relájate y simplemente "recibe" por un momento. Detén a la Marta por un momento y en su lugar, sé cómo María. Ve y siéntate a los pies de Jesús y siéntete bendecido por su presencia. Ve y siéntate a los pies de Jesús en el silencio y la quietud de su corazón y escucha lo que Él quiere decirte. Entonces, tal vez, solo tal vez, escuches el suave y dulce sonido del susurro de un Dios que te ama tal cual eres.
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